Texto académico
_____________________________
3. Referirnos en un texto a lo que existe: la objetividad
La objetividad en el texto, es hablar de lo que existe en el mundo material. Los ontólogos, (técnicos o científicos), generalmente aceptan la existencia de los objetos materiales. Pero esto ni siquiera se acerca a agotar las cosas que los ontólogos están interesados. Están interesados en si hay más cosas ocultas en el mundo material, también pueden estar internados en si hay cosas como números, propiedades, música, color… Pueden preguntar, ¿hay tales cosas como eventos? En otras palabras, si enumeráramos todo lo que existe, de manera exhaustiva, podemos abarcar toda la existencia y sus existenciales. Podemos agregar cosas que existen como el sufriendo humano, la crueldad, el engaño… o inclusive cosas que existen sin que las afecte el tiempo, tales como el campo eléctrico, la luz y la gravedad. Son este tipo de cosas en las las que el ontólogo está interesado, y de estos criterio sobre lo que existe y es verdadero. Al examinar sobre las categorías de lo que tiene existencia material crea una serie de criterios que hace al discurso objetivo, apegado a lo que existe en el mundo material.
Los ontólogos generalmente dividen las cosas en abstractas y concretas. Cuando decimos concreto, nos referimos a cosas del mundo material: partículas, campos eléctricos, carga eléctrica, masa, temperatura…, generalmente todo lo que está dentro del espacio tiempo y en sus rupturas, extendiendo a eventos y lugares con propiedades especiales. Lo abstracto por otro lado, son cosas como números, propiedades, posibilidades, hechos o proposiciones. A diferencia de lo concreto, estas no están en ninguna parte del mundo material, solo están confinadas al mundo lingüístico. Así que lo abstracto es, crudamente, aquello que no está en el mundo material.
Lo abstracto se refiere al mundo Platónico de las ideas. Algunos piensan que las propiedades están en el espacio y el tiempo como posibilidades concretas de las cosas. No todo el mundo está de acuerdo por el hecho de que el significado de las propiedades no está en el mundo material, sino en el lingüístico. Así que las cosas se ponen interesantes. Lo abstracto es una forma de actitud de adaptar el lenguaje a las estructuras que identificamos en la realidad material.
Si hay una propiedad común que tenemos, son las verdades evidentes innatas o axiomas de las que nuestra especie dispone para reconocer la unidad, categorizar la realidad, distinguir las propiedades del espacio, estimar probabilidad y razonar la lógica de las cosas.
Las preguntas ontológicas sobre la abstracción son significativas para responder si un texto es objetivo o, se apega pues, a lo que existe y es verdadero. La justificación ontológica desde luego es necesaria para justificar lo verdadero y lo que existe, de otra manera no es posible decir que un texto es objetivamente sólido para argumentar hechos, evidencias y explicaciones, demostraciones y fundamentos que justifican un juicio objetivo.
Si hay algo que es un hombre y no es un árbol. Donde ese algo no se define a sí mismo. El permisivo debe decir que la frase anterior nos lleva a decir que el algo existe. Parece que aceptamos la permisividad, aceptar que la propiedad no es auto-instantánea de lo que existe.
Una disyuntiva es lo que flanquea la “o” lógica de exclusión: P o Q, donde P y Q son disyuntivas. Cualquier cosa que crea una instancia de ser un árbol tiene que ser un árbol; cualquier cosa que crea una instancia de ser un hombre tiene que ser un hombre; en el mismo sentido, cualquier cosa que crea instancias no es la misma instancia, puede o no puede crear instancias sobre sí mismo. Así que la primera disyuntiva es el caso en que se crea una instancia de sí mismo, entonces, no puede haber una instancia de sí mismo. Para evitar la contracción, la permisividad debe ser falsa, y de hecho, debe evitarse cualquier teoría que implique la existencia de tal propiedad.
El nominalismo. Las posiciones que amenazan la ontología son que es trivial que la abstracción no exista, o que es simplemente una galimatía decir estas cosas en primer lugar. Cuando no creemos que exista una determinada categoría de entidad, decimos que somos realistas sobre esa categoría. Esto nos lleva a considerar todos los objetos abstractos como anti-realistas, llamada esta corriente del pensamiento: nominalismo.
Si existen cosas como números, propiedades, posibilidades…, ¿dónde están? Para cualquier cosa, es trivial suponer que estén en el espacio tiempo o en el espacio y el tiempo, otro caso del medio excluido. El naturalismo es la tesis de que todo se encuentra en algún lugar en el espacio y el tiempo, y que el contenido de la realidad está contenido en algún lugar del ámbito físico. Dado el naturalismo, no hay espíritus descarnados, ni dioses o ángeles y, lo más importante para nuestros propósitos, no hay abstracciones fuera del espacio y el tiempo. Así que aquellos que avalan el naturalismo de la ciencia contemporánea, no respaldarían la existencia de la abstracción no localizada.
Conectados a esto están los causales. Si la abstracción está fuera del espacio tiempo, entonces, no pueden tener ninguna influencia causal en nosotros o el mundo que nos rodea. Después de todo, si están fuera del espacio y el tiempo, parece extravagante pensar que tienen poderes causales. La visión estándar de la ciencia contemporánea es que todo lo que tiene poder causal están dentro del espacio y el tiempo, y dentro del ámbito del estudio de la física y las ciencias naturales. Incluso aquellos que no están de acuerdo, en que hay un Dios interviniendo en el universo, no consideran que las abstracciones modifiquen a las cosas observadas. Esto es problemático para los realistas sobre la abstracción, porque algunos encuentran que el principio eleático es convincente. Este principio dice que cualquier cosa que exista debe tener poderes causales, que de alguna manera es redundante creer en cosas que nada hacen nada. Después de todo, sería muy extraño que los físicos postulen la existencia de partículas que no tienen ningún efecto en nada. Si no hacen nada, ¿por qué creer en ello? El principio de eleático, entonces, parece descartar objetos abstractos.
Si no tenemos poderes causales con nuestras abstracciones, ¿Cómo sabemos acerca de ellas? Sé que la silla en la que estoy sentado para escribir ahora mismo existe, porque tiene una influencia causal en mí, por ejemplo, la veo cuando los fotones reflejados en ella me envían información, se que existe porque hay una cadena de eventos que la conectan. Incluso las cosas del pasado tienen alguna cadena causal entre ellas y nosotros. En términos más generales, parece que todo lo que sé que existe debe tener alguna conexión causal conmigo. Decir lo contrario suena un poco raro. Si digo que hay extraterrestres, pero que no podemos saber de ellos por estar a años luz. No solo no tengo evidencia, sino que parece imposible para mí tener alguna prueba. Parece que solo este hecho por sí solo descarta que mi ser justifique esta creencia de que hay extraterrestres, de ahí que este hecho por sí solo descarta mi conocimiento de que existen. Así que si la abstracción existiera, no habría manera de saberlo. Y si no hay manera de saber a cerca de ellas, no deberíamos ir por ahí afirmando que crees en ello. Por ejemplo, si conoces a alguien que accediera a que no tenía forma de saber que estaba enfermo pero lo creyera de todos modos, pensarías que son un hipocondríaco irracional. Del mimo modo, debemos dudar de las personas que creen en entidades que no podrían conocer. Así que creer en la abstracción parece traer consigo serios problemas epistemológicos.
Podríamos temer que la abstracción, al estar fuera del espacio y el tiempo, no aparezca en las mejores teorías de la física. La abstracción, al no tener poderes causales, nunca hará que pase nada. La causalidad y la explicación están estrechamente unidas, así que podríamos pensar que no tienen poderes causales en el mundo. Además, si la abstracción nunca pudiera ser conocida, entonces nunca puede aparecer en ninguna explicación justificada del mundo. En otras palabras, parece que abstracción nunca explicará nada.
Pero parece obvio que no deberíamos creer en nada que no juegue ningún papel explicativo. Imagine que algunos físicos tienen una teoría que explica todo el universo. A medida que celebran, un solo físico se canaliza y dice que tiene una nueva teoría: “Hay algo, que hace nada, solo está allí. No puedes verlo, no puedes encontrarlo, no puedes detectarlo y no afecta nada. Simplemente se cierne por ahí sin hacer nada en absoluto”. Que teoría tan ridículamente sería, y qué increíble. Las insensateces no tienen poder explicativo. A algunos nominalistas les preocupa que algo similar aplique a las abstracciones. Pero esto significa, que cada razón para pensar estas motivaciones son inviables, es también una razón para no pensar que el nominalismo es trivialmente cierto.
Normalmente no hay predicciones para verificar o falsificar teorías ontológicas, ningún programa informático en el que podamos ejecutar un conjunto de datos para decirnos si la abstracción existe o no, ningún acelerador de partículas que pueda determinar si hay números o eventos. Tampoco está del todo claro, en la actualidad, exactamente lo que toma el lugar de tales verificaciones empíricas cuando se trata de un tema como la ontología. Esencialmente, la metodología simplemente no está clara. Hemos tratado de responder a las preguntas ontológicas comenzando con diferentes preconcepciones, es una disciplina muy vieja e inmadura, pero no nos dejemos ir por la primera apariencia, eso sería una locura, cada disciplina necesita madurar, y cada disciplina necesita trabajar duro para adquirir y justificar su metodología.
La teoría de elección. Imagine que leerá un libro. Un amigo que descargó de internet algunos libros dise que son excelentes. Pero otro que los observó considera que son fatales. Así que tiene dos teorías que dicen cosas que compiten sobre la idea de los libros. Al sopesar estas teorías, diferentes factores pueden entrar en juego. En cualquier caso, debe sopesar las teorías y decidir cuál es mejor y decidir leerlo.
La elección de la teoría puede ser más seria. Los detectives de investigación tienen que sopesar las teorías que compiten todo el tiempo. Podemos comparar una visión geocéntrica del sistema solar mediante la cual el sol gira al rededor de la tierra, con una visión heliocéntrica del sistema solar informada por la ciencia de Galileo y Einstein, mediante la cual la tierra gira alrededor del sol. Las teorías geocéntricas entran en conflicto con la gran mayoría de nuestras observaciones, mientras que la visión heliocéntrica predice la mayor parte de lo que observamos. Por lo tanto, es racional elegir la teoría heliocéntrica.
Para cada teoría, vemos los beneficios de esa teoría y descubrimos aquellas cosas que son desventajas respecto a otras. Al comparar su rendimiento, a la luz de cada teoría, este análisis es particularmente adecuado para la ontología, ya que en la mayoría de los casos necesitamos una teoría para explicar un determinado fenómeno o resolver un determinado problema, ninguna teoría logra hacerlo perfectamente. Así que lo que mejor nos queda por hacer es determinar qué teoría tiene el mejor equilibrio costo y beneficio en general.
Lo primero que pedimos de una teoría es que se alinee con nuestras intuiciones. Observamos que una teoría que se acoja a nuestras intuiciones no la hace verdadera, no decimos que una teoría que las desafía sea falsa. Estamos diciendo que la coherencia con nuestras intuiciones es uno de los diversos costos y beneficios en juego. Así que dejemos algo en claro: considerar la coherencia una virtud, no es creer que todo lo que intuitivamente creemos es verdadero e irrevocable por motivos científicos. En tal posición, hay momentos en que debemos renunciar a nuestras intuiciones populares, aunque ello moleste a la mayoría que por pereza intelectual no está dispuesta a revisar. La ontología de los agujeros, se refiere a las cosas que aparecen cuando se deshilachan las explicaciones, dejando escapar ausencias de conocimiento. Para hacer una idea de lo que esto significa, empleemos esta metáfora: Dios crea el universo, imagine que Dios está haciendo el universo. Un agujero es una asistencia, es una falta de entidad, no una cosa adicional que tiene que ser añadida al universo. Por lo tanto, intuitivamente podríamos pensar que los agujeros en la realidad no existen, pensando que nuestra intuición popular absolutamente abarca toda la realidad. Por lo tanto, la intuición nos hace pensar que los agujeros en la realidad no existen, que la incertidumbre es cero. Cuando apuntamos sobre un agujero en algo, decimos que no hay nada allí que parece ser cierto, al menos, si ignoramos el aire donde está el agujero, podemos imaginar que estamos apuntando al agujero mientras que es un vacío perfecto, la nada misma. Una vez más, parece que intuitivamente la incertidumbre o agujeros no existen en la realidad.
Seamos realistas acerca de los agujeros, entonces parece que cuando hacemos un agujero en algo, obtenemos un resultado extraño con respecto a cuántas cosas existen fuera de nuestra intuición. Imagine que Dios hace una lamina de átomos individuales de cobre, sin agujeros en ella ( los átomos tienen más espacio que materia en ellos). Si Dios destruye un átomo en la lamina, pensaríamos que hay menos cosas en esa existencia, entonces el agujero se abre a la existencia para tomar el lugar de ese átomo como información potencial. Con esto en mente, recurramos a algunas de las otras virtudes para conocer algunos de los problemas que el anti-realismo sobre los agujeros podría sufrir.
No es un hecho inexplicable sobre el mundo que cuando colocamos potasio en agua explota. En todo caso podemos dar explicaciones a estas cosas. Las leyes de la química explican la reacción química explosiva del potasio en el agua. Sin embargo, las teorías generalmente toman algunas verdades como inexplicables, lo que podemos llamar verdades brutas. Nuestras teorías físicas podrían explicar la explosión del potasio en el agua, pero tomará algunos hechos como brutos, digamos leyes fundamentales de la física. Tener el menor número posible es un beneficio, tener verdades más brutas es un costo. Si tenemos una teoría física que tiene cinco leyes fundamentales y la suya tiene tres leyes fundamentales, parece que su teoría tiene más poder explicativo al tener menos verdades brutas, es más simple. Del mismo modo, a menudo encontramos que las teorías dejan algunas cosas inexplicables. Así es la ciencia real. Podemos explicar muchas cosas, pero algunos problemas siguen sin resolver, por ejemplo, no podemos explicar por qué las donas Pioneer 10 y 11 se relentizaron misteriosamente cuando llegaron al borde de nuestro sistema solar.
Una teoría que explica estas cosas es más poderosa y por lo tanto, mejor para explicar los hechos de esa misteriosa desaceleración. Y, como siempre podemos sopesar estas teorías, porque habrá momentos en que tengamos que elegir una teoría que es poderosa y una que está estrechamente definida por verdades brutas. Cuando se trata de teorías ontológicas, se explica exactamente el mismo pensamiento. Queremos teorías que tengan la menor cantidad de verdades brutas, a la vez que expliquemos tanto como sea posible. Así que cuando tenemos que explicar, digamos, el agua que sale una cubeta, no queremos afirmar la verdad bruta a modo de que el cubo es el tipo de cosa que deja salir el agua, pero la explicación más sensata de que el agua sale del cubo porque tiene una agujero en él. Esto es algo que el realista puede hacer fácilmente, ya que su ontología contiene agujeros. El anti-realista, por otro lado, no pide decir esto y debe decir otra cosa. Exactamente lo que deben decir es complicado, y para explicar el por qué, tendremos que introducir la noción de parafraseo.
En frases como:
Hay pandas
Hay electrones
Hay duendes
Parece que las cosas de las que se habla deben de existir para que las frases sean verdaderas. Decimos que las frases están comprometidas antológicamente con esas cosas. Pero en frases similares, aparentemente refiriéndose a cosas que queremos ser anti-realistas, nos encontramos con problemas. Tome una frase en el español perfectamente natural, aparentemente verdadera:
Hay agujeros en la cubeta.
De la misma manera que “hay electrones” y esto nos compromete con algo como electrones, esto parece comprometernos con agujeros. Claramente, entonces, el anti-realista tiene problemas, ya que frases como estas parecen ser ciertas, al menos considerando algunas cubetas con agujeros. El anti-realista debe revisar la comprensión ingenua del compromiso ontológico. Aunque puede parecer que hay electrones y nos compromete con agujeros, los compromisos antológicos de una sentencia siempre son lo que indica su gramática superficial. Esto puede ser fácilmente visto como una cuerdo con su gramática superficial, haciendo de estas verdades brutas algo normativo en las disciplinas.
La teoría Quine “conocida por su afirmación de que el modo en que el individuo usa el lenguaje, determina qué clase de cosas está comprometido a decir que existen. Además, la justificación para hablar de una manera en lugar de otra, al igual que la justificación de adoptar un sistema conceptual y no otro, es para Quine una manifestación absolutamente pragmática[1]”. Esta teoría se deriva de Willard van Orman Quine, filósofos que revitalizó en los años 1960 la ontología. Refiere la teoría a traducir sentencias a la lógica de primer orden, y luego determinar los compromisos ontológicos de las frases en la parte posterior de lo que esas traducciones cuantifican. Es decir, para cualquier sentencia dada obtenemos la paráfrasis de esa frase y la traduciremos a lógica de primer orden. Por ejemplo, la frase “Hay un automóvil parado allí”:
Los compromisos ontológicos de la frase son, dice Quine, lo que estamos cuantificando en la traducción o, más específicamente, el valor de la variable enlazada, que es lo que conduce al famoso eslogan de Quine: “ser es ser el valor de una variable enlazada”. Para los lógicos novel, vamos a desglosar lo que eso significa. La variable de la traducción anterior es “x”. Es una variable enlazada porque se introduce justo con el cuantificador, como el cuantificador existencial . En la lógica clásica, todas las variables están enlazadas, ya que todas tienen que introducirse mediante un cuantificador, por lo que no hay por qué preocuparse más por ello. Finalmente, si la sentencia es verdadera, entonces algo es el valor de la variable, en este caso un automóvil sería el valor de “x”. Diríamos que estamos comprometidos con el automóvil de que está allí.
Dada la teoría del compromiso ontológico, se hace evidente que hay diferencia con los agujeros.
“Hay un agujero en la cubeta” se traduce como:
Una segunda frase:
“La cubeta está perforada”
La primera sentencia cuantifica los agujeros y está comprometida con los agujeros, y por lo tanto, el realismo de los agujeros. La segunda cuantifica sobre cubetas y dice de ellas que están perforadas. Solo nos dice cómo es una cubeta, no que existen agujeros. Con esto en mente, podemos ver que, al menos con estas simples frases, el anti-realismo puede traducirse bastante bien. Sin embargo, tiene más dificultad con otras sentencias, lo que no podrá es ofrecer para todos los casos capturar una paráfrasis de las condiciones en las que estas sentencias son verdaderas.
Seamos claros que no hay ningún problema con una teoría que presenta un número infinito de predicados. El problema es que no debemos tener un número infinito de predicados indefinidos, los que se denominan primitivos. Para ilustrar esto, algunos predicados se pueden definir en términos de otro. Si estábamos tratando de enseñar a alguien cómo comprender las relaciones familiares, solo necesitamos tres predicados para hacer esto:
___ es un hijo de ___ (como en, Juan es el hijo de María).
___ es masculino (como, Juan es macho).
___ es hembra (como, María es hembra).
Podemos definir otros predicados, es decir, que alguien es padre de otra persona es fácil, solo decimos:
x es el padre de y = df x es macho y y es un hijo de x.
La etiqueta df indica que el lado izquierdo debe definirse en términos del lado derecho. Podemos entender esto a otras relaciones como la madre, las amigas de la hija, ser abuelo, ser sobrina o primo. Así que tomamos tres predicados como primitivos y luego definimos o analizamos los otros predicados en términos de los primitivos, y son esos predicados que estamos destinados a tener el menor número posible.
Es deseable que nuestra base de predicados primitivos sea lo más corta posible porque tener más de ellos es añadir complejidad a una teoría, y es deseable una teoría que sea lo más simple. Agregamos complejidad a la teoría agregando primitivos porque agregamos cantidad de predicados que necesitamos para entender la teoría. Imagine que una teoría, su base está en sus muchos primitivos y el número infinito de paráfrasis podría ser no factible si asumimos una teoría Quine.
Un objetivo de la ontología es tener el menor número posible de cosas primitivas, para evitar que se inflen las interpretaciones (predicados). De hecho, es un tema común en muchas disciplinas. Por ejemplo en la física:
Si dos teorías físicas son iguales en todos los aspectos, excepto en uno, una dice que una partícula está involucrada en una reacción subatómica y la otra teoría dice que un billón lo eran, y simplemente no había evidencia que decir entre ellas, parece intuitivo que deberíamos concluir solo que una partícula está involucrada. De hecho esto es lo que ocurre en las mayoría de las relaciones que involucran neutrinos, la ciencia nos permite descubrir como un caso de numerosas partículas que se producen en reacciones, pero el físico asume que siempre es solo una partícula: el neutrino.
Tenga en cuenta que en ambos casos estamos tratando de mantener el número de entidades necesarias en el menor número posible. Esto es denominado lo ontológico cuantitativo permisible. La parsimonia ontológica es el deseo de mantener el número de tipos de entidades (existenciales) lo más bajo posible. Esto se denomina parsimonia cualitativa.
Por ejemplo, volvemos a la física. En física, los científicos tienden a postular el menor número de tipos de partículas en sus teorías. No quiere decir por cada nuevo tipo de partícula se tenga en cuenta por cada nuevo fenómeno que observamos, es muchos mejor redactar los tipos existentes de entidades por teorías subyacentes, es trabajar de manera compleja para dar cuenta de los fenómenos involucrados. Del mismo modo, entonces, en la ontología existe el deseo de mantener el número de tipos de entidades lo más bajo posible.
Si el realista cree en todos los objetos materiales del mundo y luego añade, las categorías adicionales de la incertidumbre, entonces no están siendo ni cuantitativos ni cualitativos. Ni cuantitativos y cualitativos, porque donde el anti-realista piensa que hay una cosa, el realista ahora debe pensar que hay dos cosas, es decir, lo existente y sus agujeros que ellos tienen.
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Willard_Van_Orman_Quine
Autores:
Eduardo Ochoa Hernández
Nicolás Zamudio Hernández
Gladys Juárez Cisneros
Lizbeth Guadalupe Villalon Magallan
Pedro Gallegos Facio
Gerardo Sánchez Fernández
Rogelio Ochoa Barragán