Texto académico
Autores
Eduardo Ochoa Hernández
Dina Duran Carranza
Nicolás Zamudio Hernández
Gladys Juárez Cisneros
Lizbeth Guadalupe Villalon Magallan
Filho Enrique Borjas García
Rogelio Ochoa Barragán
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2. Leer y el sistema de escritura
Advertencia al lector. Para los que han sentido en la lectura placer, sabiduría, alegría e incluso si esa visión vino hace mucho tiempo, y para los que quisieran experimentar el mundo de las letras así, este texto fue escrito para revelar algunos hitos de la lectura para este propósito.
Panorama. En este texto, lo invitamos a reflexionar sobre la creatividad imaginativa en el corazón de la lectura de palabras. Nuestro desarrollo moral e intelectual en este momento de la historia está comprometido, debido a la transición acelerada de la cultura digital de la lectura. No nacimos para leer. Nuestra especie inventó la lectura dentro del sistema de escritura, y con ella se cambió la organización de nuestro cerebro, que a su vez fue capaz de pensar en formas muy distintas de razonar y sentir. La lectura rompió el silencio e inició la civilización, alterando la evolución intelectual de nuestra especie. Sin duda, la lectura es uno de los inventos más notables de la historia, la capacidad de registrar la historia misma es solo una de sus consecuencias. La conectividad cerebral provocada por la lectura está en el centro de quienes somos y quienes podríamos ser.
La historia de la lectura está cambiando ahora mismo, sí, bajo la punta de nuestros dedos en pantallas digitales. Somos testigos de la transformación de nuestra capacidad de comunicación horizontal (sin intermediarios), estamos creando para ello nuevas conexiones cerebrales que impulsarán en una nueva revolución intelectual, nuevas formas de pensar y crear con palabras. Saber lo que es leer y cuánto nos demanda al cerebro, nos ayuda a comprender a otros seres humanos y participar democráticamente en el desarrollo social de las comunidades. La historia de la lectura y el sistema de escritura (ahora mismo) nos provoca interrogaciones: cómo en la niñez se incorpora este aprendizaje; cómo las bases biológicas reestructuran al cerebro y cómo podemos dar nueva luz a la educación para aprender esta compleja dualidad: leer y escribir. El desempeño creativo de una persona debería tratarse seriamente por la biblioteca que ha acumulado en sus lecturas; porque en cierto sentido, de esta depende su lexicón, gramática, estilos de pensamiento, textualidad y sentido de lo humano.
La lectura es una transformación intelectual y biológica. La lectura de literatura original, es el refugio donde los seres humanos habitan muchas realidades, las cuales sin la lectura no hay otro modo de experimentar en ellas. Cada texto literario trasforma la vida intelectual de los lectores, sin necesidad de viajar geográficamente de un lugar físico a otro. Tal vez, no hay mejor día en nuestra infancia, que cuando vivimos lo imaginado desde nuestro libro favorito. Los recuerdos son memoria de los secretos revelados por el reflejo de nuestra lectura. Durante nuestra lectura, podemos salir de nuestra propia conciencia y pasar a la conciencia de otras personas, épocas, culturas y experimentar otras edades. Es un proceso a través del cual, la lectura nos permite probar, ser exploradores, y en última instancia identificarnos con el autor, además, de entrar brevemente en la perspectiva totalmente diferente de la conciencia de otras personas vivas o finadas.
La vida son grandes esfuerzos, el sol que la ilustra lo podemos contemplar, sentir sus pasiones, angustias y denuncias. Este sol es literario, abstracto como las matemáticas, hermoso como la poesía, explorador de lo humano como la novela, desafiante como la ciencia y la ingeniería. En el mundo físico no hay líneas de campo gravitacionales o eléctricas, hasta que son inventadas por la razón como un modo de explicación objetiva. Hay tantos y diversos modelos de mundos explicados lingüísticamente, pero en las actividades prácticas de la técnica, se diseñan nuevas plataformas de realidad creativa, que son esenciales para el desarrollo humano. Pero esta literatura exige dominar los términos con que se expresa, para permitir cálculos de diseño y crear nueva tecnología. Del mismo modo, tal vez hace millones de años, todo el mundo podía entender ciertos aspectos inmediatos de la primera tecnología, pero para comprender la actual tecnología, sin leer su literatura, casi nadie puede, sin la especialización de su lexicón, leer su estructura de conocimiento por debajo de la superficie de nuestros artefactos modernos de alta tecnología.
La literatura original es disciplinar, de ficción, y otras categorías; el adjetivo de originalidad, significa desde lo editorial, que implica a las primeras ediciones; desde la academia lo inédito de la propuesta disciplinar; desde lo literario, una propuesta sin precedente en lo estético, conceptual y biográfico. La literatura derivada de lo original, por ejemplo, destacan dentro del texto académico: el ensayo, el resumen, la reseña, la síntesis, la revisión… Cada tipo de texto es consistente en su propia sustancia literaria, por ejemplo, el texto científico, periodístico, académico y de ingeniería, es de naturaleza objetiva; el texto de ficción es subjetivo, profundamente estético y de innovación en lo psicológico en sus propuestas discursivas. Hablamos de que la literatura tiene un carácter racional y además, una dimensión emocional. La evolución de las ideas es el carácter de los estilos de pensamiento: abstraer ideas, inferir, demostrar, explicar, deducir, correlacionar, conceptualizar, definir, modelar… Las emociones son un ingrediente de la energía de la narración, representan el desarrollo de la curiosidad y la empatía para nuestras vidas.
Lo literario es un ideal que se mueve hacia aspectos más abstractos al centro de lo que se escribe. La superficie gramatical representa un patrón de racionalidad de cómo las personas logran hacerse de significado. El propósito del texto, es que esté al alcance de la comprensión del ser interior de las personas, que con honradez investigan cada palabra que no está en su lexicón. Nuestra escritura cuando es maltrecha, generalmente no logra esta profundidad bajo la superficie del texto. La literatura, es un oasis que contiene modelos que usted puede emplear para comenzar a escribir textos con el potencial de interiorizar en el movimiento de razones y emociones. El discurso es una guía narrativa, no solo para la razón, a menudo actúa como seductor del interés para cautivar el pensamiento y la emoción de los lectores potenciales. Cuando sucede la inmersión y se provoca una imaginación profunda, estamos superando los propios límites de nuestra experiencia racional, y no es un asunto de velocidad.
La velocidad de la lectura, es el límite biológico de 300 milisegundos por palabra; en lo literario, el límite es el punto de no ruptura de la concentración y de los procesos de investigación de la terminología, conceptos, definiciones, marcos teóricos de explicación, autores, instituciones autor, en fin, puntualmente el tiempo necesario para alcanzar los objetivos de lectura. El soporte del texto, digital o en papel; tipografía; lenguaje común a nuestro lexicón; conectar todos estos aplicando reglas del propio soporte del texto, determina también la velocidad lectura. Pero sobre todo, tener conocimiento del sistema de escritura es el factor más relevante para la velocidad lectora. Esta es la esencia de lo que se llama principio de alfabetización, como factor de capacidad lectora. Depende de la habilidad del cerebro para aprender o conectar e integrar entradas de palabras, sentencias, cadenas de razones, argumentos y modos distintos de pensamiento, como podrían ser: el artículo de investigación, el poema, el ensayo, la patente, la revisión... El cómo se aplican estas reglas gramaticales, semánticas y pragmáticas a una entrada de diversos tipos de texto relevantes a la compresión; saber esto, este conocimiento nos ayuda a la rapidez de la lectura y su eficacia.
La ciencia descubrió que el cerebro no encuentra un significado simple de una palabra cuando lee, en cambio estimula una verdadera red semántica de la palabra, es decir, una red de relaciones con otras palabras[1]. La riqueza de esta dimensión semántica es recuperada y ampliada con la lectura, un hecho importante y a veces devastador implicado con el desarrollo de nuestros jóvenes, es que la lectura por error no es promovida como un factor que reduce las desigualdades sociales y que por el contrario su abandono las hacen más pronunciadas, al verle como simple medio de codificación de información. Como resultado de las investigaciones de Swinney, se asegura que los niños que jamás han salido de los estrechos límites de su barrio, ya sea en sentido figurado o literal, pueden verse reducidos en apreciar la realidad que les oprime, sentirla aburrida, y ante la falta de significado profundo, tener un comportamiento de intolerancia y violencia[2].
En la capa superior de la lectura, leer la palabra es el comportamiento superficial fonético, debajo se encuentra el nivel cognitivo, que consiste en todos los conceptos asociados, lo lingüístico y el motor de procesos básicos de la gramática. A diferencia de los comportamientos de visión y habla, que son genéticamente organizados, la lectura no tiene ningún programa genético directo transferido a una generación futura. Esto es lo que hace a la lectura y cualquier otra invención cultural, diferente de otros procesos que no requieren ser educados. El reconocimiento de palabras en la lectura, utiliza más trazos de circuitos neuronales que los objetos reconocidos en la naturaleza[3]. Así que, esta capacidad de reconocer la forma de la palabra escrita, debemos construirla permanentemente dentro de los procesos de lectura.
Estos datos científicos, no hacen más que comprometernos aún más a la responsabilidad de la educación. En inicio nuestro cerebro tenía a su disposición tres principios: la capacidad de hacer nuevas conexiones entre estructuras de mayor semántica; formar áreas especializadas en reconocimiento de patrones dentro de la información que procesa y, la capacidad de aprender a recuperar y adivinar la falta de información por inferencia. Estas capacidades de nuestro cerebro son empleadas en su combinación para leer la lengua escrita, mediante adaptaciones cerebrales a un sistema integrado de reconocimiento de producción del texto escrito[4].
Leer es un proceso cognitivo y lingüístico esencial para el desarrollo de la madurez humana. Esto lo aprendemos desde un sistema de escritura. Lograr casi automáticamente reconocer el significado de las palabras escritas al leerlas, no sucede durante una noche de lectura, principalmente en novicios. Los circuitos cerebrales crean vías de miles de disposiciones de letras y palabras en cada lectura. Los caminos neuronales de reconocimiento de patrones de letras y palabras, son construidos y organizados en el cerebro con el oficio de leer en jornadas constantes de entre uno y dos años. Así, que automatizar la lectura, aumenta la velocidad y el placer del imaginario creado por las palabras escritas.
Stephen Kosslyn demostró que es necesario entrenar la corteza visual, la lectura experta se forma a través de entrenarse en el procesar por un conjunto especializado de neuronas, que automáticamente integran las letras en palabras y estas se relacionan con sus significados[5]. Lo que sucede con las primeras exposiciones a la letra, es un ordenamiento de un proceso visual no programado genéticamente, de estos patrones se crean grupos discretos de neuronas para cada letra presente en la lectura. Después, sucede que el cerebro, puede enfocarse en el pensamiento interno de los mensajes estructurados en sentencias de una manera automática[6]. El tiempo dedicado a leer por el novel, es fundamental en su constancia, y llegar a ser experto lector, es resultado de largos procesos de entrenamiento cerebral de patrones de letras, palabras, y signos de puntuado.
En buena medida, la lectura es signo del éxito o fracaso de la educación recibida, dado que solo por este medio es posible aprenderla, además, refleja la capacidad plástica del cerebro para ir más allá del original diseño de sus estructuras biológicas al nacimiento. Cuando alguien siente que lee y lee y no se le conserva nada para reflexionar, es signo claro, de una falta de lexicón, de no reconocer las reglas básicas de un sistema de escritura y, por supuesto, delata el bajo índice de tiempo invertido en su vida a esta tarea trascendental de imaginar con palabras escritas. No hay atajos, sin entrenamiento del oficio de leer basado en conocer un sistema de escritura, no hay modo biológico autónomo en vacío para enfrentar a tal desafío. Leer es un acto neuronal e intelectual enriquecido por un vocabulario y por habilidades de reconocer estilos de pensamiento por el cerebro lector.
La lectura de nuestros jóvenes, es sobre un universo digital. Los componentes en el corazón de la lectura con la aparición del texto digital comenzaron a cambiar. La enorme cantidad de información que aparece instantáneamente, produce un potencial de atrofia ante la falta de tiempo para procesar la información diferencialmente y analíticamente. Los procesos visuales y lingüísticos básicos son idénticos, pero los aspectos de comprensión de información hipervinculada contribuyen a cambiar la dimensión lineal de la lectura, exigen realizar múltiples tareas y lidiar con una mayor cantidad de información que nos distrae. Lejos de ser negativo, la dimensión digital es parte de una nueva lectura, por el cambio en el lenguaje escrito. En lo biológico y lo intelectual, la lectura permite a nuestra especie ir más allá de la información para crear interminables y estéticos pensamientos.
En resumen, la capacidad generativa de la lectura es paralela a la plasticidad cerebral fundamental en el cableado de redes de circuitos en nuestro cerebro, nos permiten ir más allá de los datos dados. Ricas asociaciones por inferencias y perspectivas emergentes de esta capacidad que nos permiten y, de hecho, nos invitan a llegar más allá del contenido específico de lo que leemos y, nos seduce a alcanzar nuevos estilos de pensamiento. La capacidad de lectura refleja el avance del cerebro en temas cognitivos. La lectura es un poderoso indicador que describe la capacidad de un individuo para hacer eficiente su propio pensamiento. La experiencia de la lectura no es tanto un fin en sí mismo, ya que es nuestro mejor vehículo para una mente transformada y literalmente flexible para modificar sus formas de razonamiento y modos de sentir.
La lectura en su raíz es un principio alfabético que representa la profunda penetración en que cada palabra en el lenguaje oral, se compone de un grupo finito de sonidos individuales que pueden ser representados por un grupo a su vez finito de letras individuales. Este principio aparentemente simple, suena totalmente revolucionario si considera que con el tiempo, creó la capacidad para traducir cada palabra de nuestro lenguaje escrito. Tomaron 2 mil años los avances cognitivos necesarios para aprender a leer un alfabeto, hoy a un niño le toma unos 2 mil días de experiencia la comprensión del sistema alfabético. Para que los niños adquieran este importante proceso de conformación del cerebro para los procesos de lectura y puedan ser eficaces, necesitan entornos instruccionales que apoyen cada parte de los circuitos cerebrales para leer.
Aprender a leer, comienza cuando sostenemos contacto con la lectura de los adultos. ¿Con qué frecuencia sucede esta actividad?, de esta experiencia se determina, uno de los mejores predictivos de si lograremos ser lectores en el futuro. Leer a los niños de entre 5 y 12 años, les proporciona gradualmente un ambiente más rico en posibilidad de un lexicón oral y escrito. A diferencia, no leer en el aula como medio de enriquecimiento del vocabulario, provoca que niños de primaria no reconozcan los más de 32 mil términos que deberían alcanzar en su educación básica, y sí además, están en hogares lingüísticamente pobres, rápidamente su estimulación por la curiosidad del conocimiento se reducirá, desfavoreciendo su continuidad de progreso escolar e intelectual[7].
Las evidencias de deficiencia en las habilidades de lectura que deberían haber sido desarrolladas con anterioridad, además de nuestro creciente conocimiento científico de la lectura, deberían bastar para ayudar a predecir, mejorar y prevenir algunas formas de la falta de lectura necesaria para conformar un cerebro lector cuando se es adolescente. Hoy en día, poseemos un conocimiento suficiente sobre los componentes de la lectura para poder no solo diagnosticar a cada uno de los jóvenes de educación media o superior. Este mismo conocimiento pone de relieve lograr dominar un sistema de escritura como el medio más eficaz para la lectura profunda, así como enfrentar la época del texto digital que modifica y crea nuevas formas de lectura para nuestro cerebro.
La falta de lectura proporciona un ángulo muy pobre de observar al conocimiento estructurado, para todo aquel que está en este tipo de situación, se percibe a sí mismo con dislexia científica, ante la falta de variedad de herramientas de razonamiento (operadores discursivos). Para comprender el por qué se presentan dificultades en la comprensión analítica y en la actividad crítica lectora de los jóvenes entre 15 y 20 años de edad, hay que dar seguimiento de la madurez del cerebro lector, en evaluación de su comportamiento y conocimiento frente a su sistema de escritura materno. Los borradores escolares de la escritura de estos jóvenes, son mapas vivos del paisaje neuronal del lexicón, operadores discursivos y capacidad de estructurar sentencias en razones y argumentos[8]. Entender los avances científicos sobre la lectura, puede marcar la diferencia para una educación eficaz y contribuir a la justicia social, reduciendo la desigualdad de escándalo que hoy es la tendencia que rompe a la comunidad.
La lectura comenzó con los sistemas de escritura
Probablemente, expresar símbolos a un nivel de abstracción, con simples líneas en piedra, arcilla, hueso…, fuera lo primero y lo más concreto que se representó del mundo natural en forma de símbolos. Un segundo paso, fue estandarizar un sistema de producción de signos que pudiera mediante educación permitir la transmisión a distancia y en el tiempo el poder de ver con las palabras y los pensamientos de una cultura, a cada nueva generación. El tercer paso, fue la Epifanía, lingüísticamente lo más abstracto, ya con la relación sonido-símbolo consolidándose, nace la comprensión de los orígenes de nuevos procesos en los que los cuerpos de texto se hacen presentes. Así, en este último paso, los seres humanos más que preservar registros y comunicarlos, hacen del sistema de escritura un medio para reflexionar, crear e inventar muchas maneras de razonar y producir la cultura. Si bien no está claro cuál fue el primer sistema de escritura, si se precisa que fue creado alrededor de hace 5 mil años, es un avance tecnológico que como ninguno otro modificó la adaptación del cerebro humano, haciendo posible que imagine con palabras y números, todo su mundo depende de ello.
Con cada nuevo sistema de escritura se logró, al hacerlo más sofisticado y, por tanto, con mayor poder práctico, reorganizar todo el repertorio de capacidades intelectuales que le dan el poder racional al hombre. Con este poder no hay duda de que el hombre aceleró su desarrollo en grandes saltos, sorprendiendo con maravillas del arte, la ciencia, la técnica. Una hermosa ironía de evolución cognitiva, un mundo de letras y números que, al mismo tiempo, las culturas que promueven su educación, observaron pasos sólidos en su desarrollo acelerado. Así, aprender a escribir y leer es empoderarse de nuevas capacidades humanas, las cuales son entrenadas para el cerebro en forma de educación. Entre los circuitos cerebrales más transformados está la visión de símbolos; el lenguaje y la conceptualización, son nuevas conexiones entre el ojo y áreas especializadas en reconocer con solvencia, pequeñas marcas estandarizadas de sistemas alfanuméricos.
Conocer los sistemas de números y alfabetos, es de la mayor importancia, está radica en que expande nuestra capacidad para hacer nuevas conexiones entre áreas de asociación. Una gran diferencia entre el cerebro humano y el de cualquier otro primate, es la proporción de nuestro cerebro dedicada a estas áreas de asociación lógica. Esencialmente la lectura y la escritura de símbolos, son las áreas de mayor exigencia del procesamiento sensorial para hacer imágenes mentales a partir de información para el uso de desafíos futuros. Tal capacidad de imaginar es profundamente importante para hacer de los cuerpos de símbolos, un medio para recordar, recuperar y crear nuevas representaciones. La educación nos entrena para que logremos más o menos automáticamente, el reconocimiento de patrones de símbolos que estructuran la información. La lectura de símbolos requiere más que la capacidad visual de nuestros antepasados, además, es necesario educar nuestra razón para conceptuar y producir toda clase de pensamientos.
2.1 ¿La literatura desempeña un papel en el cambio social?
Nuestra respuesta es un contundente sí. La literatura es un lenguaje de lo humano, conecta los fragmentos del Yo dentro de nosotros, nos conecta con otros y diferencia a los demás de nosotros mismos, recupera nuestro deseo virtuoso de hacer un bien por los otros: la compasión. Las palabras dentro de un discurso pueden decir más de lo que significan en un diccionario y, además, pueden educarnos más de lo que lo hace un discurso poco estructurado en las aulas sin lectura. En una época de saltos a la incertidumbre, el lenguaje de la literatura provoca solidaridad humana, recordándonos que todos estamos en peligro si nos perdemos de la civilización y nos anima a creer en la razón como la herramienta más extraordinaria para dar luz al horizonte humano. Hay muchos textos, pero no todos alteran la manera en que entendemos al mundo y el modo de vivir, tanto como los textos del mundo científico, poético, de ficción y matemático.
Viajero de literatura y vida
Al promover la lectura instruida como factor de eficiencia material en su inserción exitosa en el aparato económico, no solo se abandona el estudio del pensamiento libre y autónomo; sino que se crea una crisis de imaginación, dado que lo utilitario es un intento por mecanizar la razón. Baste con ver como el entrenamiento de trabajadores especializados, silencia la discusión en las academias de colegios y universidades; es una forma de educación en la que la razón es reducida explícitamente al trabajo del aprendizaje de procesos de instrucción, así, cualquier curiosidad interrogadora sobre tales dogmas, es detenida antes de cruzar el umbral a la creatividad. Alternativamente, gestionar preguntas desde una lectura libre en su elección, posibilita la profundidad de avanzar en la literatura que renueva la experiencia del pensamiento y que genera nuevos estilos de razonar.
Enfrentar lo que no sabemos, es leer página a página los términos que harán crecer nuestra capacidad de renovar la esperanza sobre lo que parece imposible conocer. Leer es el autodescubrimiento de que somos más extraordinarios, cuando concebimos nuevas realidades desde la literatura original. Leer en el paradigma racionalista, es escudriñar con audaces preguntas sugeridas desde la literatura, impulsar la curiosidad, la tolerancia, la cooperación, y el papel del conocimiento como factor de paz y progreso ético. Inundar la mente de numerosos caminos para explorar la ciencia, la ingeniería y el arte. Los libros se convierten en aulas virtuales donde se renueva la juventud.
Leer posibilita una visión alternativa del mundo, donde reviven en algún aspecto las cosas del mundo ordinario, que en muchas ocasiones subestimamos y despreciamos en alguna medida. Al ver lo imaginado desde la literatura, los problemas se sienten diferentes. La literatura de ficción (cuento, novela, poesía) es acción humana bajo la superficie cotidiana, como dos ojos, emociones y conocimiento de lo humano que nos ayudan a traer esperanza, alcanzando un nuevo potencial humano, capaz de imaginar nuevas ideas para un mundo nuevo. Con el goteo de palabras, páginas y libros, el brillo agudo de los ojos despierta, va al fondo del tejedor de sueños, es decir, la poética de la literatura nos hará ganar nueva confianza en nosotros mismos.
Leer a primera vista, podría ser que nos comprometa, primero armando las ideas nuevas y luego escribiendo nosotros mismos las palabras y pensamientos que derivan en encontrar amor a nuestro tiempo. Para articular la idea de una lectura liberadora y promotora de creatividad imaginativa (aunque no muy obvio), este es un proyecto escrito para invitar a las nuevas generaciones a la igualdad en dignidad, a no enterrar en muerte eterna las luchas de nuestros padres, a hacer de los sueños de verano del siglo XX, la herencia naciente de la ciencia del siglo XXI que sugiere mediante su modelo del mundo: la soberanía intelectual para compartirnos el mundo visible y virtuoso para el progreso solidario.
Leer por lo utilitario pone a la conciencia humana en la sombra; leer por la búsqueda de sustancia virtuosa, coloca la conciencia bajo la superficie del lenguaje en la acción permanente y cambio constante de significados a favor de la comunidad. Permitirse soñar desde la literatura, imaginar la forma de reconocimiento más virtuoso de la razón y la sensibilidad humana. Es una forma de carácter en que alguien, él o ella están en la sustancia de la razón, pero con énfasis implicado en el reconocimiento de ser parte del cambio para alcanzar la justicia mediante el conocimiento.
Leer es viajar en nuestra cabeza, visitar lugares, emociones y otros tiempos, reflexionar la diferencia con nuestro tiempo y condición. Al mismo tiempo, metáforas, proposiciones, sentencias y frases, despiertan un sueño en el que el lector se suma al pensamiento universal. Cuando con los párpados casi caídos miramos las letras, es cuando dejamos de ser ciegos al sufrimiento ajeno. Tal punto de inflexión, allí existe una mejor versión de nuestro ser proyectado al mundo. Leer es cambiar en lo ético a través de la coyuntura de la curiosidad, aunque de forma ligeramente diferente, una vez que un lector ha avanzado hacia fuera y lejos de su cotidianidad, la literatura se dirige a hacer en pequeños pasos más claros en el sentido de la vida. Cuando el lector va a la cama cansado, con ganas de dormir, la literatura le lleva lejos de su ser interior, el lector empieza a pensar en ello, los recuerdos son agrupados en un nuevo orden del sentir y pensar. Ahora, justo antes de dormir, sus musas son metáforas vivas y elige con más cuidado, porque la realidad miente con los ojos abiertos.
Al leer, esta actividad nos ofrece puntos de inflexión distintos a cómo previamente pensamos y sentimos una experiencia. De pronto podemos ver más lejos con ayuda de la literatura. Eso es lo que nos mantiene despiertos el placer de leer. Usted en su imaginación, realiza un contraste implícito con la sustancia del texto, el mundo le es más hermoso y puede llegar a ser amado de muchas maneras antes inimaginadas. Los escritores, son héroes de la mente, crean llaves para contrarrestar las ideas y sentimientos angustiantes, y provocan que cada noche sea diferente y en la luz de sus letras, se iluminan nuevos caminos de la imaginación. Al leer, el momento es efímero, porque ahora viene un punto más de inflexión racional con cada nueva página. De cuando en cuando, una conclusión impactante, incita nuestro ser, renueva su curiosidad, el lector no puede alcanzar la tranquilidad, siente sed de emprender el más profundo viaje del pensamiento. La intranquilidad es porque tal vez, nuestra persona, se ve a sí misma como otra posibilidad en su extensión de existencia humana.
La poesía y el texto científico, nos ofrecen al mismo tiempo un modelo de pensamiento que nos permite ver la sustancia debajo de la superficie de las letras y, nuevas formas de vernos a nosotros mismos. Leer es sobre la acción de un viaje y un acompañamiento de los grandes de las letras de la literatura, un paraje de mundos imaginados, un auto reconocimiento de quién podríamos ser para nuestro tiempo. La literatura con su extraordinaria oferta de densidad de pensamientos, nos ayuda a entrenar a nuestra mente, y con cada nuevo modo de pensar, nuestro estilo inmóvil, se vuelve dinámico y reconociblemente podemos comprender, que podemos significar una nueva historia para nosotros, la sugerencia de vivir como héroes del conocimiento.
Leer nos permite comprender aspectos importantes de la psicología, muestra cómo se pueden trabajar la empatía, la razón, la estética y muchos aspectos de la socialización humana. Las letras entran en la mente, nos impulsan emociones, la poiesis nos hace de un modo que construye nuevos caminos de imaginación. En la lectura de literatura original, las distintas modalidades de pensamiento y sentimiento sobre los seres humanos, nos hacen más tolerantes y solidarios.
Si bien, la lectura de acuerdo a muchos reportes en la estadística del tema, no es la actividad más popular en nuestra comunidad, también es cierto que, sin ella vemos indiferente cualquier paso nuevo para nuestras vidas. La novela es una impresión directa sobre los modos de vida posibles de la psicología, es una obra de arte. La vida sin letras es monstruosa, finita, ilógica, abrupta y fría; una obra de arte en comparación es ordenada, infinita, autónoma, racional, y fluye perfecta por nuevos caminos de razón y la emoción. La vida sin letras se impone como energía bruta inarticulada; el arte se capta en el oído ante los muchos ruidos fuertes de la experiencia, un aire artificial realizado por un escritor discreto y explorador de infinita curiosidad.
La idea de llamar al lector soñador, surge con Shakespeare en 1594. Para el soñador dice este, es un movimiento hacia lo abstracto de lo que se escribe. Bajo la superficie de las letras, hay un patrón subyacente de cómo las personas se ven a sí mismas. Leer es alcanzar la comprensión del ser interior de la persona, una renovación de gratas sorpresas de lo que podemos ser. Uno no puede lograr este entendimiento solo observando las acciones superficiales del movimiento de las personas. Cada texto es un modelo distinto de pensamiento, que permite una mejor manera comprender cómo funciona la sociedad y la naturaleza de las cosas. Shakespeare no inventó la idea del teatro como modelo del mundo, pero cuando vio su importancia, se convirtió en una fuente de inspiración para su literatura. Se cree que fue el Libro de Erasmus “Elogio de la locura” el que lo influyo. Es clara la propuesta de Shakespeare, se da cuenta de que muchas personas en la superficie son gente seria como profesores, políticos y sabios por ser guiados por la razón, cuando en realidad son guiados por emociones, que algo egotistas, impulsan el orgullo de hacerse ver como superiores en comparación con otros. Tales emociones no les parecen un misterio. Él observó que a menudo las personas serias, piensan que es mejor colocar a las emociones por debajo de la superficie de lo público. Dice Shakespeare, confieso por todos que las emociones son la provincia de la locura. De hecho, esta es forma de distinguir al sabio del necio, en la que uno está gobernado por la razón, el otro por emociones fuera de control. Sin embargo, esta emoción no solo sirve como guía a los que empujan hacia las puertas de la sabiduría, sino también actúa como estímulo e incitación a la práctica de cada virtud.
Erasmus, satiriza la locura como una forma de llevar a cabo la idea más profunda en la literatura que permita a las personas reconocer sus emociones, hacer el bien depende en gran medida de la flexibilidad de nuestras emociones[9]. De esto nace el llamar a la novela, el cuento y la poesía: literatura de ficción. La idea de la ficción implica a modelos de escritura que comenzaron mucho antes de Shakespeare. La idea central de literatura de ficción es la teoría psicológica de la literatura imaginativa, se fundó en la poética de Aristóteles. Es un hecho que un libro de ficción, apenas muestra una luz en medio de una noche sin luna, si bien para muchos es poca cosa, olvidan que lo que realmente muestra es el tamaño de la oscuridad del egoísmo humano. Aristóteles disertó a la ficción con el término mimesis, para referir a la relación de una pieza de la literatura con el mundo. Mimesis podríamos entenderla como imitación. Henry James en su ensayo “El arte de la ficción” refiere que la categoría de este texto mimesis es el arte de representar. La ficción es un espejo de lo que es el mundo fuera del mundo.
2.3 Leer y el sistema de escritura
El lector crea su propia biblioteca, que es su propia visión del mundo en su conjunto. Su mente es un espejo sobre el conocimiento de lo humano y reflejo de lo rebelde frente a las ideas de otros. De los libros se forman lecciones morales de autogobierno. El lector, aprende que la realidad se amplia en la medida en que crece su lexicón. Su estado de ánimo se impresiona con las nuevas sorpresas de la realidad, ve en parte al mundo como algo con ojos del lenguaje multiforme en su influencia literaria. Al ver con los ojos de la literatura, puede sentir el corazón o el pensamiento de otros, nos ofrece el arte de aprender algo más que solo intelecto, sino la propia visión y sensación de muchos otros, de diferentes culturas y tiempos. Así, el lector concibe el sentido de la vida humana desde las letras. En resumen, la literatura es un medio de trasferencia de la vida.
Inspirado en George Eliot, Nineteenth. 1881.
La novela nace con el concepto de hombres viviendo en ciudades. El hombre se hace de la narrativa como memoria de la dimensión urbana. Este género literario nace en rivalidad con la poesía, intenta ser un tipo de texto para las personas más sencillas, para ser leído en callejuelas, tabernas, cafés, vecindades y sitios populares como dentro del transporte público de las ciudades. Quizá fue Víctor Hugo y su obra “Los Miserables”, los que hacen que lo novelesco ingrese como espacio de voz para los marginados y olvidados. En la época de la posguerra, Sartre le da a la novela un sentido de compromiso político, un arma ideológica que educa a las masas. Camus se opone a Sartre y lo expresa así: “Sí, pero la literatura no puede ser pedagógica, no puede ser un instrumento de propaganda política porque mata la creatividad, tiene que desbordar lo puramente político y abarcar otras experiencias humanas[10]”. Sartre le contesta a Camus “Desde luego que tiene sentido hacer literatura, porque puede ser, además de algo que produce placer, algo que estimula la imaginación, que enriquece la sensibilidad; puede ser una manera de hacer tomar conciencia de la problemática social al público lector y al gran público en general[11]”. La literatura considera Sartre, es la conciencia humana, y existe para que tengamos conciencia de nuestra propia existencia. No es una puerta de espontaneidad frente al mundo de las cosas, este último son estructuras de energía de acuerdo a la física moderna. Entonces, nos podemos plantear dos tipos de existencia. Una existencia donde las cosas de la realidad escapan de la dominación de la conciencia, son autónomas de la mente. La otra existencia, no es la página de papel con palabras en tinta, el ente material “libro”, sino las cualidades de inmersión en las letras en cuanto a estéticas, narrativas y de conocimiento de lo humano, es decir, lo literario, es un medio de imaginación para la mente del lector. Lo literario es una presencia que cambia conforme hacemos cada lectura, donde es irreversible la experiencia de leer. Con cada lectura sobre la misma página en una mesa de trabajo, se obtiene distinta experiencia de ello. Lo literario no tiene límite en el mundo material, no existe en él. Son mundos alternos creados por la palabra. Son imágenes que solo existen cuando un lector habita en su espacio literario[12].
La historia de cómo llegamos a ser una especie alfabetizada, se remonta a 5 mil años atrás. La escritura y la lectura alteran el cerebro de maneras profundamente dinámicas, la persona que lo vive evoluciona alterando su propia humanidad. No hay algo más importante para el futuro del desarrollo intelectual de nuestra especie, que leer y crear estructuras con palabras. No leer literatura original (le aseguramos), es una pérdida de potencial humano incalculable para su vida. Nos apoyamos para esta proposición, en la neurociencia cognitiva, en la psicolingüística, la filosofía, la pedagogía y la tecnología como plataforma creativa.
Por alfabetización nos referimos al logro de un individuo o toda una sociedad que lee y escribe. La lectura se refiere a procesos específicos de percepción, cognitivos, lingüísticos, afectivos y fisiológicos involucrados en el acto de descifrar y comprender el lenguaje escrito. Lo que es más importante aquí, es resaltar que para nosotros la lectura no es solo descifrar información delante de los ojos. Por el contrario, la lectura es en última instancia sobre un encuentro entre un lector y otra mente que nos lleva a pensar y sentir más allá de nosotros mismos. Lo literario ofrece al hombre algo más que dogmas, información y discursos; da adicionalmente procesos nuevos de pensamiento por encima del habla cotidiana, con sus estéticas y sorpresas del despertar de la conciencia, crea la sensación de un matiz, resonancia y riqueza para nuestro desarrollo, por lo tanto, nos regala un aumento en la capacidad de realizar y descubrir nuestra persona[13].
Marcel Proust refiere a la lectura, en ella queremos tomarnos un poco de nosotros mismos y viajar más lejos cuando leemos. Los individuos lectores viajamos un poco más lejos de nosotros mismos y, en sociedad aprendemos más allá de nuestras fronteras, cambiando nuestra capacidad de cooperación cognitiva. La literatura original es una invitación, con telón de fondo de nuestro conocimiento anterior para ir más allá a un lugar nuevo, más allá del autor y los mismos dogmas. Dentro de los procesos de lectura se transforma el individuo en un ser educado en la soberanía intelectual, la sociedad misma es transformada como resultado de ello.
La lectura debe ser educada en todo humano. Nos referimos al hecho evidente de que no nacimos para leer. El cerebro humano que lee fue alfabetizado por la invención cultural de este proceso. Lo que significa que, no hay ningún programa biológico para este respecto. Es una realidad con muchas implicaciones y consecuencias para la educación comprometida con el progreso ético de la civilización. El entorno de los lectores es un particular factor a favor o en contra; por ejemplo, un ambiente positivo donde hay lectores que enseñan con el ejemplo, donde se promueve el intercambio de ideas presentes en la literatura, donde hay bajo ruido de señales distractoras, donde se promueve la libre elección de la literatura, se da acceso sin password o algún otro tipo de control a la diversidad literaria. Un ambiente así, es propicio para el placer de la lectura.
No conocemos cómo es que esta invención cultural de la alfabetización modificó nuestro cerebro en su biología. Menos aún las implicaciones civilizadoras de los lectores del texto digital. Un cerebro que lee, es algo asombroso en cuanto a que crea circuitos plásticos, genéticamente no programados, que se conectan con la visión, la cognición y las emociones. El ambiente no es el único factor para formar un cerebro lector, si bien somos lo que leemos, para lograr ser todo nuestro potencial humano, debemos crear primero los circuitos cerebrales necesarios para procesar el texto escrito, y para ello, aprender un tipo de sistema de escritura es esencial. Dominar un sistema de escritura es el factor más importante para aprender a leer[14].
Hoy vivimos un momento histórico de transición a un cerebro lector digital y no hay ningún programa biológico predeterminado para ello. Los cambios nos son desconocidos, comienza a haber un cambio de estilo de lectura en los ciudadanos del mundo, integrando múltiples herramientas y fuentes de información simultáneamente. A menudo, los lectores digitales parecen estar en un texto fragmentario, saltando constantemente en diccionarios, fuentes de referencia, traductores, librerías en línea… todo esto en el propio flujo de la lectura de una obra. Hay quienes consideran que la lectura digital es menos capaz de alcanzar lo previamente alcanzado por el libro en papel, en cuanto a profundidad de inmersión, e incluso en comprensión y concentración. Aún se está a la espera de consolidar datos en reportes científicos en la materia.
¿Por qué es la literatura una solución social al progreso ético?, para muchos de sus retractores, apenas si acaso puede ayudar a hacer la fuerza del músculo, en ella consideramos, es dar más de lo que sabemos sobre el mundo. En el pensamiento sobre la vida humana, lo literario ofrece un exceso de nueva experiencia, por no ser de utilidad material se le puede pensar, como el medio para crear objetos de pensamiento, ofreciendo más de un centro de las cosas. En este sentido, argumentamos que leer es una disciplina que amplia nuestro lexicón y las formas de crear con el lenguaje. Los escritores ofrecen esto para crear no tanto una línea de argumentos como un espacio de resonancia para el pensamiento. Sino, poner al lector en lugares físicos, mentales y situaciones donde esas ideas surgen originalmente para que puedan reconstruir los cimientos que las justifican. Leer literatura, es aprender la franja invisible del significado de lo humano, como su origen, lo oscuro, la creativo, lo sublime, lo cruel… Es apropiado ver a la literatura como pensamientos consolidados que lograron aterrizar sobre lo imaginado. Para aportar ideas a la vida, necesitamos viajar a muchas realidades expresadas en la literatura, lugares muy estrechos en cuanto al lenguaje especializado, mismo que estimula a ser y a reconocer una resonancia de una nueva realidad. Detrás de una idea, con el fin de ser pensada, la lectura nos hace sentir por vez primera, ser habitantes de nuevos mundos del conocimiento.
Cuando no leemos, nuestros pensamientos se extravían en nuestra memoria, en ocasiones las personas se sienten aburridas de la realidad, se sienten atrapadas en las arterias mentales de sus cotidianidades. Puede ser un efecto casi automático que nuestros dogmas se vean como el castillo de un cretino, así, hombres y mujeres tropiezan en los laberintos de la literatura, son momentos de gracia y nos mofamos de nuestra ignorancia. Ningún lector serio salta una palabra que no conoce en el texto, con nuevas palabras piensa para sus adentros, cambiando los gustos y enfoques sobre lo que no nos interesaba antes de reconocer su importancia. Habrá muchos textos que provocarán un cambio súbito cuando nos fuerzan a hacernos de más y más lenguaje complejo. Recurrimos al pensamiento, lo literal no es lo literario. Los escáneres reconocen lo literal, cuando transcribimos un texto, solo reconocemos lo literal. Cuando lo literario es una proposición, metáfora o cláusula, se convierte en un motor de criaturas en la mente y anticipa una nueva posibilidad de ser para nuestra persona[15].
En la literatura, mediante la creación de contextos y situaciones subyacentes de sentido, los pensamientos creados por el texto, muestran desde dónde vienen estos, con qué están relacionados sus fundamentos y a qué conceptos convocan. Esto involucró al escritor con la planificación de un marco epistemológico convencional del mundo. La creación de un espacio de significado, involucra palabras, sentencias, argumentos, conectores discursivos, signos de puntuado… En el proceso de lectura de este espacio virtual, por el solo hecho de que una palabra no sea parte del lexicón de un lector, el propio espacio de significado es corrompido. El lenguaje que sirve como microcirugía en nuestra escritura, hace un trabajo interno en lo más fino del borde mismo de lo inarticulado, subestimar palabras, es demasiado peligroso, lo invitamos a ser atrevidos para investigar sentidos nuevos para un texto.
Para el escritor, leer es un trabajo lejos de la comodidad, soportando la desesperación de muchos borradores que no cuajan en su consolidación. La búsqueda de la palabra correcta para aterrizar lo imaginado (al menos), el sentido de un espacio de significado ya asimilado por una cultura, es lograr lo necesario para iniciar de lo conocido hacia un innovador texto. Si una sentencia, en sus palabras logra convertirse en una consolidación de escritura original, un escritor se dice está en el umbral de la articulación de un nuevo pensamiento. Este umbral es un paso definitivo de pasar de palabras flotando, sin relación, meros sonidos, significados captados como partículas aisladas y lograr sentencias, cadenas de estas y cuerpos de ideas. Cada palabra marca un lugar donde antes solo había vacío mental, las palabras pueden llegar a ser parte de un molde y ladrillos de un más amplio espacio de significado, lo textual. Lo literario es un mensaje demasiado elaborado, para ser fundamental se diferencia con las palabras individuales que lo crean.
La búsqueda de sentido, es entender la vida de otros a través de su trabajo literario: científico, poético o técnico. Por el que se transfiere en letras y números sus esgrimas argumentales y dedicó su vida a la madurez lectora, en lo sensible y en la forma de pensamiento; esto puede ser considerado como transformación imaginativa de todo proceso de lectura.
Cuando leo en una pantalla digital: “suceden entre mi ver, las letras en la pantalla y mi reacción emocional a los acontecimientos de un mundo imaginario, tuve que ver las letras e identificarlas”. La lectura fue inventada, junto con una aplicación para el progreso de la civilización: la educación. La educación no es una ciencia básica, sino una ciencia aplicada, no busca describir el mundo como es, sino más bien cambiar el mundo. Antes del cómo leer, quizá debamos analizar primero el por qué.
2.4 ¿Para qué leer?
Leemos para comprender los pensamientos de otras personas y dar orden a nuestros pensamientos propios. La función de la lectura es participar en sociedad, por ello la escritura es un acto mental de cooperación. Pensar la lectura es a la vez estudiar el sistema de escritura. La escritura es una extensión de la memoria. La hipótesis de que fue la escritura un sistema de registro de contabilidad en la naciente agricultura, nos hace pensar en que su lectura fue un objeto de recuperación de recuerdos. Conforme el registro de la memoria contable creció, quizá fue necesario crear un discurso que permitiera trasmitir la experiencia de los registros de memoria. La escritura representa un salto cualitativo para compartir conocimientos. El discurso cara a cara requiere altavoces y oyentes para permanecer; la escritura no, ella solo requiere alfabetizar en el sistema de lectura y así mantener por siempre la memoria viva. El discurso se produce en un solo lugar espacio-tiempo, la escritura es un medio portable entre muchas épocas y lugares. Francis Bacon consideró en 1597, al conocimiento como poder transportable de un lugar a otro mediante la escritura. La escritura significa preservar el poder y trasmitirlo. Así que, la lectura es el medio de transmisión del pensamiento y con ello, del poder. Los primeros símbolos de la escritura fueron los pictogramas, imitaciones de animales, plantas, personas. Con la ventaja de ser interpretados muy fácilmente sin educación. El problema es la pérdida de información cultural, al dejar tan abierta la interpretación de las figurillas y no permitir plasmar ideas complejas. En la frontera de los ideogramas para representar ideas abstractas, surge el problema de entrenar al lector para su interpretación.
Ante una escritura logográfica muy densa y en crecimiento constante, la carga de aprender la familia de logos se volvió un problema. En algún momento se observó que agrupar los logos para nombrar, calificar o señalar acción, implica crear para todas estas cosas una familia de logos más amplia cada día. Si con un alfabeto moderno es infinito todo lo que podemos expresar con él, imagine con una familia de logos creciendo en lo infinito a las interpretaciones. Quizá en este punto el hombre se hizo consciente de la necesidad de un sistema de signos relacionados con el sonido del habla humana. Así nació un primer sistema de escritura, resolviendo gramaticalmente la alternativa logográfica. Pero, para garantizar la fiabilidad de los mensajes y transportar con más exactitud la información, fue necesario crear reglas que hoy son la ortografía de un lenguaje.
El sistema de símbolos asociados con sonidos, abrió paso a un sistema fonético de lectura. El sistema fonético tiene la enorme ventaja de permitir que el escritor utilice inconscientemente símbolos que resuenan en su mente como sonidos hablados. La escritura pronto pasó de su utilidad de reproducir lo que otros dicen, a decir lo que uno piensa y siente. Aquí es un hito de la historia, el ver a la lectura como una función individual, o democratizadora del conocimiento. Este sistema es el mismo que los niños practican antes de ir a la escuela. Los niños conocen las palabras en sonidos, los mensajes hablados y las ensayan antes de recibir educación formal. Pero también la fonología aportó la relación de equivalencia entre el sonido de palabras y su relación en significado (semántica). Tal vez son diferentes aspectos de una única cosa en la mente, como entrada de diccionario (lexicón). La pronunciación se tiene que aprender, esta no es de origen biológico. Se sabe que sonido y significado están separados en el cerebro, porque se puede probar que se aprenden uno sin el otro.
Cuando se aprende una segunda lengua, nos damos cuenta que podemos escuchar el sonido de las palabras, pero no asociar su significado. En resumen, el sistema fonético resolvió el problema del final de la era rupestre de manejar 50 mil logográficos en la memoria. Significa que cada símbolo corresponde a un sonido del discurso, también llamado fonema. Por ejemplo, el inglés maneja unos 44 fonemas (sonidos) con 26 letras. Esperamos sea claro como la mente lee las palabras. Nuestro análisis de la escritura nos dio una idea de cómo se mejoró el sistema de lectura de palabras. Primeramente, aprendemos a distinguir las categorías de letras consonantes y vocales una a una. El siguiente paso es correlacionar sonidos con sílabas escritas y en seguida, aprendemos a distinguir sonidos de palabras diferentes. Y simultáneamente reconocemos patrones de reglas que dan forma a las palabras, es decir, la gramática y la ortografía que permiten la producción simbólica del código escrito.
2.5 Las letras
Inventar un alfabeto desde cero. ¿Cómo haríamos tal empresa? Sería sabio crear letras fáciles de distinguir, para que los lectores no las confundan. Por otra parte, podría ser útil crear letras fáciles de dibujar en bien de reproducir su utilidad. Esto es lógico, pero pasaron muchos miles de años en la perfección nuestro alfabeto moderno. Muchas letras, sus formas modernas fueron derivadas de objetos presentes en la naturaleza, cruces, círculos, pirámides, ejes horizontales y verticales. Es razonable pensar que nuestras letras se ajustaron visualmente y en su complejidad de escritura en el tiempo, bajo criterios ya mencionados. Es claro que la evolución de las letras se debió a su facilidad visual y al número de trazos más económico para su reproducción mecánica de la escritura basada en lápiz y papel. Conforme avanzó la tecnología y apareció la máquina de escribir mecánica, el propio acomodo de las letras en teclas, fue determinado por la estadística de frecuencia de las letras en palabras y la facilidad de precisión de nuestros dedos.
Supongamos que la conciencia fonológica es importante para aprender a leer. Si la lectura es un código entre símbolos y sonidos, va a ser difícil de aprender el código si usted no puede oír los sonidos del discurso. Los investigadores indican que este supuesto es razonablemente correcto[16]. Los niños que tienen dificultades para aprender a leer a menudo tienen dificultades en esta tarea[17]. Esta relación entre conciencia fonética y lectura no es exclusiva de leer español, inglés, francés…, es para todo lenguaje natural[18]. Se espera que los niños con mayor interacción fonética aprendan más a prisa a leer que los que no reciben la suficiente formación[19]. Los niños generalmente en casa reciben incidentalmente esta formación de los padres, pero cuando se trata de aprender una segunda lengua, la conciencia fonética la aprenden en educación formal, que además, resulta más difícil de aprender[20]. Jugar a relacionar palabras y sus sonidos, es un proceso que permite desarrollar la conciencia fonética y después resulta más fácil leer en voz alta[21].
2.6 Fonología
El cerebro es solo el peso de Dios,
por influencia de libra y libra
y será diferente solo cuando lo hacen
como sílaba a sonido.
Emily Dickinson[22]
La soledad humana comenzó a resolverse con el sonido: el sonido de la voz humana, su melodía, ritmo, sonoridad, esfuerzo y pausa, que ayudan al oido a discriminar pequeños sonidos en cadenas, sílabas y fonemas. Surgió el sonido entre las ramas de los árboles y cánticos de las bestias, unidades de sonido como partes integrales de todo lo que hacen y piensan los de nuestra especie. La fonología consiste en el estudio de todas las capas en el sistema de sonidos de una lengua, así como las reglas que rigen cómo componemos al formar sílabas y palabras. Muchas personas confunden comprensiblemente fonología, fonemas y fonética. Fonética se refiere a un método de enseñanza de la lectura que hace hincapié en el manejo del tono, la pausa y el ritmo de los patrones de sonidos representados con letras. A las partes o componentes de una secuencia de sonidos particulares e individuales, los llamamos fonemas. Cada lenguaje tiene su propio conjunto delimitado de fonemas. El inglés tiene entre 44 y 46 fonemas basados en diferentes usos regionales del lenguaje. El italiano unos 30 fonemas. Algunos fonemas son únicos a una lengua particular. El español cuenta con 22 fonemas.
Ray Jackendoff describe cuatro niveles o capas que componen los sonidos de una palabra. Nos gusta pensar en el primer nivel como melodía, es decir, la estructura prosódica de la palabra. Tal vez nunca podamos alcanzar lo que Plácido Domingo reconoce como parte de los anhelos de los seres humanos, pero es el caso de la música o melodía el primer aspecto del lenguaje que los propios bebés escuchan en el discurso humano, por lo menos tan pronto como seis semanas antes de nacer y una de las primeras cosas que se producen después de que entran en el mundo. Prosodia o melodía es el aspecto del discurso que aporta ritmo, entonación y los patrones estrechos de nuestra pronunciación. Jacques Mehler demuestra que los bebés prenatales escuchan y reconocen los contornos prosódicos de la voz de la madre en el útero, al igual que podremos escuchar los altibajos en las conversaciones de la habitación de al lado.[23] Tal experimento indica que los humanos al nacer ya reconocemos los contornos del sonido del habla humana.
El segundo nivel. Las palabras en sílabas, nos ayudan a aprender la tensión y entonación propias de la lengua, ayudándonos a transmitir no solo la pronunciación correcta de la palabra, sino además, a lograr mensajes exitosos a nuestros escuchas. Para aprender a leer, es necesario haber logrado usar la información silábica de las palabras en la niñez, los investigadores sostienen, que de no lograrlo, arrastraremos de adultos discapacidad en la lectura, dado que el sonido tiene información de correlación acústica y semántica importante para percibir los fonemas de palabras en el cerebro[24].
El tercer y cuarto nivel implican a la estructura segmentaria, incluyendo los fonemas y sus rasgos distintivos. Por ejemplo, el sistema de fonemas del inglés americano[25], cada fonema tiene un conjunto de características distintas que se utilizan para clasificar, como una voz articula cada fonema en la boca (http://www.antimoon.com/how/pronunc-soundsipa.htm). El grado de sonoridad depende de cómo y cuándo se da el vibrado de aire a través de las cuerdas vocales. Existen sistemas fonéticos para transmitir visualmente los sonidos individuales de los fonemas humanos. Las palabras no son en estricto reproducidas en sonidos seriales discretos unas tras otras, más bien, las palabras siguen un sistema para conectar los sonidos, de tal manera, que cada fonema afecta a otro que le sigue. Hay reglas fonológicas importantes en cada lenguaje, pero generalmente los hablantes las recogen trabajando justo los fonemas desde palabras en el discurso. Los niños cuando se les explica esto, se sorprenden, al darse cuenta que seguían reglas que nunca se les habían enseñado formalmente.
2.7 Morfología
Se refiere al sistema de reglas para el cómo se forman las palabras. El empleo de flexivas de sufijos, infijos y prefijos derivan del latín y el griego. La morfología es dinámica. Esto es porque nosotros aprendemos el idioma, tengamos poca o ninguna conciencia de este conocimiento. La morfología es extremadamente importante para la comprensión de la lectura porque trasmite información relacionada no solo con fonética, también componentes semánticos (el sistema de significado) y el sistema gramatical. En los primeros pasos por la lectura, los morfemas aportan pistas sobre el significado y función que, a su vez, aumenta la fluidez y comprensión del texto. Cuando se domina a los morfemas, procesamos la lectura como trozos, en lugar de letras individuales. El conocimiento de morfemas es una herramienta para la fluidez y debemos ser conscientes de si la dominamos.
En realidad, el conocimiento de morfemas es una parte de los aspectos más tempranos del desarrollo silábico de la lengua, investigadores sugieren que a los catorce años de edad está dominada esta competencia, o de lo contrario es ya un asunto de un mal desarrollo del lenguaje[26].
2.8 Sintaxis
La sintaxis refiere al sistema de gramática de una lengua y sus reglas de formación de sentencias u oraciones. Pensar la sintaxis como el andamiaje organizacional para que podamos comprender todos los hablantes de una lengua la distinción de una sentencia y la que no lo es. Las estructuras sintácticas, Chomsky las involucra en la competencia de usar un número finito de estructuras de sentencias para producir un número infinito de estas. Esta generatividad se basa en gran parte en dos propiedades: la propiedad combinatoria que permite infinitas palabras en nuestras sentencias; y la propiedad recursiva que permite insertar palabras, frases o cláusulas dentro de sentencias hasta el infinito y todavía entender sus relaciones[27]. Los lenguajes humanos son combinatorios y recursivos. Es extraordinario que con un poco de conocimiento del inventario de estructuras sintácticas, podamos extender el conocimiento de lo que podemos crear con el texto hasta el infinito[28].
El desarrollo de nuestra capacidad para leer, pasa por dominar esos modelos de estructuras de sentencias y este conocimiento sintáctico subyace al desarrollo complejo de la capacidad de razonamiento de temas críticos, estéticos y narrativos.
2.9 Semántica
El sistema semántico se refiere a todo lo que está implicado en el significado conceptual expresado por palabras y oraciones que nos ayudan a entender nuestro mundo. Esto incluye a las palabras que refieren a objetos concretos y a conceptos (ideas), las maneras en que las palabras y sus referentes pueden entenderse en su contexto y también, los diferentes modos de dar sentido a nuestras palabras. La semántica es la parte visible del pensamiento que está bajo nuestras palabras y que en ocasiones se oculta por ellas.
A menudo debemos trabajar muy arduamente para expresar nuestros pensamientos, ya que estos pensamientos están más allá de nuestras palabras, algo que Platón intentó plasmar sobre su discusión sobre la insuficiencia de las palabras. Se refirió a la polisémica de las palabras. Los varios significados posibles de una misma palabra, son un desafío para el lector. ¿Qué es lo que hace un cerebro lector para reconocer los factores que inciden en la elección de un significado preciso en cada una de las frases? Además, nuestro cerebro no posee su propia versión del Diccionario de la Real Academia Española para poder acceder a nuestro antojo. En nuestra opinión, tiene algo mejor cuando poseemos la capacidad de conectar el significado de una palabra con la información almacenada en nosotros, se activa inconscientemente una red entera de significados conectados, funciones gramaticales, conceptos y enlaces de relaciones entre la red de palabras. A la red de palabras relacionadas con un significado se refiere a menudo como “semántica interior”, es decir, alrededor de las palabras seleccionadas. En este sentido, los docentes diariamente instruyen a los jóvenes lectores sobre el espacio de significado relevante de los términos nuevos en el aprendizaje de un campo de estudio relevante. Si conocemos muy bien una palabra, significa que su conocimiento semántico logró una comprensión extensa de las palabras necesarias en su red de relaciones de significado entre otras palabras que contribuyen a su uso preciso. Caso contrario, si desconocemos todo de una palabra, es una vía de semántica muerta, es decir, no hay significado en nuestro cerebro, así es una invitación a investigarla.
La lectura es un entrenamiento de la red semántica. El punto es que el tiempo que estamos bajo la superficie de los signos, ese significado es producido por un laberíntico sistema de redes de palabras que provocan a nuestra mente crear imágenes. Las palabras en nuestras mentes marcan el mundo que concebimos y hemos sido capaces de darles sentido, pero todas las palabras ausentes en él son vías semánticas muertas (falta de red de significado), así, si vemos palabras que no logramos leer, ellas son el conocimiento del mundo que no nos impregna con la estructura de nuevas posibilidades para ser mejores humanos[29].
Hay un punto relacionado, aún más importante sobre la fecundidad mental involucrada en el ámbito conceptual semántico, el poseer su propia forma de generatividad, donde los significados de los conceptos de palabras, que son finitos, pueden conducir a un número prácticamente infinito de posibles relaciones entre palabras y pensamientos[30]. De hecho, como hemos sugerido constantemente, el proceso de generatividad se encuentra en la base del sistema de escritura, porque este incorpora a cada función generativa del lenguaje: sintaxis, fonología, semántica y algo más difícil todavía. El lenguaje escrito permite y lleva al lector a ir más allá del texto simple, invita con fuerza a generar nuevos pensamientos. Estos pensamientos a menudo representan la llegada al conocimiento de los conceptos invisibles, inconscientes que poseemos sin darnos mucho en cuenta[31]. El lenguaje escrito implica un aprendizaje sistemático y creciente en el espacio de la memoria de trabajo, reflejado en las capacidades de asimilar, configurar, analizar, sintetizar y a veces en trasformar la información en nuevas vías de conocimiento. Este efecto todos los que nos dedicamos a la escritura, lo sentimos en forma de estímulo creativo con cada nueva lectura. Es clara nuestra postura, leer es un vehículo notable para la generatividad de la creatividad, siempre y cuando sea profunda nuestra experiencia en el sistema de escritura. Las palabras gobiernan las imágenes que tenemos del mundo, las emociones que sentimos y la estética con la reconocemos belleza en él; son palabras enmascaradas inadvertidas, eso es lo que somos como producto de nuestro lexicón.
En resumen, las propiedades expansivas de lo semántico en términos de conocimiento del sistema de escritura, no nos dice nada en cómo el cerebro resuelve palabras de múltiples significados (polisémica). Lo evidente es que el cerebro activa todas sus redes en unos cuantos milisegundos, estableciendo una red de relaciones de palabras o informándonos de una vía semántica muerta, es decir, nos invita a investigar la palabra de entrada, dado que no hay referente en nuestra red semántica sobre su significado.
2.7 Pragmática
Es otra función lingüística, refiere al uso de las palabras en los ámbitos cultural y contextual en los sentidos de intensión del hablante. De hecho, el acto intencional de no usar algunas palabras tiene una tradición cultural en el orden de diplomacia. Aunque hay muchos aspectos de la función pragmática que intervienen en la lectura, es más su cuidado en el sentido de comunicación cara a cara. Así que, no nos adentraremos más a fondo en esta función del lenguaje por estar lejos de los objetivos de este curso.
2.8 Ortografía
La ortografía en cambio, es más relevante al texto escrito. Influye en cómo se procesa el habla después de que una persona está alfabetizada. La ortografía denota el tipo de sistemas de una lengua particular de la escritura y también el cómo se representan sílabas, palabras y letras o caracteres. Dentro de un sistema de escritura la ortografía ilustra el movimiento de los objetos en la imagen de símbolos. Todos los sistemas de escritura se pueden categorizar según se represente al morfema, sílaba, fonema o alguna combinación de estos niveles y sus propiedades. El español e inglés son realmente sistemas de escritura morfonémicos, representados por morfemas y fonemas en su ortografía. Esto juega el papel de hacer al lenguaje traducible a otra lengua, incluso sacrificar cierto grado de significado por alcanzar regularidad en la escritura y facilidad en su aprendizaje. En las lecciones siguientes se discute más a fondo este tema de enorme importancia para la comunicación humana.
La escritura creativa
Lo que hace y da forma a nuestra historia, es el lenguaje creativo. Es parte de nuestra naturaleza humana. Mark Turner, explica que la mente literaria es leer y expresar el mundo que nos rodea y a nosotros mismos[32]. Todos somos literarios en la medida que todos somos narradores de historias, de nosotros mismos o del conocimiento que tenemos del mundo. Turner, sugiere una pedagogía que remodele la sinapsis de nuestro cerebro, ella nos hará experimentar la lectura lenta y profunda, lo lúdico nos ayudará con los grandes desafíos del pensamiento moderno. Pero lo que impulsa nuestra escritura creativa, más que ninguna otra cosa es la lectura de estilos de pensamiento, como la poesía, ingeniería, ciencia y todo el enorme campo de las literaturas originales.
2.9 El lector no nace, se educa
La mayoría de los niños en el mundo desarrollado adquieren cierto grado de habilidad de lectura, es decir, convertirse en lectores depende más en cómo y dónde viven. A diferencia de países como Finlandia, el mejor clasificado, que distribuye recursos educativos según las necesidades de cada niño en la infancia, México vive en el Efecto Mateo denunciado por Robert K. Merton, donde nacen niños en ambientes ricos en literatura, se hacen más ricos, y los hogares pobres en literatura, se hacen más pobres[33].
La brecha del poder de adquisición económica, es también una brecha de alfabetización. ¿Qué significa no ser alfabetizado? Es estar fuera de los efectos cognitivos, lingüísticos y afectivos aditivos de la literatura universal; haciendo pobre la vida del niño en términos de las oportunidades que podrían abrirse mediante la razón y su arte de generar conexiones sociales bajo su obra creativa.
Un individuo en pre-lectura, es alguien que no ha logrado la adquisición de un sistema de escritura que le permita adquirir y desarrollar la comprensión fluida de habilidades de lectura profunda[34]. Uno de los factores más determinantes en la niñez, es que desde muy temprano se le lee y lee con cotidianidad, y este factor es el más importante en la predicción de adquirir la capacidad futura de una lectura más analítica[35]. No quiere decir aseguran los investigadores citados, que sea muy tarde comenzar a destiempo, por ejemplo, en la educación media superior. En la pre-lectura, es necesario convencernos que de lo que se trata es de dotar al novel de otro sentido distinto al tacto y la sensación de ser amado. Se trata de un poder literario, reconocible por la fuerte sensación creativa bajo la soberanía intelectual de cada cual, es una forma de pasión placentera de crear toda clase de conocimiento: técnico, poético, científico, matemático…
La alfabetización puede resultar un salvavidas emocional para los más jóvenes, más tarde al no lograr esto entre 15 y 23 años de edad, las dificultades para aprender autónomamente desde la literatura, es difícil de predecir, pero la estadística indica que no lograrán ser lectores competentes[36], que están a punto de ser condenados a la marginación de lo mejor que puede dar este mundo. Leer con los jóvenes, ofrece una oportunidad magnífica para desarrollar la capacidad de concentración sostenida, de esta manera aprender de la lectura es pensar la función del compromiso social sobre el papel del libro.
La exposición a la literatura le da a cada joven la visión de que el espacio de aprendizaje es enorme, fue creado con palabras, sentencias y discursos. ¿Por qué a veces el novel quiere leer una y otra vez el mismo libro? La verdad es que están inconscientemente intentando una lectura más profunda por múltiples exposiciones al texto, construyendo redes neuronales que indican estímulos semánticos con cada nueva palabra. Cada vez que el cerebro se expone al mismo texto, identifica nuevas particularidades que, por falta de léxico, en principio no se logró su comprensión. La repetición no solo ayuda a ajustar la información, sino también permite descubrir patrones en el cómo se produjo el texto. Por último, la lectura contribuye al desarrollo de las formas de razonar, la analogía y la inferencia son algunas de ellas. De igual manera, cada nuevo texto es de importancia incalculable, esas lecturas transmiten capas de conocimiento lingüístico para el desarrollo del cerebro lector. Como cada palabra se adquiere para el propio lexicón, moviéndose desde su desconocimiento a su conocimiento profundo en forma de asociaciones de conceptos y contextos; cada exposición al texto escrito es un aprendizaje digno de ser valorado.
Aprender la letra. No es un pequeño conjunto de hazañas intelectuales que preparan al niño a aprender las relaciones entre ellas, es la segunda Epifanía después de reconocer el universo de sonidos fonéticos, en esta se implican a la cognición visual y su memoria, entre otras cosas importantes. Al entrar en las primeras etapas de leer, un niño ya construyó el inventario fonético y ahora, es el turno de hacerse de un inventario visual de formas del alfabeto y consolidar esa memoria visual en lo complejo (entre 15 y 18 años[37]). Cuando las personas ya saben leer y escribir, realmente pierden la conciencia con rapidez de que su cerebro está dedicando redes de neuronas exclusivamente para reconocer e identificar visualmente las letras, pero no del todo, dado que con la educación creciente es inevitable que tendremos que seguir aprendiendo nuevos símbolos en sus imágenes. Esto es cierto no solo para cadenas de letras, también lo es para fotografías de nuevos objetos[38].
El cerebro debe aprender un sistema de reconocimiento visual con respecto a la orientación izquierda-derecha y de arriba hacia abajo de las letras. Con exposición cotidiana y práctica, los niños llegan a la conclusión que la orientación de los patrones gráficos son importantes; y además, que pueden ayudarle a distinguir patrones entre la identidad de dos letras similares. Tenga en cuenta que para muchas letras es irrelevante, por ser simétricas. Cuando un niño traza al revés las letras desafortunadamente se le asocia con una forma de dislexia o discapacidad lectora por sus confusas formas de representar las letras[39]. El neurocientífico Dehaene, sugiere que este fenómeno no es un signo de debilidad, sino de la fuerza de la corteza visual del hemisferio derecho que insiste en ver por todas partes a las letras, solo es cuestión de más tiempo de trabajo con el niño[40].
Estudios científicos demuestran que aprender a leer agrega habilidades cognitivas y lingüísticas cruciales al repertorio del desarrollo de un niño. Un grupo de investigadores de Guadalajara y la Florida observaron grupos de niños entre 6 y 13 años de edad de zonas urbanas de Guadalajara y Tijuana[41]. La mitad de los niños fueron alfabetizados y asistieron a la escuela, la otra mitad, no saben leer ni escribir y nunca asistieron a la escuela. Los niños fueron examinados en una variedad de habilidades neuropsicológicas y lingüísticas, tales como habilidades espaciales: memoria, atención, vocabulario, habilidades de cálculo y conocimiento del fonema. Uno podría inferir que los niños alfabetizados superen a los niños iletrados en todas sus medidas, pero no fue el caso. Los niños no alfabetizados superaron al grupo que sabe leer y escribir en una medida de habilidades de cálculo aritmético, esto sugiere que algunos conocimientos matemáticos son capaces de aprenderse a través de experiencias fuera de las escuelas. Los restantes resultados fueron más previsibles, fuera del dominio de cálculo aritmético, el grupo alfabetizado superó al grupo analfabeto. Los niños que saben leer y escribir, fueron más eficientes en tareas de memoria, habilidades de razonamiento y percepción sonora. Los resultados de una tarea en especial, la capacidad de construcción fueron una sorpresa, el hallazgo para niños aborígenes analfabetas es que su memoria espacial es una clara ventaja que destaca.
En una prueba de fluidez verbal del estudio ya citado, los niños debían nombrar tantas palabras como pudieran en 60 segundos. Iniciar con alguna letra particular; o perteneciente a alguna categoría determinada, por ejemplo, palabras relacionadas con comida. Estas pruebas no miden sofisticación lingüística o en algún sentido de orden literario. La realidad simple, es que los niños mostraron sufrir con la tarea. En la gama de palabras que los niños pueden recordar rápidamente, los alfabetizados demostraron mejor desempeño y cantidad, mismo resultado para grupos de palabras de categorías distintas. Demuestran que la actividad de lectura modifica la capacidad de representar el mundo en forma de categorías. La realidad es que el simple hecho de vivir en un lugar donde se lee, hace toda la diferencia entre crecer en un mundo que se expande con cada libro, la compasión por los otros, es el regalo más preciado para la paz de una sociedad; el conocimiento es un agente positivo no para representar información, sino, para abrir puertas de optimismo al desarrollo humano[42]. En conclusión parcial, leer con regularidad entre los 15 y 23 años, nos aporta al cerebro un umbral mayor de manejo de la incertidumbre que produce el estilo de vida compleja del hombre moderno.
En las últimas décadas, con precisión desde 1980, los sistemas complejos se han desarrollado como una ciencia que aborda problemas donde muchas variables interactúan entre sí. Gran parte de todo lo que nos rodea, a menudo es inesperado su comportamiento, tiene en él la presencia del “cisne negro”: el evento improbable. Resulta que los patrones que emergen de interacciones entre componentes no los puede predecir la mecánica. Estos patrones son probabilísticos, todos tienen el mismo tipo de perfil distributivo, en términos de que todos son propensos a suceder. Los patrones también aparecen en diferentes escalas, de modo que es posible ver un patrón para todos los componentes y también para ver las repeticiones de un subgrupo. La ciencia de los sistemas complejos pretende, estudiar la aparición de la frecuencia de perfiles y escalas, en lugar de observar los sencillos efectos más simples.
El lenguaje humano es un sistema adaptativo complejo, donde los hablantes y escritores que lo usan, interactúan entre sí y cambian lo que escriben o lo que dicen, dependiendo de quienes interactúan con el mismo, los agentes cambian en la medida que están implicados en el complejo sistema social. Significa que los agentes son capaces de utilizar lenguaje de manera distinta para cada situación. Las situaciones pueden ser varias en los ámbitos social, geográfico, profesional, personal, si el contexto cambia, nos adaptamos a él. Cada adaptación implica que los patrones que emergen del lenguaje, reflejan a las personas de un grupo particular en situaciones concretas.
¿Qué hace usted? ¿De dónde viene todo lo que crees sobre ti mismo?, lo más probable es que, hasta cierto punto conoce que tu cerebro es el corazón material de ello. Usted hace todo lo necesario para mantenerse vivo. Si tuviera que intercambiar partes de su cuerpo con otra persona, seguramente sería el cerebro la última parte, dado que usted se identifica con su cerebro. ¿Cómo es esta identificación? Es posible que todo lo verdaderamente importante está en el cerebro. Esto quiere decir, que lo irreductible de nosotros está allí. Para algunos, la sola idea de que la persona puede reducirse a su cerebro suena un potente llamado a la acción. La ciencia está muy lejos de poder hacer una copia de respaldo de nuestro cerebro. Hipócrates llamó a entrar en la conciencia pública: “los hombres deben saber del cerebro de dónde nos vienen alegrías, placeres, penas, desaliento, lamentaciones, sueños, imaginación”. Esta afirmación es muy dura, porque nos dirige en un camino equivocado, dado que enmascara la verdadera naturaleza de nuestra mente biológica. Esta percepción que nuestro yo es solo el cerebro y nuestra individualidad, es un error. Baste con reconocer que una variación de nuestra microbiota intestinal es capaz de cambiar toda nuestra actitud frente al mundo. Así, que no solo las palabras definen quiénes somos en un espacio tiempo particular, sino la entera bioquímica compleja de nuestro organismo. Este tema fascinante, sale por mucho de los objetivos de este curso, por ello, no profundizaremos más. Ahora es el turno de estudiar el tipo de texto escolar, conocido como texto clásico creado por Descartes y en términos modernos es llamado texto académico.
2.10 Escribir texto académico
El puntuado es un recurso con reglas básicas y estilos particulares aplicados a la edición de: A) libros de texto de ficción, académicos y para artículos de revistas de divulgación; B) Estilos en texto para la comunicación y los negocios; C) Estilos para ciencia y la ingeniería; D) Estilos de rúbricas de texto académico, en colegios y universidades. Estos estilos serán tratados en un curso destino a este, pero aquí corresponderemos a una introducción breve.
En el momento en que escribimos, visualizamos un tipo de conversación como si se tratara de poner voz a un avatar, que justificará lo verdadero. Es importante para lograr un estilo, una concepción clara del mundo del sistema de escritura y, que lo imaginado en las pretensiones que tenemos para comunicar, se clarifique en profundidad. Escribir, para muchos inicia como registrar algo, en parte porque ven en esta actividad un flujo de texto producto de una conversación cara a cara. Un estudiante que escribe, debe pretender lograr un texto acerca de un tema, donde su potencial lector —un docente u otro alumno—, su objetivo es, informarse más profundamente, de modo que justifique que él lo escribió dominando el tema como evidencia de su esfuerzo intelectual. Es honrado reconocer las contribuciones en ideas de otros y tomar arriesgadas conclusiones que enfilen a nuevas vías de conocimiento.
En la vida académica, se suelen componer piezas de texto genéricas para ensayos, revisiones, texto editorial, boletines o blog: el estilo clásico. Un modelo en prosa del escritor de hoy, se le llama estilo Clásico[43], este estilo es un discurso objetivo, cuyo propósito es producir la escritura que se presente al mundo verdadero de manera clara y simple. El escritor está conociendo la verdad justo en el proceso de escribir, mismo que le ayuda a aclarar lo que está pensando, de aquí su importancia educativa de este proceso. En la prosa clásica, el escritor justifica y presenta cuerpos de sentencias para que el lector pueda reconocer la verdad cuando la vea en el texto. El escritor y el lector son iguales, y el proceso de dirigir la mirada del lector, se logra tomando la forma de una escritura de conversación.
El estilo clásico permite experimentar algo en el mundo y el escritor participa invitándolo a conversar desde el texto. Las cosas del mundo son presentadas por evidencia documental (cita y referencias) o por evidencia de mediciones. Esta prosa previamente define el marco conceptual desde donde se habla. Generalmente, para ello realiza un texto de revisión del estado que guarda el conocimiento sobre un tema. Los párrafos de discusión son el corazón de la tesis, ellos en concreto discuten los diferentes ángulos de ver a un objeto de estudio. El escritor de este texto académico, crea ficheros de trabajo o argumentarios para leer entre líneas, coger algunas ideas y conectarlas con los puntos relevantes, sin tener que explicar cada paso como un tren de pensamientos. Aquí el escritor, su posición es la de defender, justificar, demostrar, calcular, fundamentar, definir, conceptualizar…, todo ello, tratando de lograr profundidad en el propio pensamiento.
El texto académico no es contemplativo de lo que otros han dicho, o romántico en que esté lleno de deseos y actos de fe en la verdad. No es tampoco profético y oratorio, donde el escritor y solo él puede ver cosas para revelar a una audiencia que no puede. No es para nada este estilo académico, un estilo práctico, como el empleado en manuales, reportes administrativos, oficios, memorandos, cartas…, en este estilo escritor y lector tienen roles definidos en una jerarquía: gerente-supervisor; supervisor-empleado; profesor y estudiante; director-profesor; técnico-cliente; las necesidades son funcionales a una organización de algún tipo. Este discurso práctico, puede ajustarse con formatos definidos, en modo de plantillas fijas. Es muy breve porque se asume que el lector necesita la información puntual y oportuna.
En cambio, el estilo académico, toma cualquier forma y cualquier longitud necesaria para justificar y presentar la verdad sobre lo que está fuera de la mente. El texto académico ya sea en un reporte de lectura o ensayo escolar, viene su elegancia dada por la simplicidad de construir sus razones e inferencias que justifican su rigor lógico, es decir, se escribe intentado resolver toda contradicción en el pensamiento y la evidencia aportada.
El estilo llano, es el texto instruccional o llamado instrumental. Su representante lo podemos observar en textos que dan instrucciones sobre procesos y técnicas. En este texto, en apariencia todo está a la vista del lector, como si se tratara de hacer sin el más mínimo esfuerzo de reflexión. Un manual de una televisión u horno de microondas es un buen ejemplo de ello. En cambio, el texto académico o clásico inaugurado por Descartes, le exige al lector toda su atención reflexiva, trabajando duro para discernirlo. Esta exigencia es por la gran cantidad de proposiciones encadenadas por operadores discursivos, que producen una infinita cantidad de cadenas de razón y algunos alcanzan el estado de inferencia de conclusión parcial o total. Para Descartes, cada uno de nosotros los humanos, poseemos un juego de axiomas de verdad, que nos permiten lograr compartir y verificar la verdad, es decir, la verdad está disponible para todo el que esté dispuesto a conocerla y pagar el tiempo necesario de esfuerzo para ello.
El estilo académico, de vez en cuando se traslapa con el práctico y el llano, pero solo de manera coyuntural cuando lo exige la propia empresa del conocimiento. Cuando leemos un libro de recetas de cocina, el texto práctico y llano son dueños de toda nuestra atención, dado que, el objetivo no es aprender a conocer cada nuevo término sobre la verdad científica, sino seguir un proceso de cocinar y afinar la habilidad mecánica de secuencias de acciones.
A primera vista, el estilo académico parece ingenuo y filisteo, suena como adaptar algo, a un mundo de acontecimientos objetivos que ocurren en el mundo. Hay muchos docentes, que incluso por error lo intentan mecanizar como si fuera un discurso práctico o llano. Pero, de este estilo depende que trabajemos el razonamiento y el aprendizaje de nuevos marcos de explicación, de lo contrario solo simularemos que aprendemos al hacer cualquier reporte escolar. El estilo académico nos exigirá de una atenta y diversa lectura de modos de pensamiento científico y técnico necesario para conectar conceptos, teorías, evidencias y justificar nuestras ideas como verdaderas.
Desde cualquier punto de vista literario, hay algo problemático acerca de la forma del discurso académico, por lo menos desde el renacimiento hasta nuestra situación en el siglo XXI. El texto académico es un género, un estilo clásico formalizado por Descartes, problemático para ser definido por estar contaminado de su función de pensar el mundo ontológico, es decir, aquello que está fuera de la mente. Un ejemplo, cuántas veces expertos en razonamiento no se pueden poner de acuerdo entre sí al intentar definirlo. En realidad, las polémicas en las que se ven involucrados son suficientemente acaloradas, como para llamarlas “guerras del razonamiento o esgrima de ideas”. Particularmente resulta irónico, que nos proporcionen estas mismas batallas, un consensuado propio de lo que es razonamiento.
La ciencia, cuando se toma el tiempo para buscar el estudio de la experiencia de la razón, sin reserva o detención, lanza a la biología al frente de esta empresa del conocimiento. De hecho, la ciencia cognitiva podría considerarse la madre de la neuroeducación, como una forma humanista de verla en esta era moderna. Normalmente, nuestra experiencia no es clara o despejada por categorías abstractas, postulados y límites biológicos para definir la razón. El camino para este propósito, son procesos complejos de lógica modal de rechazo (refutar) y formación de la justificación de la verdad. Para refutar es necesario exponer el principio de la falacia o error en virtud de que es una forma de experiencia que incumple coherencia completa; para describir la verdad en medida del error y la propia verdad. La razón es mostrar la relación de lo abstracto a lo concreto y, de la relación de lo abstracto confrontado lo existencial en el mundo. Aprender a razonar, parece que debería ser la forma general para la formación académica. Es más que preocuparnos por un género de texto, la educación extraviada, es solo confusión de superar la vanidad del contenido intelectual, por el asunto de mejorar el signo decadente del pensamiento académico. Dejar fuera el educar los estilos de razonamiento, es la más insidiosa y terrible de todas las formas de error humano.
La verdad, dice Bacon, viene más fácilmente del error que de la confusión, una debilidad lingüística es la más alta de todas las confusiones. Y esto es así, por ello, educar en el laboratorio de la lectura de literatura original, puede considerarse el más relevante carácter de la educación moderna.
Si fracasamos en lograr una visión coherente en todo el campo de estudio de la razón, al menos podemos hacer un trabajo honrado en el cultivo de las mentes más jóvenes, formando sus estilos de razonamiento más básicos. La ciencia no tiene tales prejuicios, pero hacer este ejercicio académico no tiene precedente en México, quizá solo en el sueño de Eli de Gortari de liberar mentes, sí, a través de su autonomía para pensar todo lo que uno desconoce.
El pensamiento, no es ninguna profesión. Se trata de algo muchos más importante a entender como el modo en que la juventud puede darse la oportunidad de rehacer el mundo.
Así, pues, jóvenes (...) mi mensaje es sencillo: seguid creyendo, seguid avanzando, seguid construyendo, seguid alzando la voz. Cada generación tiene la oportunidad de rehacer el mundo. (…) Es un buen momento para ponerse en marcha[44]. (…)
Barack Obama en la conferencia que pronunció en Johanesburgo en el centenario de Nelson,
22 de julio de 2018.
Ajustar el modo de justificar la verdad, debe estar absolutamente parado en sus propios pies y nada que tienda a oscurecer la razón, debe ser mirado como una vía perezosa de salida. Admito, que no es tarea fácil mirar en cada una de nuestras creencias, las fuentes de verdad de nuestro argumento con que sostenemos lo que creemos, es por la doble razón de que, en la mayoría de lo que creemos hemos olvidado justificar su verdad. Puesto que no hay ninguna autoridad absoluta para sancionar lo que es verdad, es el espacio de la discusión apoyada en literatura y datos, representa una actitud sabía para la mente objetiva. El científico no es un erudito, más a menudo ha fracasado en el aprendizaje sobre lo que no sabe. No hay ningún libro indispensable para el estudio de la razón, hablar de un científico ignorante, es cometer un inútil error: asumir que alguien puede saberlo todo, y que existen hombres libres del sesgo cognitivo, ese error en la razón que nos hace humanos.
2.11 El componente crucial del éxito educativo
Promover el aprendizaje del sistema de escritura es: “la libertad para el yo creativo, para la expansión de la conciencia de sí misma que la mente tiene[45]”. El escritor académico, docente o estudiante, es un creativo que hace valer su propio despertar cuando escribe, se apropia de ideas que no estaban en su interior, desde el marco de la revisión argumental y el discurso objetivo en general. A este escritor académico, nos es difícil determinar su semántica, en una aproximación modesta, por un lado, es un lector: tiene el sentido ético que lo guía a incorporar desde la literatura, todo aquello que lo engrandezca como explorador del conocimiento. Por otro lado, es un escritor: desde la lectura obtiene vitalidad para incorporar estilos de pensamiento y ensayar los propios en la escritura en la búsqueda de la verdad científica, la eficacia técnica y la ética del arte de la poesía.
Crecer gracias a la literatura de otros, hace de nuestro futuro inmediato una sorpresa que intensifica nuestra vida. El académico detrás de las letras, cita y es originalidad, planifica textos, intensifica discusiones sobre las ideas y da énfasis para debatir, donde, primero las ideas deben fluir dentro de uno mismo. Este escritor académico sigue con lentitud el describir a estos académicos.
Un estudiante, creemos debe ser para ser llamado así, discípulo de Sócrates. Su papel no es acumular el talento de otros, sino el de desarrollar la capacidad creativa para enfrentar lo que no sabe. La palabra estudiante, en la actualidad está muy maltratada, con recurrencia se le considera una “cabeza agachada” que es conducida con la fe y no con el convencimiento de la razón ilustrada en la literatura, esta última, árbitro y catapulta para ganar soberanía intelectual.
La literatura, al leerla, el estudiante no aprende solo datos y cosas que hay que repetir como forma de aprendizaje. Al leer de la mano del conocimiento del sistema de escritura, invierte en razonar los modos creativos de pensamiento y al escribir mínimo algunas notas, deja rúbrica de que nuestras vidas tuvieron experiencia de contacto, y consiguieron lo ejemplar de los gigantes de las letras y los números.
El lector académico, realiza una actividad individual en la que gana para sí, capacidad de concentración y todo tipo de estilos intelectuales que le harán plenamente consciente de cómo se justificó el conocimiento y se estructuró su estética escrita. Al escribir reportes de lectura, nos hacemos plenamente conscientes de lo que aprendimos de otros, mirando en sus pensamientos más complejos y con enorme valentía para ir a lo profundo de lo pensado. Al ampliar nuestro lenguaje desde cada acto de lectura, nuestro poder de penetración en cada una de las realidades exploradas, crece y crece con cada nueva experiencia de lectura. La escritura es una medida, muy objetiva del aprendizaje, que en el reporte de lectura nos permite apreciar la confianza que nos imprimió a nosotros mismos el contacto con los maestros de las letras y los números.
La lectura es una actividad entre lo más privado, la cosa más solitaria que podemos hacer. La literatura es una especie de refugio al que podemos ir por seguridad, en el que mientras leemos podemos dejar de preocuparnos de las angustias del día a día, nosotros podemos ir en lo más profundo y descubrir que nuestro mundo es una infinita sorpresa en posibilidades. Quien lee puede entrar por puertas que son inventadas por la literatura en forma de arte.
¿Qué podría hacer el arte de la literatura por nosotros?
Parece que solo todo lo que puede hacer es entretenernos. Será que solo eso queremos de ella. Pero, ¿qué entendemos por belleza? ¿Los primeros hombres que dibujaron bisontes en una cueva realmente les pareció hermoso? Los filósofos y críticos del arte, han dedicado toda su vida a la definición de belleza, mientras los artistas entre ellos los escritores de ciencia, matemáticas y ficción lo hacen desde otro enfoque. Tal vez sería posible no saber nada del arte, nunca haber visto una pintura y al mirar uno de esos trabajos, pensar y sentir, bueno, qué es realmente lo que lo hace magnífico. Desentrañar la belleza de la palabra escrita, puede hacernos tan hipersensibles, que no es extraño que durante un tiempo, incluso algunos artistas, académicos o críticos coincidan que es una cuestión de vida o muerte. Los griegos al menos tenían algunas ideas básicas para desentrañar el arte: descubrir el orden, armonía, estructura y su ética. Pero, todo debió de haber sido una sacudida radical, para todos los que creen que para apreciar la belleza, no se requiere del máximo de nuestras capacidades humanas. Obviamente que el contenido, es solo una fracción de lo que importa en la belleza del mundo de las letras y los números. Concepción y ejecución son importantes factores en las narrativas de páginas de papel y en pantallas, tenemos que reconocer su belleza —si es que la hay— más por el arte de pensar y de sentir en la poética, que por la ciencia o la técnica que las pudo hacer posible. Lo que pasa al leer la belleza en un texto, es que algo cambia en nosotros, algún evento de lo más importante en nuestra vida sobre lo que somos y lo que creemos, significa que la belleza logró que esa lectura, no fuera el suicidio de un tiempo de nuestra existencia.
Hay una escena sorprendente y profundamente melancólica en la novela húngara del escritor Dezso Kosztolanyi, intitulada “Skylark[46]”. ¿Hay un mundo más allá de la rutina diaria y las decepciones progresivas de la vida? La prosa cristalina de Kosztolányi, el perfecto tiempo cómico y la profunda simpatía humana, evocan una belleza tentadora que se encuentra en el lado más alejado de lo irremediablemente ordinario. En ese sentido, Skylark, es nada menos que un libro mágico. ¿Por qué hay belleza en cada momento de la representación? Quizá porque nos ilustra, nos da claridad; la belleza está en el ojo del espectador que lo excita a la pasión del conocimiento, pero, ¿cómo algo que nos crea una escena de melancolía hasta las lágrimas, de momentos oscuros del hombre, puede ser tan hermosa escena literaria? La belleza la reconocemos como metamorfosis de nuestro yo, tomamos conciencia profunda e intensa de lo humano. Si leo un libro y me hace sentir el más intenso frío invernal, donde ni el fuego puede calentar mis sentimientos de indignación, es que su poética es hermosa. Si leo un argumento científico, y resulta sorprendente que la naturaleza que fue bellamente demostrada, justificada y explicada, sea algo radicalmente contrario a mi creencia y definidamente energía intensa para mi exploración de la realidad. Es definitivo, se trata de la manera en que la belleza se manifiesta aunque no logre definir su naturaleza por completo.
Es algo similar a lo que les pasa a los físicos, hablan en sus ecuaciones del tiempo y la energía, pero poco saben de ambas cosas, hasta el punto que las agote en todas sus posibilidades de ser último conocimiento. En resumen, la belleza la reconocemos en una metamorfosis de progreso ético para nuestra persona. El arte de la literatura, es un evento de vivencia, por supuesto un aprendizaje de una mente narrativa hipotético-deductiva que nos trasforma y cada paso de progreso ético, nos permite gestionar con mayor intensidad lo humano.
En cualquier caso, el arte no es para cerebros lectores perezosos y frívolos. Nos referimos a que para conocer lo estético, lo moral y el arte de razonar, debemos en privado, regalarnos el esfuerzo de vivencia de sentir y pensar con intensidad y rigor. Emociones y razones son dos mundos irreductibles uno al otro. Esa casi regla común, que se espera del arte, solo sentirlo. Así, como el cerebro biológico humano, no pudo jamás eliminar las emociones con la idea de que no produzcan sesgo cognitivo en el razonamiento científico; el choque con una obra de arte, implica siempre ambas dimensiones.
Un choque con el arte, produce algo que viaja por nuestras terminaciones nerviosas y hace saltar la sinapsis cuando se lee, por ejemplo, un poema de Dickinson. El efecto es irreducible por escrito a un resumen o descripción funcional; no sentimos algo que podemos abarcar en su totalidad y, no por ello, no vale la pena experimentarlo. A menudo, pensamos en esa sensación que nos produce la música, solo traducible en ella misma y universal a los humanos, es como caer por un acantilado y descubrir que podemos volar. El efecto de choque con la obra de arte se acumula, es irrepetible cada choque, y es duradero en nuestras personas. Estos choques cambian nuestras personas en su dieta de realidad y literatura. Siempre hemos esperado que alguien en la comunidad de la ciencia cognitiva pueda medir este choque. Resulta que, estos cambios sobre nuestra persona son biológicos en un orden bioquímico de placer y un ejercicio sobre los muchos modos de estilo de pensamiento. ¿Qué pasaría si se descubriera que leer fuera más saludable que hacer ejercicio físico?, es decir, si se demuestra que leer beneficia una longevidad del cerebro más sana y de conciencia más intensa de lo humano, se tienen además el efecto de compasión, solidaridad gratuita y respeto al medio ambiente, quizá retornarían de moda las librerías y las bibliotecas[47]. Pero en realidad, la biología moderna cada día consolida más esta demostración, hay una cantidad de reportes de investigación muy importantes en este sentido.
¿El arte de la escritura puede hacernos una mejor persona?
No hace mucho tiempo, revisamos un post en Facebook que sugiere que Shakespeare era un sádico por sujetarse a algo tan sombrío como el Rey Lear. Y pensamos en cómo muchos otros, los únicos libros que leen, a veces en difícil comprensión, son aquellos que son alegres historias y edificantes experiencias que argumentan, porque hay suficiente condenación y tiemblan de crueldad, injusticia y violencia en el mundo sin buscar muy a fondo en él. Pero creemos que es un error, el arte literario ofrece fortalecer nuestra razón ética y nuestra capacidad de indignación para actuar a favor de un mundo más virtuoso.
No necesariamente el arte nos hace mejores personas en sus choques con nuestro yo, como ejemplo, están los intelectuales del nazismo que aprendieron de Wagner. Pero el poder de sensibilidad y fortaleza racional, eventualmente rehacen nuestras oscuridades en luz, reinventarnos con ayuda del poder de la razón, siempre es la vía más optimista de la psicología moderna[48].
Es cierto, o queremos creer que es cierto, que hay algo de humanización sobre la intimidad de leer literatura gracias a las investigaciones del científico psicólogo de Harvard S. Pinker, quien cree que el choque entre el lector y el texto, crea una experiencia de estar más conectados con el compromiso de una ética renovada para el mundo. Estamos tan acostumbrados a hablar de “humanidades” que ya no pensamos en por qué a estos campos disciplinares se les llama así. Una de las cosas que más nos perturban, sobre la manera en que los niños pueden llegar a preferir dispositivos electrónicos de videojuegos sobre los libros, es que no saben o intuyen que una persona ha creado lo que es la fuente de su placer, con muchas lecturas muy atentas en narrativa e ingeniería de software. Por el contrario llegan a creer, conscientes o inconscientes, que una empresa como Google, Apple…, que proporciona entretenimiento y “felicidad”, jamás pensarían en dañarlos y hacer de su existencia, la del perfecto frívolo perezoso que solo cosecha el esfuerzo de otros.
El gran creador, se levantó y durante un día de oscuridad creo un mundo con ecuaciones hechas con poesía, y al respirar con la razón de átomos y moléculas, la realidad se hizo poema[49]. Pero los seres humanos eran torpes y desagradables en su profunda envidia, eran sesgo cognitivo y violencia. La literatura estamos convencidos, enseña a las personas los secretos de la civilización y como el llorar el sufrimiento de otros nos humaniza.
Creemos que Einstein no creyó en los dados del azar, pero murió resignado porque la realidad cuántica, dice que vivimos en un universo que conspira al azar cada encuentro[50]. Una gran explosión creó el universo energético, pero no el orden de la materia y sus leyes, en ella hay las ecuaciones del arquitecto, el diseñador de la realidad. Y el azar es parte de esa sustancia…, así justificó haberte encontrado, en el cristianismo le llaman milagro, en la física teórica singularidad[51]. ¿Qué significa? Depende de qué pida tu existencia, lo erótico Octavio Paz lo llamó el estilo de vivir, Descartes la razón, el acto de existir, nosotros simplemente creemos en ambos y agregamos que una vida es el motivo más digno para ambas causas.
¡Leer provoca que nuestro cerebro se transforme en otro!
La ciencia del cerebro más actual, señala la prueba de que somos un hardware no fijo para el resto de nuestras vidas, y no estamos condenados por nuestros genes, por el contrario, somos maravillas de adaptabilidad y cambio llevado a cabo en cada acto de inmersión imaginativa en las escritura creativa y la lectura del placer: científica, de ingeniería o de ficción[52].
La palabra educación, es acción para el cambio. Leer y escribir, no debería estar al margen de su labor cotidiana, pero lo están. Si queremos reducir la violencia en la sociedad, tal como científicamente lo probo Steven Pinker[53], debemos invertir en programas más intensos en estas actividades, si en verdad queremos una paz más sólida para nuestra sociedad, que ahora mismo logra registros nunca antes vistos de violencia en México[54].
2.12 ¿Por qué una biblioteca?
Este texto está escrito como un medio de reflexión y carece de intensión de señalar o denigrar a nadie, léase como un viaje de problema-solución en que no reconocer el problema, solo hace que jamás sea resuelto.
La biblioteca es el espacio de la memoria y la curiosidad humana. Libertad para leer lo que quieras, pero bien es cierto, hasta donde el tiempo y su economía lo permitan. Es un espacio material y de conciencia, en ella se permite a la tecnología que la mejore y, a todas las escuelas del pensamiento que la democraticen. La biblioteca ideal nos regala intimidad, silencio y quizás, una vista a un jardín de ensueños. En ella el bibliotecario o el particular dueño, debe seguramente ser amante de la literatura.
La biblioteca escolar desde la educación primaria hasta doctorado, por estas tierras mexicanas, lo común, es que sea más un espacio de registro de obras y burocracia de préstamos de literatura. ¿Cómo cambiar la forma de vivir a la biblioteca en nuestra sociedad?
Problema-solución:
La biblioteca, es el espacio para los libros de nuestro tiempo y para los clásicos poseídos del arte de lo humano. Una biblioteca no es un almacén de literatura. Es un programa social profundamente educativo. Con la convicción subyacente de ser el medio para empoderar el lexicón, los estilos de pensamiento y democratizar el acceso a las escuelas del conocimiento. Para la biblioteca argumentamos. Frente a una educación centrada en difusión de información y muy poco en la búsqueda de la comprensión de las habilidades de lectura y escritura. Dejó de ser el medio de gestión para lo que no sabemos. Su objetivo está distraído al solo verle como registro de catálogos, préstamos y logísticas de operaciones cotidianas. La biblioteca para un joven, hoy no la comprende, dado que la lectura se está convirtiendo en una práctica cada vez más desconocida y percibida como antinatural; y por lo tanto, su literatura sigue esa suerte de abandono en el propio sistema educativo.
En el México del pos Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) creció la clase media con estudios universitarios y de media superior. La conclusión del informe “The Rise of Reading Campaigns in Post-NAFTA México[55]”: lectura académica señala dicho informe, considera que los académicos mexicanos tienden a ignorar a la clase media en sus habilidades y capacidades de lectura y escritura. Esta falta de interés académico es quizás sorprendente dada la "enorme fe en la educación" por parte de este grupo. Al mismo tiempo, plataformas de E-Book crecieron considerablemente en nuevos lectores, por el factor de literatura relevante y vigente, ese que atiende los problemas de nuestro tiempo[56]. Una biblioteca que no es una oferta contemporánea está condenada al vacío de lectores; que no integra la versión digital, no es una alternativa muy seria para su revalorización social; pero además, debe estar acompañada en todo momento de los programa de lectura y escritura integrados a Internet[57].
Comentario de un estudiante de 17 años de la UMSNH (julio de 2018):
“En los últimos años he tenido una sensación incómoda de que alguien o algo, ha estado jugando con mi cerebro, la reasignación de circuitos, reprogramando mi memoria. La televisión, la Web y los videojuegos principalmente los percibo así, lo puedo sentir fuertemente. Pero leer es algo totalmente ajeno a mi persona, sumergirme en un libro es algo imposible, cualquier otro distractor, me gana en su atención. Mi mente queda vagabunda en el texto y solo después de tres o cinco páginas lo abandono. A mis profesores casi nunca los observé leer, a mis padres simplemente jamás. La lectura lenta, cuidada y profunda, todos los profesores me dicen que es muy buena para mi futuro. Pero, en mi presente nadie atendió con rigor y seriedad este importe asunto. Concluyó que desean que mi generación Millenials, sea de racionalidad débil, impulsiva y no reflexiva, consumidora y no inteligente, para invertir nuestra única vida. En otras palabras: que seamos tontos”.
Todas estas personas pueden aprender el placer de leer y escribir. Quienes nunca lo aprendieron debemos darles una oportunidad, y aquellos que han percibido no tener el hábito y placer de la literatura puedan adquirirlos, con datos científicos somos optimistas. Pero en todo intento por lograr tan noble propósito, se debe desterrar la idea de obligación. El objetivo debería ser, persuadir mediante seducción racional, fomentar ciertos poderes que de la lectura y la escritura se obtienen para una vida más plena. Pero, sin el ejemplo como hecho observable en los promotores, todo esfuerzo será en vano.
No leer, es entonces, negarnos la existencia de todo tipo de biblioteca. Es una especie de autobiografía literaria de todo lo que pudimos ser, pero apenas pudimos soñarlo en forma minúscula. La primera persona en plural, “pudimos ser”, es una realidad, el ser humano pertenece a los afortunados animales que pueden cambiar sus redes neuronales y crear una nueva versión de nosotros mismos. La literatura no es una práctica solitaria para este fin, como para un observador pudiera parecer; le damos vida nosotros mismos como una multiplicidad de voces con las que tenemos las más bellas y desafiantes conversaciones. Literatura es un espíritu colectivo que conspira por la justicia y los deseos virtuosos que nos definen en lo humano.
El porqué no soy lector…
¿Cómo es que nos enseñaron a leer?, derrotándonos a nosotros mismos. Estamos seguros de que no se respira mucha inspiración, entusiasmo por los libros en nuestros maestros como medio para aprender. Además, para aprender a leer, no se incluye en sus tareas aprender el sistema de escritura. No comenzaremos exaltando los placeres y deseos que surgen de la lectura, tal vez porque se han perdido del horizonte en los aprendices, no pueden sentir o pensar, lo que nunca han experimentado o pensado. Ser profesor en estos tiempos de máxima exigencia en la intelectualidad y moral de nuestros egresados, significa saber más que el libro de texto.
Hoy se aprenden más los trucos para pasar un examen, que aprender a pensar leyendo y escribiendo. Memorizar es algo bueno que nos trasforma y nos hace humanos, pero hacerlo como una fotocopiadora irreflexiva, no es muy digno para el ser humano. En el texto escrito hay estructuras de oraciones, clases de palabras, puntuado, ortografía, modos de pensar, modos de sentir, vocabulario esencial para comprender una nueva realidad, la valentía de mentes extraordinarias… Pero, aquellos que dormitan en su acto de leer, es falta de formación del sistema de escritura, por ello, su cerebro no puede descodificar, encontrar el ritmo y estructurar las ideas en cuerpos de texto escrito. Sin distinguir en un texto entre determinativos, sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios, preposiciones, conjunciones, interjecciones; seremos serios candidatos para ser derrotados en cualquier intento por leer literatura. A veces, se piensa que leer es sacar datos, identificar personajes, definiciones y un juego de conceptos. Pero cómo, sino sabemos que es una definición frente a la diferencia de un concepto. Esto no es una queja, sino un problema esencial de la lectura sólida en su alcance de comprensión, realizar horas de lectura, no es un coro estudiantil, sino una actividad racional y emocional de lo más complejo. En el texto podremos identificar evidencias, conceptos, hechos, arquitecturas de metáforas, sentencias, cláusulas, frases, argumentos, párrafos, parágrafos, introducciones, conclusiones, tesis, ensayos, poemas… así, que leer nos exige conocer el sistema de escritura de muchos diferentes tipos de texto. Una lectura como medio para aprender, en las aulas se interrogan todas sus interpretaciones, fundamentos, criterios… únicamente y no se comenta si en verdad se quiere aprender a leer con profundidad.
Estamos perplejos de que nuestros jóvenes estudiantes, no encuentren asombro en un libro. No es un asunto de moda, de recompensas o estar sobrexcitados. Es cuestión de encontrar en el conocimiento expresado por lo escrito, verdaderos y hermosos razonamientos. No dudo cuando me expresan su posterior decepción al leer un texto, “no se me queda nada”, ellos infieren que su cerebro tiene algún defecto, cuando lo que no tienen es conocimiento y experiencia en el sistema de escritura. Más temprano que tarde, si el aprendiz reconoce esto, se está dando la oportunidad y se libera de su incompetencia para ser explorador en la literatura. Es necesario traer de nuevo a la gramática, la ortografía, el puntuado, la argumentación, con investigaciones en sus prosas y versos, de modo que leer es investigar todo lo que en el texto hay, reconociendo reglas en el código escrito, elegancia, rigor, fundamento. Tal vez, dejar la pereza de no consultar la biblioteca digital o clásica, sea el modo más eficaz de aprender a leer. Ahora estamos listos para leer, porque estamos dispuestos a investigar todo lo que hay en el texto escrito.
Referencias
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