8. La universidad pensante y reflexiva
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Autores:
Eduardo Ochoa Hernández
Nicolás Zamudio Hernández
Gladys Juárez Cisneros
Filho Enrique Borjas García
Lizbeth Guadalupe Villalon Magallan
Pedro Gallegos Facio
Gerardo Sánchez
Fernández
Rogelio Ochoa Barragán
La universidad ha disfrutado durante mucho tiempo de ser un espacio de reflexión en la sociedad. El pensamiento es un acompañamiento necesario para la investigación seria, que debe estar en el corazón de la universidad. La investigación seria, después de todo, requiere pensamiento, pensamiento para los asuntos que apremian, para reflexionar sobre lo que ha sido y está siendo pensado por otros y sobre lo que ha llegado a contar como conocimiento en los diferentes campos de comprensión. Un termómetro de la salud de una universidad es la producción de literatura con visibilidad electrónica internacional.
El pensamiento, por lo tanto, es una indicación de la actividad intelectual en movimiento. La reflexión, a su vez, es una disposición que marca a la universidad. Sin embargo, no puede residir únicamente en individuos o en colecciones de individuos, ya sean estudiantes o profesores. Esta consideración también debe ser una condición colectiva de aquellos que se dedican al trabajo intelectual de producir literatura. Tiene que ser una característica del espacio ocupado por la universidad. Este pensamiento parte necesariamente de las relaciones sociales, caracterizando las interconexiones de los miembros de la universidad. Esto no quiere decir que todos los miembros de la universidad tengan que participar en transacciones reflexivas mutuas para generar literatura, pero aquí hay una fuerte condición: a saber, que en principio cualquier miembro de una universidad podría participar en una transacción reflexiva con cualquier otro miembro.
Pero entonces esa reflexión, ese pensamiento característico de las conexiones dentro de la universidad, tiene que extenderse más allá de la universidad. El pensamiento, una vez que se libera en forma de discurso en la literatura, no puede tener límites. Las disciplinas mismas son campos de comprensión internacionales, y la universidad ahora se está abriendo al mundo. Por lo tanto, el pensamiento debe ser doblemente confinado y conectado con el mundo en general, tanto el mundo de la literatura como la comprensión del mundo en sí mismo. La universidad pensante es una universidad que está irremediablemente interconectada con el mundo en sus redes digitales. Esta interconexión no solo se trata de que la universidad se dirija al mundo, sino que también responda al mundo.
Aquí, "mundo" no solo significa la sociedad inmediata, sino también un mundo más amplio, que incluye otras sociedades y culturas, e incluso subculturas dentro de la sociedad actual, junto con la naturaleza y todo lo que abarca especies y formas de crecimiento cultural.
La universidad pensante y la universidad reflexiva no son exactamente lo mismo, aunque se superponen. La universidad pensante es una universidad en la que existe una disposición colectiva para pensar profundamente sobre los asuntos y generar la literatura; no da nada por sentado, sino que indaga sobre el mundo y todo lo que contiene, incluidas las comprensiones actuales de las disciplinas. Es una universidad que tiene una disposición crítica hacia el mundo y es reflejada por la literatura presente en sus aulas. La universidad reflexiva se mantiene aparte del mundo, incluso cuando se involucra con el mundo; es una universidad, en este sentido, especialmente contemplativa en su analítica social y constituye fuertemente un espacio de producción de escritura creativa. Es imaginativa, busca nuevos marcos de tradiciones intelectuales. Reflexiona sobre los asuntos del arte de la razón, los detiene para su examen y busca ubicarlos en marcos más amplios de comprensión. Se mantiene estable bajo fuego, tensión ideológica y funciona a un ritmo de rebeldía. Pensar puede ser rápido, brillante, ingenioso, vivo; la reflexión es tranquila, cuidadosa, considerada, rigurosa y libre, continua y continuamente presionada hacia adelante.
Los modos de pensamiento, por lo tanto, ya están abiertos en la universidad pensante. Pueden centrarse en campos del pensamiento intelectual de sus tradiciones y sus miembros predispuestos a profundizar en ellas. En la investigación, obtendrá su materia prima frente a los problemas que surjan dentro de las disciplinas, pero buscará promover los conceptos e ideas en las aulas. Nunca se conformará con trabajar dentro de los límites de la literatura comercial, su soberanía dependerá de su propia literatura. Buscará extender los entendimientos actuales a nuevas fronteras. En la educación media y superior, los estudiantes no solo serán alentados a pensar lo nuevo, sino que serán presionados a hacerlo desde una metodología que justifique cada una de sus creencias. En sus asignaciones y sus expresiones pueden recibir comentarios tales como: "No estoy seguro de cómo están conectadas sus afirmaciones" o "Me pregunto dónde podría buscar evidencia para su juicio" o incluso, "¿Es ambiguo el discurso?". Este es un modo internalista de la universidad pensante.
Kenneth Minogue sobre la universidad es de este tipo[1], su concepto de la universidad se basaba en superar la sensación de que el mundo de la universidad y el mundo como tal eran dos mundos diferentes y que nunca deberían encontrarse los dos. En este punto de vista opuesto, no hay división entre los dos mundos. En el mismo sentido, Michael Oakeshott implica que la universidad tiene que superar, en espacio, estar separada del mundo[2]. Esta versión de la universidad pensante podría ser el concepto que derrumbe la idea de "torre de marfil" de la universidad, pero una atribución tan peyorativa corre el riesgo de subestimar ciertas fortalezas de esta visión internalista, por lo limitada que es.
La universidad pensante también puede centrarse en el mundo como tal; puede exhibir un aspecto más externalista desde la literatura. Puede orientarse mucho más por la forma en que están las cosas en el mundo o, al menos, por la forma en que se perciben las cosas en el mundo. Esta es una universidad que considera que, de hecho, el mundo importa, y que la universidad tiene recursos que no solo pueden iluminar el mundo, sino que incluso pueden ayudar a abordar situaciones que están deterioradas o que al menos podrían mejorarse, tales como la apremiante violencia y el cambio climático. Todas las disciplinas pueden lanzar su literatura, tanto pura como aplicada, y orientar a la ciencia, así como a aquellos que se inclinan más hacia las humanidades.
Una fuerza obvia de este modo de la universidad pensante es que tiene los pies en el suelo; no da paso fácilmente a la especulación sin propósito y la abstracción improvisada que reside solo en sí misma. Esta universidad pensante es, en el fondo, realista y sus ofertas de conocimiento tienen una solidez literaria. Es un tipo de pensamiento que probablemente tenga un "impacto" virtuoso inesperado. Pero corre el riesgo de que su realismo literario sea bastante delgado y de que solo arañe la superficie del mundo en lugar de ahondar debajo de su brillo inmediato. Su pensamiento, en consecuencia, es bastante superficial, tomando las apariencias de presentación inmediatas del mundo como el mundo en sí mismo. Se trata de tener una mirada reflexiva y profundamente crítica sobre el mundo.
del mundo occidental, y su ser va más allá de las instituciones y edificios actuales. Se conecta con las diferentes generaciones de pensadores y, aún así, se extiende más allá de ellos hacia un pasado y un futuro lejano. La universidad reflexiva recuerda en cada día que lleva consigo los recuerdos, historias y vidas de nuestros antepasados [y sus pensamientos, su compromiso social y visiones para una educación media y superior]. La universidad reflexiva todavía está en su nacimiento en algunas universidades como la nuestra, porque no produce su literatura curricular; donde la universidad pensante tiene diferentes objetivos de liderazgo y planes de estudio donde su original propuesta intelectual es respaldada por su literatura científica. Además, la universidad reflexiva está integrada en todas las formas a la universidad pensante. La universidad reflexiva está entretejida en la fibra misma de cada universidad pensante actual en el mundo. Al mismo tiempo, es la base y el espíritu de la universidad de la ilustración, humanista científica, que da vida a la universidad pensante y la mantiene creando literatura académica.
En donde la universidad pensante es comunidad de investigadores dinámica, comprometida e involucrada; la universidad reflexiva simplemente es una comunidad académica formadora de estudiantes y productora de su literatura. Con el término de Heidegger es "esperar", pero no "esperar" nada en particular[3]. La universidad reflexiva está "esperando", y en su espera, no tiene ningún objeto en particular y no está involucrada en ninguna forma particular de representación. Como dice Heidegger, "ni esperando dejamos abierto aquello sobre lo que esperamos (...), porque al esperar se deja involucrar en la apertura misma". Cuando la universidad pensante se define por la participación, la atención y el compromiso social, la universidad reflexiva define la apertura del pensamiento mismo materializada en su literatura académica.
Pensar en cualquier pedagogía seria es, en última instancia, una forma de acción intelectual rigurosa. Al final, tiene que ceder o incluir una afirmación, una refutación como algo normal en su salud universitaria. Pero incluso el pensamiento mismo, antes de cualquier refutación que se haga, implica juicio, sopesar las posibilidades y elegir entre esta descripción o aquella. Esto no quiere decir que todo pensamiento serio deba ser siempre explícito y totalmente articulado. Como observó Wittgenstein, las suposiciones no articuladas se encuentran debajo del pensamiento y la acción[4]. Por ejemplo, La suposición [de que la Tierra ha existido durante 4.2 mil millones años] ... forma la base de la acción y, por lo tanto, naturalmente del pensamiento.
Pensar, podríamos decir, implica, pero no se agota por la acción cognitiva. Expresa valores, disposiciones hacia el mundo y virtudes humanas. En estas simples reflexiones, obtenemos información sobre la lógica de la censura en regímenes autoritarios que limitan a los académicos a la libre producción de literatura académica. El pensamiento es peligroso para los dictadores no solo porque sus resultados pueden entrar en conflicto con sus creencias e ideologías, sino también porque el pensamiento como tal es testimonio de un espacio en el que la acción cognitiva puede imponerse[5]. Pero entonces en la era digital de contenido visible abierto, está implícito este pensamiento de libertad académica, entendido como acción cognitiva, desde luego que exige virtudes particulares por parte del aspirante a pensador; virtudes como el coraje intelectual, persistencia, vigilancia literaria y franqueza de expresión[6].
Aún más, como señala Roy Bhaskar, hay un profundo poder emancipador en el pensamiento[7] y el poder del pensamiento profundo, o de racionalidad de rigor profundo como lo llama Bhaskar, puede incluso desbloquear poderes de libertad y redención más allá de nuestras ideas y comprensiones actuales. Escribir literatura académica, es actuar a favor de la democracia que piensa y actúa informada.
¿Pero qué hay de la universidad como institución pensante? No se puede decir que es un "agente corporativo"[8] al menos en parte a través de sus poderes de pensamiento. La respuesta es bajo ciertos conjuntos de condiciones. El primer conjunto de condiciones es de procedimiento. Tendría que ser una institución en la que sus decisiones en materia de promoción de la libertad académica materializada como literatura fueran transparentes para sus miembros, llevara a cabo el apoyo en gran medida a formar estudiantes y en el que sus miembros, sentirán cierto grado de responsabilidad de escalar en el impacto y trascendencia de la literatura que producen. En segundo lugar, las condiciones se unen al clima discursivo académico de la universidad pensante. Tendría también que ser una institución en la que se pudieran plantear cómodamente asuntos importantes en el diseño discursivo de la academia y en los que la autoridad estuviera dispuesta a apoyarlos sin ninguna restricción ideológica.
8.1 Literatura académica
La obra internacional de Lyons y Rayner intitulada “The academic book of the future” de 2016, fue producto británico de una convocatoria internacional en 2014 por el Consejo de Investigación en Humanidades[9]. El objetivo fue dar luz sobre el futuro del libro académico. La actual editorial académica, para su producción, se ha liberado de la manipulación de gobiernos, administraciones, grupos de poder religiosos y políticos, creando un mercado democrático del conocimiento accesible para la formación de nuevas comunidades de pensamiento. Todo esto es reconocido como libertad académica[10]. El libro académico, o también llamado curricular, es el reflejo de la tradición intelectual de la comunidad que los crea; son contenedores de experiencias de conocimiento, inspiración del progreso ético y agitación rebelde de las ideas. Entre los objetivos del “The academic book of the future” para los próximos años se sugiere:
◆ El libro académico como indicador de salud de la libertad académica de las instituciones educativas.
◆ Aumentar la conciencia sobre el libro académico, involucrar a los medios y alertar a los responsables políticos de la importancia de la educación como parte del ecosistema intelectual de nuestra sociedad.
◆ Hacer que el libro académico sea más accesible para una audiencia en general, es decir, más amplia que solo a las comunidades escolares locales.
◆ Promover las habilidades, servicios de librerías y bibliotecas del texto académico como base de la educación en línea.
◆ Promover los procesos y las habilidades de escritura creativa para crear el libro académico por parte de profesores y editores.
◆ Abrir oportunidades para debatir el diseño del discurso académico y colaboración entre editores, profesores, escritores e investigadores.
◆ Debatir sobre el libro académico para el proyecto futuro de la tradición académica de la comunidad educativa.
◆ Mejorar los sistemas digitales de la Web para el E-book y hacer del ISBN un ideal de respeto a la propiedad intelectual.
La prestigiosa editorial Macmillan, con su “Proyecto Palgrave”[11], en marzo de 2015 se propuso publicar un libro académico por semana[12]. Esta misma metodología fue adaptada por la Libertad Académica Nicolaita (LAN) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (U.M.S.N.H.) para formar profesores escritores, destacando los ejes de formación:
▪ El sistema de escritura
▪ Gramática
▪ Ortografía
▪ Puntuación
▪ Arquitectura de sentencias
▪ Lógica modal y cadenas de razón
▪ Retórica
▪ Textualidad académica
8.2 Aprendizaje en línea
Con la aparición de nuevos tipos de tecnologías interactivas, los recursos y entornos educativos formales e informales se ven inundados de oportunidades para que los alumnos interactúen con el contenido de múltiples maneras a través de una variedad de materiales y experiencias digitales. Las tecnologías más recientes que reciben mucha atención en la literatura educativa, incluyen al E-book, la simulación, la realidad virtual y sistemas de inteligencia artificial asistiendo a la gramática, a la ingeniería… El acceso a estas experiencias se ha abierto desde la computadora personal conectada a (internet), tabletas, tecnologías móviles, periféricos e incluso robots. Cada dispositivo de acceso agrega diferentes posibilidades y desafíos para involucrar a los estudiantes en el pensamiento del contenido curricular. La investigación sobre estas tecnologías interactivas se extiende a través de múltiples dominios de contenido y responde a una variedad de preguntas sobre la eficacia de la educación y el aprendizaje; efectos sobre las percepciones, habilidades, emociones y resultados de aprendizaje del estudiante y la productividad académica del profesor en la era digital. Nuevas preguntas surgen, si el uso de estas tecnologías está provocando un pensamiento crítico más intenso, son un impulso a la habilidad intelectual del estilo del pensamiento científico y una comprensión más profunda del contenido serio, formal y riguroso o, si simplemente están inhibiendo el aprendizaje[13].
Un tema de investigación actual de particular interés para la universidad es llamar la atención sobre la interacción entre el estudiante y el contenido académico, revelando específicamente las relaciones entre las características tecnológicas interactivas y el diseño de la interacción intelectual entre el estudiante[14] y la literatura académica[15]. Los estudios de investigación sugieren que los estudiantes deben participar en oportunidades de aprendizaje interactivo que les permitan sentirse conectados con el entorno educativo y no solo como espectadores que presionan las teclas, absorben información pasiva y memorizan el texto[16]. Estar conectado sugiere que los alumnos interactuaron con las tecnologías de manera que les ayudará a centrar su atención en el discurso académico. Se les pide que se sientan parte de la situación de aprendizaje y se sientan cómodos explorando la literatura, empleo del estilo de pensamiento académico, caracterizado por justificar, discutir, demostrar, explicar, fundamentar, calcular, describir y categorizar[17].
Si se alienta a los estudiantes a usar, compartir y mostrar su conocimiento en desarrollo creativo y se dedican a reflexionar sobre sus propios objetivos de aprendizaje [autorregulación] y prácticas de estudio. Tales focos, emociones, interacciones, colaboraciones y reflexiones los llevan a alcanzar logros significativamente mayores en el aprendizaje de contenidos que aquellos que interactúan con recursos y entornos que no fomentan este sentido de conexión intelectual o, no proporcionan experiencias y andamios de aprendizaje dentro de la escritura creativa[18]. Desempaquetar los mecanismos de pensamiento y aprendizaje es importante para identificar cómo diseñar e incorporar características interactivas para ayudar a los alumnos a desarrollar el conocimiento riguroso, serio e independiente[19].
Los estudiantes necesitan pensar y actuar para aprender[20]. Nuestra posición es que el aprendizaje es un proceso continuo cognitivo y basado en actividades intelectuales ya sean prácticas o teóricas. Los procesos de aprendizaje implican que los estudiantes experimenten activamente, piensen e integren representaciones del contenido de los recursos en sus estructuras de conocimiento en desarrollo[21]. Los recursos académicos son contenedores de texto, que pueden ser expresados cara a cara, un objeto avatar o un entorno físico o virtual literario en el aula. Sin embargo, los recursos de aprendizaje y los entornos de aprendizaje, aportan una dimensión a la experiencia de interacción entre el estudiante y el contenido, que mueve los contenedores a recursos que provocan intencionalmente la interacción física y el procesamiento mental del estudiante en apoyo del desarrollo de su conocimiento[22].
Aunque es un proceso interno y conductual bastante complejo la interacción estudiante literatura académica, si esto se logra, los estudiantes comienzan a desarrollar nuevos conocimientos, habilidades o actitudes al recordar conscientemente o inconscientemente lo que ya saben, pueden hacer o sentir, reconocer los tipos de experiencias relacionadas que ya han tenido[23]. Este conocimiento previamente aprendido fue almacenado, organizado e integrado dentro de su esquema y el agente reflexivo identifica las disparidades o lagunas en este conocimiento[24].
Guiados por sus mecanismos personales de aprendizaje como preferencias, intereses, objetivos y habilidades, los estudiantes interactúan con la nueva información para comenzar a generar conexiones a partir de nuevas experiencias de información en sus estructuras de conocimiento existentes para cerrar estas brechas[25]. Más y más ricos conjuntos de conexiones generados en torno al contenido, sugieren un conocimiento más profundo[26]. No todo el conocimiento está en el mismo dominio, por ejemplo, cognitivo, afectivo, psicomotor, ni el aprendizaje se encuentra en el mismo nivel de complejidad, por ejemplo, bajo a alto[27]. Los estudiantes adoptan diferentes enfoques de aprendizaje con los resultados del aprendizaje estrechamente asociados con el estilo elegido[28]. Por ejemplo, para aprender una habilidad, los estudiantes pueden elegir (o se les pedirá que elijan) una práctica basada en la observación de una demostración, justificación, explicación, fundamentación, mientras que al aprender una nueva información pueden elegir (o se les puede solicitar) que trabajen a través de múltiples interacciones con la información, modelos y gráficos, además de participar en prácticas centradas en el estilo de razonamiento científico[29]. El enfoque que elija y adopte un estudiante produce el nivel en el que se da el aprendizaje, sin embargo, sin un diseño discursivo académico cuidado, serio y riguroso de los recursos en línea sobre la web todo claudica en su progreso ético[30].
Las tecnologías interactivas están inundando las actividades de aprendizaje. Las múltiples funciones que ofrecen las tecnologías brindan a los estudiantes opciones para interactuar, participar y reflexionar sobre el contenido de aprendizaje. Las nuevas tecnologías ofrecen recursos y entornos más interesantes y contextualizados que nunca. Las preguntas exploradas fueron sobre cómo diseñar interacciones efectivas entre el alumno y el contenido asegurando que los recursos y los entornos en línea fomenten la interacción con la participación en el pensamiento y la reflexión, transformando los recursos discursivos del aprendizaje y los entornos de aprendizaje intelectual. No hay garantía de que las experiencias altamente inmersivas o con poca tecnología mejorada sean mejores o peores para apoyar el aprendizaje profundo. La teoría y la investigación pueden informar las características de los usos de la tecnología que predicen el aprendizaje profundo. Al combinar lo que se teoriza sobre los mecanismos del aprendizaje profundo, los principios de diseño y las características tecnológicas apropiadas, se ha propuesto un conjunto de pautas para apoyar el diseño de las interacciones entre estudiantes y el contenido, bajo la idea de una innovación educativa sustentada en el diseño del discurso literario académico.
El objetivo es tener una perspectiva estratégica al incorporar las modalidades de cursos en línea, lo que se sabe sobre el aprendizaje desde la biología moderna, crear o transformar los recursos digitales para apoyar el aprendizaje profundo. Es probable que aún no hayamos explorado por completo tecnologías de tipografía, ideográfica, video, virtuales, pero pueden hacerse diseños discursivos e interacciones racionales y emocionales, aportaciones literarias que fomenten la concentración en el aprendizaje profundo. Los estudiantes son seres complejos que deben elegir pensar durante el proceso de aprendizaje. Ayudar a tomar esta decisión, es una idea compleja; sin embargo, el proceso puede ser fortalecido con la investigación científica en este renglón.
En conclusión, independientemente de la tecnología de elección, una de las interacciones más críticas en el proceso de aprendizaje, es la conexión entre el estudiante y el contenido. Enfocarse en esa interacción puede llevar a la universidad más lejos en el diseño de una instrucción intencional rigurosa y enfocada en la soberanía intelectual de la comunidad académica. Todo ello, medido bajo la evaluación internacional centrada en la literatura académica original, para medir las capacidades institucionales de nuestra casa de estudios.
8.3 Diseño del discursivo académico
Con la aparición de nuevos tipos de tecnologías interactivas, los recursos y entornos educativos formales e informales se ven inundados de oportunidades para que los alumnos interactúen con el contenido de múltiples maneras a través de una variedad de materiales y experiencias digitales. Las tecnologías más recientes que reciben mucha atención en la literatura educativa, incluyen al E-book, la simulación, la realidad virtual y sistemas de inteligencia artificial asistiendo a la gramática, a la ingeniería… El acceso a estas experiencias se ha abierto desde la computadora personal conectada a (internet), tabletas, tecnologías móviles, periféricos e incluso robots. Cada dispositivo de acceso agrega diferentes posibilidades y desafíos para involucrar a los estudiantes en el pensamiento del contenido curricular. La investigación sobre estas tecnologías interactivas se extiende a través de múltiples dominios de contenido y responde a una variedad de preguntas sobre la eficacia de la educación y el aprendizaje; efectos sobre las percepciones, habilidades, emociones y resultados de aprendizaje del estudiante y la productividad académica del profesor en la era digital. Nuevas preguntas surgen, si el uso de estas tecnologías está provocando un pensamiento crítico más intenso, son un impulso a la habilidad intelectual del estilo del pensamiento científico y una comprensión más profunda del contenido serio, formal y riguroso o, si simplemente están inhibiendo el aprendizaje[13].
Un tema de investigación actual de particular interés para la universidad es llamar la atención sobre la interacción entre el estudiante y el contenido académico, revelando específicamente las relaciones entre las características tecnológicas interactivas y el diseño de la interacción intelectual entre el estudiante[14] y la literatura académica[15]. Los estudios de investigación sugieren que los estudiantes deben participar en oportunidades de aprendizaje interactivo que les permitan sentirse conectados con el entorno educativo y no solo como espectadores que presionan las teclas, absorben información pasiva y memorizan el texto[16]. Estar conectado sugiere que los alumnos interactuaron con las tecnologías de manera que les ayudará a centrar su atención en el discurso académico. Se les pide que se sientan parte de la situación de aprendizaje y se sientan cómodos explorando la literatura, empleo del estilo de pensamiento académico, caracterizado por justificar, discutir, demostrar, explicar, fundamentar, calcular, describir y categorizar[17].
Si se alienta a los estudiantes a usar, compartir y mostrar su conocimiento en desarrollo creativo y se dedican a reflexionar sobre sus propios objetivos de aprendizaje [autorregulación] y prácticas de estudio. Tales focos, emociones, interacciones, colaboraciones y reflexiones los llevan a alcanzar logros significativamente mayores en el aprendizaje de contenidos que aquellos que interactúan con recursos y entornos que no fomentan este sentido de conexión intelectual o, no proporcionan experiencias y andamios de aprendizaje dentro de la escritura creativa[18]. Desempaquetar los mecanismos de pensamiento y aprendizaje es importante para identificar cómo diseñar e incorporar características interactivas para ayudar a los alumnos a desarrollar el conocimiento riguroso, serio e independiente[19].
Los estudiantes necesitan pensar y actuar para aprender[20]. Nuestra posición es que el aprendizaje es un proceso continuo cognitivo y basado en actividades intelectuales ya sean prácticas o teóricas. Los procesos de aprendizaje implican que los estudiantes experimenten activamente, piensen e integren representaciones del contenido de los recursos en sus estructuras de conocimiento en desarrollo[21]. Los recursos académicos son contenedores de texto, que pueden ser expresados cara a cara, un objeto avatar o un entorno físico o virtual literario en el aula. Sin embargo, los recursos de aprendizaje y los entornos de aprendizaje, aportan una dimensión a la experiencia de interacción entre el estudiante y el contenido, que mueve los contenedores a recursos que provocan intencionalmente la interacción física y el procesamiento mental del estudiante en apoyo del desarrollo de su conocimiento[22].
Aunque es un proceso interno y conductual bastante complejo la interacción estudiante literatura académica, si esto se logra, los estudiantes comienzan a desarrollar nuevos conocimientos, habilidades o actitudes al recordar conscientemente o inconscientemente lo que ya saben, pueden hacer o sentir, reconocer los tipos de experiencias relacionadas que ya han tenido[23]. Este conocimiento previamente aprendido fue almacenado, organizado e integrado dentro de su esquema y el agente reflexivo identifica las disparidades o lagunas en este conocimiento[24].
Guiados por sus mecanismos personales de aprendizaje como preferencias, intereses, objetivos y habilidades, los estudiantes interactúan con la nueva información para comenzar a generar conexiones a partir de nuevas experiencias de información en sus estructuras de conocimiento existentes para cerrar estas brechas[25]. Más y más ricos conjuntos de conexiones generados en torno al contenido, sugieren un conocimiento más profundo[26]. No todo el conocimiento está en el mismo dominio, por ejemplo, cognitivo, afectivo, psicomotor, ni el aprendizaje se encuentra en el mismo nivel de complejidad, por ejemplo, bajo a alto[27]. Los estudiantes adoptan diferentes enfoques de aprendizaje con los resultados del aprendizaje estrechamente asociados con el estilo elegido[28]. Por ejemplo, para aprender una habilidad, los estudiantes pueden elegir (o se les pedirá que elijan) una práctica basada en la observación de una demostración, justificación, explicación, fundamentación, mientras que al aprender una nueva información pueden elegir (o se les puede solicitar) que trabajen a través de múltiples interacciones con la información, modelos y gráficos, además de participar en prácticas centradas en el estilo de razonamiento científico[29]. El enfoque que elija y adopte un estudiante produce el nivel en el que se da el aprendizaje, sin embargo, sin un diseño discursivo académico cuidado, serio y riguroso de los recursos en línea sobre la web todo claudica en su progreso ético[30].
Las tecnologías interactivas están inundando las actividades de aprendizaje. Las múltiples funciones que ofrecen las tecnologías brindan a los estudiantes opciones para interactuar, participar y reflexionar sobre el contenido de aprendizaje. Las nuevas tecnologías ofrecen recursos y entornos más interesantes y contextualizados que nunca. Las preguntas exploradas fueron sobre cómo diseñar interacciones efectivas entre el alumno y el contenido asegurando que los recursos y los entornos en línea fomenten la interacción con la participación en el pensamiento y la reflexión, transformando los recursos discursivos del aprendizaje y los entornos de aprendizaje intelectual. No hay garantía de que las experiencias altamente inmersivas o con poca tecnología mejorada sean mejores o peores para apoyar el aprendizaje profundo. La teoría y la investigación pueden informar las características de los usos de la tecnología que predicen el aprendizaje profundo. Al combinar lo que se teoriza sobre los mecanismos del aprendizaje profundo, los principios de diseño y las características tecnológicas apropiadas, se ha propuesto un conjunto de pautas para apoyar el diseño de las interacciones entre estudiantes y el contenido, bajo la idea de una innovación educativa sustentada en el diseño del discurso literario académico.
El objetivo es tener una perspectiva estratégica al incorporar las modalidades de cursos en línea, lo que se sabe sobre el aprendizaje desde la biología moderna, crear o transformar los recursos digitales para apoyar el aprendizaje profundo. Es probable que aún no hayamos explorado por completo tecnologías de tipografía, ideográfica, video, virtuales, pero pueden hacerse diseños discursivos e interacciones racionales y emocionales, aportaciones literarias que fomenten la concentración en el aprendizaje profundo. Los estudiantes son seres complejos que deben elegir pensar durante el proceso de aprendizaje. Ayudar a tomar esta decisión, es una idea compleja; sin embargo, el proceso puede ser fortalecido con la investigación científica en este renglón.
En conclusión, independientemente de la tecnología de elección, una de las interacciones más críticas en el proceso de aprendizaje, es la conexión entre el estudiante y el contenido. Enfocarse en esa interacción puede llevar a la universidad más lejos en el diseño de una instrucción intencional rigurosa y enfocada en la soberanía intelectual de la comunidad académica. Todo ello, medido bajo la evaluación internacional centrada en la literatura académica original, para medir las capacidades institucionales de nuestra casa de estudios.
8.4 Contenido académico en línea
Uno de los problemas clave para impulsar la modernización de la educación es, de alguna manera, transformar la capacidad limitada de muchos profesores y estudiantes, cambiando las expectativas tradicionales, la comprensión y la mentalidad de lo que es el aprendizaje. En este proceso, la escritura creativa y la tecnología juegan un papel crucial.
Dimensión del contenido del conocimiento: Además del conocimiento declarativo e instruccional, se debe poner más atención en el desarrollo del conocimiento que configura el pensamiento científico y disciplinario específico, así como en la toma de decisiones (pensamiento teórico)[34].
Dimensión de uso del conocimiento: Es la disposición para hacer un uso intelectual de la información, transformándola en conocimiento mediante la resolución de problemas, la autogestión del aprendizaje y la creación de innovación discursiva como rúbrica del aprendizaje[35].
Nueva dimensión de alfabetización y habilidades intelectuales: La investigación en línea[36] crea las condiciones para una participación efectiva en actividades y compromisos intelectuales, y el uso de herramientas modernas en el mundo contemporáneo de la creatividad dentro de estilos de pensamiento como el científico, tecnológico, de diseño, matemático, literario y poético.
Es necesario que el plan de estudios adopte un nuevo enfoque, no el tradicional centrado únicamente en la información y una sola dimensión de lo que los estudiantes aprenderán, sino un enfoque multidimensional que integre todos los aspectos del contenido del conocimiento, el uso del conocimiento y las alfabetizaciones y habilidades emergentes, especialmente en la educación media y superior[37].
El diseño de recursos digitales para el aprendizaje debe centrarse en cómo las personas aprenden con la utilidad de dichos materiales en sus actividades de aprendizaje. Estas actividades deben involucrar a los estudiantes en tareas que les permitan experimentar procesos de construcción y uso del conocimiento, mientras desarrollan nuevas alfabetizaciones al mismo tiempo.
Es importante abrirnos a una discusión profunda sobre las diversas formas de recursos digitales para el aprendizaje, ampliando la concepción tradicional de los recursos digitales como simples repositorios de información e incluyendo categorías que apoyen el currículo: diseño asistido, laboratorios y bibliotecas virtuales. Esto permite el uso del conocimiento y, a la vez, el desarrollo de nuevas alfabetizaciones y habilidades.
Una actividad de aprendizaje, así como el desarrollo y uso del conocimiento conceptual, debe emerger como un elemento central del proceso educativo. Los recursos digitales por sí solos no son suficientes para lograr los resultados del aprendizaje; más bien, una actividad de aprendizaje efectiva es la condición obligatoria[38].
Los recursos digitales para el aprendizaje se describen mejor como contenido hipermedia basado en tecnología Web, diseñado específicamente para fines educativos y de capacitación[39]. Estos recursos deben ser diseñados en función de cómo las personas aprenden con ellos y cómo pueden ser desarrollados y gestionados para ese propósito específico.
Ejemplos de recursos digitales efectivos para el aprendizaje:
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Presentación matemática de datos, información e ideas: Por ejemplo, seleccionando el destino de inicio y destino final en un mapa y manipulando la aceleración de un vehículo para obtener información sobre su velocidad y desplazamiento, o aumentando el número de vehículos para obtener su modelo matemático. Ejemplo: laboratorios de matemáticas como Wolfram Mathematica.
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Expresión no matemática de datos e ideas: Por ejemplo, manipulando los cambios en las normas de bienestar social y obteniendo declaraciones de opiniones de personas. Ejemplo: análisis estadístico de poblaciones mediante herramientas estadísticas.
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Manipulación gráfica de representaciones: Por ejemplo, colocando un icono de una central eléctrica de carbón en un mapa, o simulando turbinas y reactores mediante herramientas como LabView para modelos de circuitos virtuales.
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Estructuración de datos en redes de información y pantallas emergentes: Por ejemplo, deslizando el puntero del mouse sobre un documento para acceder a información, seleccionando y obteniendo información sobre bases de datos, o arrastrando un control deslizante a lo largo de una línea de tiempo para acceder a información histórica relevante. Ejemplo: repositorios de bases de datos de literatura.
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Tecnologías en áreas especializadas: Ejemplos como telemedicina, asistentes de inteligencia artificial para detectar plagio, supervisar estilo y erratas en textos, verificadores de ortografía y gramática, diccionarios, enciclopedias, editores de ecuaciones y fórmulas químicas, diseño gráfico, multimedia y desarrollo de cine 3D. Ejemplo: procesadores de texto, bases de datos.
Las actividades no son partes integrales del diseño del recurso digital para el aprendizaje; los profesores deben planificar en función de los resultados de aprendizaje previstos cuáles serán los usos intelectuales de estos recursos. Los recursos digitales más efectivos para el aprendizaje son las herramientas que median las actividades de aprendizaje[40]. Una actividad de aprendizaje debe proporcionar una experiencia y oportunidad para que los alumnos investiguen en línea, construyan y utilicen el conocimiento, mientras desarrollan nuevas habilidades genéricas para participar activamente en el siglo XXI.
Los enfoques generales de la práctica docente deben alejarse del modelo instructivista y centrarse en el aprendizaje de habilidades intelectuales, tanto emocionales como racionales. Es crucial asegurarnos de que nuestros graduados sean estudiantes competentes a lo largo de su vida, trabajadores del conocimiento e innovadores creativos, y no meras bibliotecas ambulantes de información que se les transmite a través de la instrucción. Estos objetivos no pueden alcanzarse con las prácticas tradicionales de enseñanza, las cuales carecen de una tradición intelectual capaz de generar literatura académica inédita para el proceso educativo.
Los planes de estudio deben redactarse de manera explícita para incluir tres formas de conocimiento: lo declarativo, las habilidades lingüísticas discursivas con fines académicos, y lo más importante, el desarrollo de estilos de pensamiento creativos en disciplinas como la ciencia, la ingeniería, la literatura y el diseño. Además, deben especificar cómo estas formas de conocimiento deben ser empleadas en el contexto de cursos específicos. Los usos de este conocimiento pueden ir desde recordar, explicar, justificar, fundamentar, demostrar, calcular, aplicar hasta innovar en las ideas. Los modelos tradicionales se basan en la transferencia y reproducción de información, pero hoy en día, esto no es suficiente para el desarrollo integral de los ciudadanos del siglo XXI. Las sociedades requieren graduados capaces de construir y trabajar con el conocimiento, no solo de saberlo.
A medida que el mundo se vuelve más sofisticado tecnológicamente, existe una creciente necesidad de adquirir conocimientos multidisciplinarios. Aunque necesitamos que los estudiantes sean más autónomos, el tiempo disponible para enseñar sigue siendo el mismo. El desafío, por lo tanto, es cómo educar más en menos tiempo, no solo transmitiendo el contenido del plan de estudios, sino también facilitando el uso del conocimiento. Las habilidades intelectuales en plataformas digitales son cada vez más necesarias para la vida moderna, el trabajo, el aprendizaje y la socialización.
Al mismo tiempo, la educación debe considerar que tanto el conocimiento como las habilidades son esenciales, así como los efectos virtuosos de la literatura como agente de humanización científica. Esto permitirá que las generaciones de hoy y de mañana sean participantes efectivos en una sociedad democrática y sustentable. Estas son las nuevas alfabetizaciones, junto con otras habilidades y prácticas genéricas, como la creatividad aplicada en plataformas de trabajo en línea.
Es posible que se necesite menos tiempo para enseñar contenido de conocimiento disciplinario, lo que permitiría la integración efectiva de nuevas alfabetizaciones y usos del conocimiento en el plan de estudios. En este contexto, debemos repensar seriamente la forma del contenido educativo y sus aplicaciones (actividades), cómo enseñar más en menos tiempo, logrando una mayor profundidad de comprensión, y cómo reducir la cantidad de material sin sacrificar el aprendizaje, a través de un diseño efectivo y el uso adecuado de los recursos.
Literatura con propósito general: E-books, información de bases de datos especializadas, literatura digital curricular, literatura de cursos en línea abiertos, herramientas de procesamiento de referencias, datos y texto, literatura multimedia (audio textos, simulaciones, videotutoriales), y literatura especializada disciplinaria.
Referencias
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[1] Minogue, K. (2017). The concept of a university. Routledge.
[2] Oakeshott, M. (2017). The idea of a university. In Academic ethics (pp. 9-16). Routledge.
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