Problema-Solución: Creer en la educación
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Autores:
Eduardo Ochoa Hernández
Nicolás Zamudio Hernández
Gladys Juárez Cisneros
Filho Enrique Borjas García
Lizbeth Guadalupe Villalon Magallan
Pedro Gallegos Facio
Gerardo Sánchez
Fernández
Rogelio Ochoa Barragán
El problema a superar
No hay nada que empobrezca más la educación que el curso clásico, que hace ver la actividad del conocimiento como instrucciones para receptores pasivos y consumidores de información. Se trata, en lo cotidiano, solo de recibir mensajes del mundo, es decir, informar antes que aprender un estilo de pensamiento. Está ausente el respeto a la propiedad intelectual, a la gramática generativa, la lógica del discurso objetivo, la investigación dentro de un sistema de toma de notas y la literatura como agente moral del desempeño académico.
Los participantes del curso clásico no discuten, no debaten las ideas justificadas, no hay “verdad” por descubrir, no hay ninguna propuesta conceptual que explicar, ninguna conclusión es buscada y la evidencia no es parte del debate. No se preocupan por aportar premisas o fundamentos para persuadir o refutar unos a otros, no hay problema que resolver, no hay hipótesis que explorar, no hay inquietudes que superar, no hay deseo virtuoso de colaborar. En síntesis, no hay una actividad de exégesis, una aventura de discutir y ganar profundidad en las ideas, todo esto dentro de un discurso estructurado y enriquecido por lo literario. Y en el orden tecnológico web se le llama “curso gratuito”, a pesar de que en él no hay nada de gratuito en el esfuerzo necesario para dominar las arquitecturas creativas del conocimiento.
Solución pedagógica: curso abierto en línea
Para creer en la educación, ha llegado el momento de ser epistémicos, de procesar discusiones amplias sobre cómo generamos nuestro conocimiento justificado del mundo, y unir nuestra tradición intelectual con el talento observado en la literatura. Se trata ante todo de gestionar el tipo correcto de estructuras de conocimiento para nuestras construcciones bajo control mental epistémico y doxástico de nuestras ideas ensayadas. El efecto literario, manifestado como solidaridad, colaboración, compasión y reducción de la violencia en todas sus formas, es una especie de conversación en la idea de universo y con la intimidad de lo humano.
En una educación por conversación medida por literatura, los participantes van más allá de la investigación y elaboración de argumentos; fortalecen su lingüística al enriquecer su vocabulario, participan en el estilo creativo del discurso objetivo: debaten, discuten, justifican, explican, demuestran, categorizan… Producir la causa y efecto literario es una experiencia emocional y estética tan importante como la observación racional o la producción de argumentos. En las piezas de texto literario están presentes emociones y una dinámica administrada de preguntas e ingeniosas sorpresas en la expresión de los avances históricos del conocimiento.
La conversación literaria es más que un juego intelectual de la racionalidad humana; es relevante porque considera la contingencia y lo emergente, tomado como un estilo de pensamiento vivo en cada tarea académica.
Sin esquivos de la inmensa arquitectura del conocimiento, el diseño discursivo del curso en línea abierto involucra toda clase de riqueza literaria para lograr inmersión reflexiva. No se trata solo de la teoría del conocimiento, sino de una teoría en la que la práctica intelectual es, en sí misma, la totalidad de la experiencia mediada por literatura. Esta pedagogía avatar rompe las fronteras que separan los hechos, los valores epistémicos y lo humano necesario para el progreso ético en la sociedad.
Para volver a creer en la educación como factor virtuoso de cambio, promovemos un enfoque humanista y científico de innovación discursiva académica, aprendizaje mediado por literatura, con el efecto dual de asombro ante lo real y lo humano, significativamente como una conversación pedagógica de perfil literario: dualidad epifanía (Harold Bloom) y discurso pragmático objetivo (Richard Rorty).
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