Texto académico
Autores
Eduardo Ochoa Hernández;
Nicolás Zamudio Hernández;
Gladys Juárez Cisneros;
Filho Enrique Borjas García;
Lizbeth Guadalupe Villalon Magallan;
Pedro Gallegos Facio;
Gerardo Sánchez Fernández;
Rogelio Ochoa Barragán
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14. El microrrelato
Escribir una historia, es infinitamente más difícil que escribir sobre una demostración, pero también infinitamente más valiosa la primera. Los hombres modernos prefieren historias muy cortas, apenas un destello de luz. La métrica de estas historias apenas puede llegar a ser una frase, cuentos en miniaturas o aforismos. Es una narrativa destilada y refinada de unos cuantos segundos para su lectura, un microrrelato entre un enunciado y unas 5 páginas. Aprender a leer o escribir historias cortas parece que en la vida moderna es lo que más que se consume. Sin duda se lee rápido el microrrelato, pero se escribe de una forma que puede incluso tomar años en su redacción. Si no termina el primer borrador no puede iniciar a revisar y recomponer para transformar el texto en uno conciso, coherente, literario, elegante y refinado en su gramática.
En un microrrelato no hay tiempo para digresiones, de subtramas, personajes innovadores y extrañas personalidades de trasfondo teórico radical. Y hacia fuera de la propia historia, no hay un solo paso. La palabra precisa tiene más peso y cada imagen hace referencia en el avanzar de la trama, expresa el tema y permite caminar, se coloca al lector en el plano de una ventana abierta en la que se inclina a observar y en la que le sorprenderá lo que hay del otro lado bailando en la otra realidad.
En la micronarrativa, nos ponemos el límite en el número de palabras, dentro de estas debemos crear todo lo pensado y sentido, esta restricción desafía la creatividad. Deliberadamente entre borrador y borrador se experimenta en reducir las cadenas de texto, parafraseando síntesis, es más complicado que un problema algebraico, dado que los mensajes correctos en el texto deben mantener la unidad de la historia a pesar de reducir la extensión del código escrito que la enuncia.
Al escribir y revisar el borrador, nos damos cuenta que este oficio es el arte de la omisión. Es tan importante lo que dejamos en la página, como lo que borramos y desechamos de ella. El arte de pocas palabras y mucha exigencia. Es pensar en nosotros como un espejo que nos cuenta una historia. El lector luego va por las piezas, en la dirección emocional sugerida o en rebeldía, creará sin duda la propia ruta. La obra cuando viva está, es la colaboración creativa entre escritor y lector. Esta escritura debe alcanzar a ser nítida, precisa y justo antes de hablar, debe pretender ser sabia.
“Mi escrito, terminó, juró que su fantasma haría temblar las ventanas de todo aquel que tenga el valor de leerlo”. Es un paseo corto por el ingenio seco y subestimado de la narración, es el corazón que ilumina el absurdo y la arrogancia de los interesados en la mejora de su cultura literaria. No es trivial la narrativa corta, es el mundo explorado, considerarlo con cualidades que nos hacen obligar a leer lento, serenamente explorar un nuevo mundo. Contar historias es como dotar de sentido al mundo y de nuestro lugar en él, como enmendamos nuestro desconcierto. El impulso narrativo está incrustado en nuestro Yo, parece ser tan necesario como para respirar la conciencia compartida.
Las razones del camino explorado, las evidencias y las teorías. Todo ello, es la innovación de un discurso que generalmente regala un camino de sorpresas. No se pronuncia la verdad, solo se tocan sus experiencias de búsqueda. Los hechos evidentes y discutibles, la vida se argumenta sin fin, entonces nuestro ser, viaja a cualquier lugar imaginado, creado como laboratorio mental. En cada línea nos preguntamos, aquí estamos: ¿debemos seguir?, ¿Cómo construimos una cultura ante nuestro futuro disminuido y desamparado de saber? ¿es todo inútil?, ¿renunciaré en medio de una frase y mi vocabulario será un desierto de lo que soñé ser?
Somos personas que dejamos en las cuevas el legado de ser criaturas creativas, que insistimos en producir significado y, detestamos el caos perdurable de extraviar a nuestra propia razón. En algún momento, nuestros antepasados se inclinaron hacia el fuego para su calor, el silencio lúgubre oscuridad de la noche, una voz se levantó y habló de lo que otros pensaron y fueron movilizados por la duda y la ansiedad de conocer. Podríamos pensar este salto de imaginación narrativa, que así comenzó la civilización, dejando de estar atrapados en el tiempo y el espacio, la escritura formó a los más jóvenes y desde entonces es la catapulta de progreso ético de la educación seria y comprometida con la libertad creativa.
Algunos de los primeros hombres, atentos miraron a las estrellas por encima de ellos. ¡Estamos en casa, pensaron! Que idea tan impresionante. Pero para ello, debieron entender su futuro como algo necesario, colocarlo y rellenarlo de mitos. Necesitaban contar historias, plasmar este vacío amorfo, un principio, un fin y un medio para imaginar. La mente narrativa precede a la comprensión científica, pero la ciencia la necesita para heredar a los más jóvenes su propia riqueza. Comenzaron por contar sus historias, en cualquier lugar, pero la palabra y su letra sería pronto su propio hogar. Literatura es un huevo que pronto dará a luz un arcoíris de conocimientos y sabiduría. Todas las historias se iniciaron sin saber cómo terminarían, pero el proceso de inteligencia narrativa hace emerger al hombre de la oscuridad y crea la poesía, las matemáticas y la ciencia, como invitación: la vida es digna de ser vivida.
La narrativa ofrece no morir del todo, ser generosos contra las sombrías realidades de la vida cotidiana, una satisfactoria y sensible historia de nuestro origen, de nuestras más emblemáticas batallas de la mente y nuestro destino dibujado en poemas. La vida continúa en algún lugar edénico que no sea el nuestro y, a esa casa no volveremos, pero dejamos sus letras para cobijar los sueños de los que vendrán. Estas narrativas ofrecen consuelo y la prueba de que, a pesar de la muerte, la enfermedad, la guerra, la desilusión y destrucción, a pesar de la violenta probabilidad, en la vida pueden crearse nuevos significados éticos como resultado de compartir la literatura de nuestro tiempo. Esta literatura, entiéndase como el aprendizaje más serio que podemos usar para elevar a la juventud al modo en que nuestros antepasados, salieron de las cuevas haciendo visibles átomos, tecnologías, música, arte, matemáticas…
La imaginación es la facultad que nos permite soñar, recordar, fantasear, realizar experimentos mentales, en otras palabras, ver muy claramente aquí frente a nuestros hambrientos ojos, aquello que no está realmente presente en nuestra conciencia previa. Como robusto árbol de conocimiento del bien y del mal, la literatura es el producto de la imaginación, compañera hasta la más delgada de las ramas que tocan a lo desconocido. El lenguaje es por mucho la imaginación posible, fortalecerlo es también permitirnos imaginar más y más en lo profundo, hasta el susurro de lo inesperado. El lenguaje de pie, ese abierto a las nuevas ideas, desde este podemos imaginar mirando la creatividad humana que respeta a los semejantes y al medio natural.
Historia 1
La ignorancia y un par de labios
Caminamos seguros de que los dados del futuro traerán mejores números. Cruzamos entre caminos de otros. Todos parecen asumir que hay un camino y una edad para cada amor. El espejismo es en parte un imaginario colectivo. Libros que siempre están allí, personas que siempre están allí, pero en este juego de inocencia, solo la madurez de la conciencia nos permite sorprendentemente un día revelar sus existencias. ¿Para qué vivir? Es la promesa de que el camino de la respuesta es la razón, porque de ella está hecha la propia interrogación. ¿Dónde estás? Siento necesidad de tomar tu hombro, de caminar confiado en tus pasos. Morir no es una opción, es el único destino cierto. Aún la estrella más poderosa morirá en violenta explosión o perforando el espacio tiempo. El destino de nuestras miradas, algún día, justo el día que los dados lo permitan, se alinearan los números con que toda la realidad de Pitágoras da orden a este mundo. Sí, justo ese día, toda la literatura que abandonaste en la primera página en tu inmadurez, la recogerás en tu corazón y sabrás que la humanidad te acaricia sorprendiendo tu curiosidad, al grado que la calidez de su luz te inspire tu propia historia.
Sabemos, hay símbolos en el camino, emociones que enmascaran lo real. Puedo escribir que tu tambor podría respirar un camino, pero quizá los dados esperan la combinación de la cerradura de una mágica sorpresa. Espero estos dados lleguen antes de nuestra muerte. En búsqueda eterna, recogemos besos de nuestra madre y padre, de amistades y amores que nos hacen más grandes. Soñarte, que el sonido del tambor finalmente renaciera como esperanza de que un libro a partir de mañana te dotará de todo el poder de ver en lo profundo. Tus besos aún están por llegar, harán un nuevo universo, pero no hay modo de saber con quién, solo el experimento puede reducir la entropía de nuestro destino.
Ya viene el frío de esta noche, bailando en tus ojos los brillos secretos despedirán mi almohada, para que los dados del amanecer, quizá bifurquen y nos sorprendan entre un par de labios jamás esperados.
Historia 2
Soy culpable de escribirte
Desde estas palabras, he vuelto a esa idea. Evocar esa voz, muchas veces tan perdida en mi niñez. Resonancia de hace mucho tiempo. El poema. Escuchar la voz que cambia y madura sobre el curso de los años. Pensar al escribir lo que una vez se fue, ensancha hacia fuera lo que una vez un centro nos definió. Entre mis muñecas y el teclado, son los extremos de un arma de fuego. Bajo el reloj mi escritura como espada se hunde en los sueños. Esta excavación mira con ojos prestados por tatuajes embestidos por las lecturas de mi biblioteca. Nuevas dispersiones entre frases, dejan ver lo alto de las copas de los árboles. Elegimos amar su Epifanía fresca entre nuestras letras.
Es para ti, no hay duda. Podía manejar el teclado igual que atrapar gotas de lluvia con mis manos. Cortes y raíces a través de párrafos, la vida de la letra despierta a mi cerebro. Entre los dedos y las teclas se apoya el oficio del carpintero de letras. Durante toda la tarde siento los kilómetros a tu hogar. Burbujas de ideas que desconectan y conectan el poema. Contigo observar mariposas es reinventar el jardín de la ciudad. Mis paredes que amurallan mi escritorio desde donde te escribo, son, sí, son susurros extraños. Puentes de letras de mis pensamientos. Eso fue encontrarnos. Reconocernos. Sin límites. Sin condiciones. Cuando me reconozcas, tenemos que entregarlo todo. Podría terminar nuestro tiempo, los dioses podrían en su arte de confundirnos, a partir del día uno, marcar un fin.
En cuál poema te encuentro, páginas, espero en tu correspondencia. Reencuentro. Leyéndote despacio. Letras recién nacidas de ti. Tú eres la musa que mi invitará a leer en una banca de piedra. En voz alta entre líneas de un libro, asemejarás canto, un ángel que sorprende un tiempo juntos. Escuchar el libro de tus manos, entender el concepto de belleza en tu libertad. El fondo de tu voz, olvido, no salgas de mi memoria. Quédate porque dormir contigo es despertar a la contraluz del fresno y no sentirme perdido cuando los sonidos del tambor son el camino. Escribir es desahogarse, a veces, es el sólido paso más allá del último libro. Sentí tu perfume, llamado destino.
Las palabras que el sonido trae, no son las que se escriben. Quisieron domar a las palabras, pero estas les causó crear a la poesía. La última vez se quebró mi mente en medio de la escritura de una frase. Aprendí que borrar el texto, es un temible monstruo. Pero tú eres esa otra sintaxis, la musa de la piel que susurraba al futuro.
El texto se retuerce frente a la imaginación, si lo sabes mirar, a veces su metamorfosis pone a nuestra voz fuera del habla que comprendemos. Amenaza con arruinar nuestra memoria marchita. No todos los mitos se refieren a creación de ficción, por supuesto hay otros que explican a la naturaleza y sus vicisitudes tecnológicas. Uno por ejemplo, The Guardian, estima que en 2050 unos 700 millones de personas tendrán que abandonar sus hogares por el cambio climático[1].
Escribir ejercicios como el anterior, ayudará a pensar de una manera inhabitual. La lógica narrativa no funciona como proceso creativo, donde la coherencia y la no contradicción es su meta. Desde luego que los argumentos sí tienen esa meta. La narrativa tiene el papel de la vida ambigua, caótica, inconsistente y contradictoria de la actividad humana a lo largo de la historia. Narrar cómo los científicos o técnicos tejen los hechos para desarrollar el conocimiento teórico o practico, es una ruta susceptible de errores y aciertos, la narrativa con su lógica arbitraria buscará romper el hechizo hipnótico y paralizante de la página de texto de instrucción. Lo arbitrario en el diseño de cómo abordar los hechos y las teorías es lo que hará que tu historia sea única.
Hablemos de lo que es una narrativa corta antes de que tratemos con una muy corta. Lo narrado sugiere que se expresa una historia que ha sucedido. Es en el pasado, por así decirlo. Incluso si estamos escribiendo sobre el futuro, una pieza de ciencia ficción, es un futuro que ha concluido en el futuro. Y tal vez esto le recuerde lo que Einstein dijo: “La única razón para que el tiempo exista es para que todo no suceda a la vez”. Por supuesto que la narrativa académica pretende eso mismo, con ello se gana enfoque y concentración sobre lo que el texto discute. Las historias, entonces son narrativas, que podría decirse, por definición tienen principio, un medio y un desenlace, incluso si el tiempo es solo una dirección en el espacio.
Una narrativa objetiva, se relaciona con acontecimientos importantes de un paso más o menos remoto. Esta sugerencia de ver a la narrativa como acto de conciencia de los progresos humanos, también refleja lo contradictorio y lo caótico de ese mismo viaje. Quizá estamos de acuerdo que una narrativa es una historia entretenida y trazada, relatos relacionados con eventos con principio, un medio y un final. En toda narrativa tenemos como punto de partida en su diseño una trama corta de su desenlace, antes de comenzar su diseño primero construimos el final al que deseamos llegar. Por ejemplo, si mi final son la Relatividad especial de Einstein, tendremos que construir en un orden de reversa a este hecho, hitos como la teoría Newtoniana, las leyes de Maxwell, la teoría ondulatoria, hasta llegar a un punto de partida que nos parezca pertinente. El lector lee esta narrativa en sentido contrario y de esta manera aseguramos la trama lo atrape en enteres.
Una novela es prosa de una longitud considerable, más grande que un cuento, mucho más grande que una micronarrativa, donde la complejidad está dentro de unas sesenta mil palabras. La novela incluye una trama cuidadosamente controlada por el diseñador, comprende una serie de episodios, el movimiento en varios escenarios y atmósferas más complejas que en el cuento.
Un cuento es un imaginario corto con significado suficiente para mantener interesado al lector, donde la psicología de los personajes es menos protagónica, que en la novela, pero el cuento es más una tesis de rápida conclusión, lo suficiente profunda para expresar lo humano. Si la novela es una pintura renacentista, el cuento es pintura impresionista y el microrrelato, una expresión minimalista. Este último deberá ser una explosión de ilustración. Su fuerza radica en lo que deja afuera como en lo que atiende en su verdad. Se refiere a hacer explotar el sentido que fue orquestado en el relato de los hechos.
Si un diseñador del discurso narrativo sabe lo suficiente, tendrá un sentido de la meta propuesta, su prosa puede omitir cosas que él sabe son importantes para hacerlas encajar en otro episodio, de tal manera que, el avance progresivo sea revelador y ello atrape al lector en pasos de sorpresas graduales. Un escritor que diseña un discurso académico, omite cosas porque prepara preguntas para el lector y respuestas en lugar del texto que hace llenar los huecos en la trama para alcanzar la meta del desenlace.
Por supuesto que combinamos texto objetivo con subjetivo, sería deseable combinar el arte de la razón con el de la condición humana. En líneas de texto hablamos de antecedentes, entradas de atmósferas históricas, los personajes involucrados en la exploración de la realidad, la imagen del problema deja de ser borrosa, y finalmente, impactamos con las conclusiones del pensamiento más actual. El discurso académico se compone de historias muy cortas. Aunque se basa en incidentes muy reales, dice mucho de lo accidentado de los logros que se exponen, en ellas el narrador, la voz avatar que creo el profesor escritor, nos guía por la construcción del conocimiento, nos entretiene con detalles finos de la reflexión humana, y tal vez, la trama es la ruta clave del diseño discursivo, una secuencia de episodios que hacen converger la historia en los conocimientos contemporáneos.
Al diseñar de atrás hacia a delante los episodios, podemos controlar el suspenso, las emociones y anticipar con respecto a un resultado. Eso es lo que la trama le da al lector, una magia de inmersión que le sugiere que estamos leyendo en un viaje en que estamos concentrados. Cada paso narrativo que damos conduce al siguiente episodio, y finalmente al desenlace esperado, que es un misterio para el lector y eso garantiza su libertad de abandonar o quedarse en el texto. La trama es una narrativa de acontecimientos, el énfasis cae en la causalidad, la secuencia de tiempo se conserva, pero la sensación de causalidad lo eclipsa, es decir, el lector en inmersión literaria, pierde la noción del tiempo físico que invierte a la lectura. La narrativa del discurso académico es generalmente con un final abierto a la curiosidad. Por ejemplo, Virginia Woolf en “to the Lighthouse”, pregunta por el significado de la vida, pero la gran revelación en su narrativa después de pequeños triunfos es que nunca llegó a resolver en absoluto la cuestión.
La buena micronarrativa, es de negociación rápida con el lector, porque ven el panorama general en los detalles más pequeños, ofreciendo la esperanza de que todo bajo el sol tiene significado justificado. Las vías racionales que permiten escalar en complejidad, ahora se les exige el respeto y el escrutinio de la academia. Una historia es una narrativa en evolución que habla de personas, lugares, hechos ideas que han dejado huellas consecutivas a lo largo del tiempo. Cada episodio es un intento de iluminar la oscuridad del futuro en esa línea de tiempo. El escritor deja que los pensamientos caigan en su teclado a medida que se eleva su mente. En la narrativa, fluyen pensamientos, sentimientos, sesgos e impresiones en una corriente asociativa de hechos e ideas, quizá por ello, la prosa es su mejor métrica.
Cualquiera puede hablar con una cadencia teatral o subirse en zancos para contar sus pensamientos. Pero escribir o hablar con propiedad, elegancia y simplicidad es una tarea más difícil. Su estilo, sin embargo, es cualquier cosa menos simple. El escritor pasea con el lenguaje en su imaginación, lo mantiene nivelado en su existencia pretendida, cambiando su velocidad; armando novedosos argumentos, poniéndolo en el filo de la máxima exigencia racional y entre inmersiones y subidas desciende contestando los ¿por qué?, justificando el pensamiento moderno. El riesgo de perder el hilo de la trama, hace que el escritor antes de cada jornada de trabajo, vuelva a leer las cuartillas anteriores. Pero es justo la falta de autocontrol en la escritura lo que propicia la voluntad se tope con callejones sin salida. Cuando escribimos lo hacemos para nosotros mismos como representantes de la sociedad de nuestro tiempo. Utilizamos las palabras que logramos comprender, discutimos desde la literatura que disponemos y sobretodo tomamos riesgos en la innovación de las ideas. Hazlitt, nos invita que como escritores estemos conscientes en cada acto creativo, si el amor a la libertad es el amor a los demás o el amor a el poder de nosotros mismos, ello marcará mucho el logro de nuestra escritura en el discurso académico[2].
El novel escritor, es el que más a la defensiva marca sus frases y el de experiencia se desliza dentro y fuera de los argumentos como un director de orquesta que siempre esta atento a nuevos acordes.
Me han engañado tristemente. Me enseñaron a no pensar y, estaba dispuesto a creer que el genio es algo innato, que la virtud es una máscara del estilo, que la libertad no es que palabras escojamos y, que el amor no tiene su asiento en el progreso ético en que vivimos el texto. Nunca he dado la mentira a mi propia alma, he sido honrado al escribir, no tengo deseo de pereza para descartar los caminos de los mejores pensamientos que aún nadie a creado. Hay al menos un mantenimiento exhaustivo en lo que escribo, en no pocas ocasiones las páginas no las logro y tienen que ser desechadas por completo. Pero todo ese montón de desechos están entrenando la virtud, así que un escritor que no desecha textos acuchillados y malogrados, dice no a lograr su madurez como escritor.
Referencias
[1] https://guardian.ng/news/africa-key-to-feeding-nine-billion-people-by-2050-says-afdb/
[2] Hazlitt, W., Sikes, H. M., Bonner, W. H., & Lahey, G. (1979). The Letters of William Hazlitt. Springer.