Para reforzar su formación docente, entre el 23 de noviembre de 1964y 18 de enero de 1965, durante el rectorado del Lic. Alberto Bremauntz, el ingeniero Leonel Muñoz fue enviado a la Facultad de Ciencias de la UNAM, para cursar estudios de Pedagogía de la Matemática Moderna y asistió a diversos cursillos sobre Física y Planificación Integral. Una vez acreditados esos estudios, en junio de 1967, durante la gestión del Lic. Alberto Lozano Vázquez, fue promovido a la categoría de profesor de planta, con adscripción al Colegio de San Nicolás. A partir de entonces, en varias ocasiones fue Consejero Universitario y como tal, formó parte de las comisiones de Hacienda y Técnico Pedagógica y tuvo a su cargo la elaboración de dictámenes de reconocimiento de estudios y los planes académicos de las nuevas carreras que se abrieron en la Universidad, entre ellos las de Físico-Matemáticas, Biología, Historia y Filosofía e Ingeniería en Tecnología de la Madera, creadas en los rectorados del Lic. Alberto Lozano Vázquez y el Dr. Melchor Díaz Rubio. También formó parte de algunas comisiones que organizaron eventos académicos y culturales en el marco de la celebración del Cincuentenario de la Universidad Michoacana en 1967.6

Durante su última etapa como docente universitario, el ingeniero Muñoz también ocupó algunos cargos administrativos. El 9 de mayo de 1978 fue designado por la Junta de Gobierno como director de la Escuela Preparatoria "Ing. Pascual Ortiz Rubio", cargo que desempeño hasta el 20 de mayo de 1980, cuando presentó su renuncia, argumentando la necesidad de atender problemas de salud y continuó en los años siguientes con la atención a sus cursos en el Colegio de San Nicolás.

SU GESTIÓN COMO RECTOR DE LA UNIVERSIDAD

Durante las décadas de los setentas y ochentas del siglo XX, en el contexto del agotamiento del nacionalismo revolucionario y el ascenso del neoliberalismo como paradigma y guía del sistema político mexicano, poco a poco empezaron a surgir fracturas entre la clase política que gobernaba el país. Eran los años de los presidentes José López Portillo y Miguel de la Madrid, en los que se vivieron serios procesos de crisis económicas y de endeudamientos externos. Por otro lado, en esos años se vivieron tiempos de agitación política surgida de la apertura democrática que se había iniciado en el sexenio del presidente Luis Echeverría. En 1980, después de la exitosa administración del Lic. Carlos Torres Manzo en materia de infraestructura y obra pública, que en buena medida benefició a la Universidad Michoacana con el proceso de construcción de la Ciudad Universitaria, llegó al gobierno de Michoacán el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas. Su administración se caracterizó por su apoyo a la cultura y políticas de beneficio social.7

En ese periodo, la Universidad Michoacana experimentó cambios significativos, caracterizados por el acelerado incremento en la matrícula estudiantil que requirió de la ampliación de la infraestructura y la planta magisterial. La diversificación de las fuerzas políticas a nivel estatal y del país también se hizo presente en la institución. En ese contexto surgieron agrupaciones estudiantiles de diversa naturaleza que pronto acumularon reclamos de apoyos económicos y de participación en la vida universitaria. Durante el sexenio del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, las agrupaciones estudiantiles universitarias fueron alentadas desde las oficinas de gobierno para controlar espacios en la institución y servir de plataforma de apoyo
a procesos electorales. Uno de los reclamos de mayor importancia fue el planteamiento de la reforma a la Ley Orgánica y la supresión de la Junta de Gobierno, en una supuesta democratización de la vida universitaria.

La promulgación de la nueva Ley Orgánica en febrero de 1986, que derivó en el proceso de conformación del Consejo Universitario y la elección del rector, propició la politización y la división entre los universitarios, en buena medida alentada desde las oficinas de la admi- nistración estatal. La agitación de la vida universitaria estuvo estrechamente vinculada a las confrontaciones de las fuerzas políticas que contendían por la gubernatura. Se advierte que el propósito era tener a la Universidad como elemento de negociación de espacios en la administración pública. Ese fue el escenario en el que el ingeniero Leonel Muñoz llegó a la rectoría al iniciarse la accidentada administración estatal encabezada por el ingeniero Luis Martínez Villicaña. El ingeniero Leonel Muñoz arribó al cargo en medio de un conflicto interno entre los universitarios, derivado de la elección del rector, que se había prolongado durante tres meses y medio y un movimiento de huelga promovido por el Sindicato de Profesores.

Con el embajador de España en México Pedro Bermejo, en la sala Melchor Ocampo, (AFIIH-UM).

La reforma a la Ley Orgánica promulgada en los primeros días del gobierno de Martínez Villicaña tuvo como propósito buscar la salida al conflicto. La Comisión de Rectoría, creada por la reforma, nombró al ingeniero Leonel Muñoz como rector interino el 19 de septiembre de 1986. Las primeras semanas de su gestión fueron de intensos esfuerzos y negociaciones para resolver la huelga y normalizar la vida universitaria. Las presiones de las diversas fuerzas políticas universitarias estuvieron a la orden del día. Poco a poco, mediante el diálogo y el llamado permanente al trabajo en beneficio de la institución, las actividades académicas y administrativas empezaron a ser reencausadas. En esas circunstancias, el ingeniero Muñoz solicitó la descarga de sus actividades docentes mientras durara su gestión en la rectoría. Nombró como Secretario General de la Universidad al Lic. Gregario López Mendoza y mantuvo en su cargo a algunos funcionarios de la administración anterior. 8

Dos meses después de su arribo a la rectoría, el ingeniero Muñoz, con su equipo de trabajo bosquejó un breve diagnóstico de la Institución y se procedió a elaborar un Plan de Trabajo, mismo que fue presentado a la consideración del Consejo Universitario en sesión celebrada el 11 de diciembre. En un reiterado llamado al trabajo y la concordia entre los universitarios, el rector proponía que su plan de acciones a desarrollar se fuera ajustando y enriqueciendo en forma periódica. Llamó a los Consejos Técnicos a formular sus propios programas de mejoramiento de las dependencias universitarias mediante una urgente revisión de los planes y programas de estudio que en conjunto encuadraran la vida académica y administrativa en el nuevo marco jurídico. Al respecto, el rector señalaba: «La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo requiere de un plan de trabajo congruente con su realidad económica, social y política que vive. Un plan de trabajo realista, emana de la propia naturaleza de la institución, con la magnitud de sus problemas, de los objetivos que persigue y actitudes que debe desarrollar con base en el cumplimiento y respeto de sus leyes, reglamentos y convenios; en su organización y trabajo administrativo, académico y de investigación; de difusión y extensión universitaria. Es decir se requiere respeto, disciplina, capacidad y responsabilidad.

Sólo la voluntad personal de los universitarios hará posible una Institución de reconocida calidad académica, que tenga capacidad de defender su autonomía, con capacidad de organización y administración, de respeto a sus leyes y reglamentos, para el desarrollo de un trabajo académico fructífero».9

El Plan de Trabajo aprobado por el Consejo Universitario fue complementado al año siguiente por un Programa académico básico, presentado a ese órgano colegiado el 16 de marzo de 1988. Ambos documentos fueron, en ese momento, los ejes a partir de los cuales se desarrollaron diversas acciones para encausar la vida universitaria por una nueva ruta. Se puso especial énfasis en promover una reforma al sistema de bachillerato, cuyo plan de estudios tenía más de un cuarto de siglo en operación sin haberse modificado. En la justificación de la reforma se planteó en el Programa académico básico, planteó que: "El actual Bachillerato, requiere de una Reforma curricular que contemple un perfil del bachiller, más acorde con nuestro tiempo. Los objetivos de este nivel de estudios Medio Superior, deberán estar acordes con aquel perfil y ser consecuentes con los que a nivel nacional se han definido con el fin de uniformizar esta clase de estudios".10 En el documento antes mencionado se estableció que la reforma al bachillerato debía incluir como aspectos fundamentales la implementación de un nuevo plan de estudios, la capacitación de los profesores y adecuar y ampliar la infraestructura existente.

En forma paralela, las acciones correspondientes al mejoramiento de las licenciaturas incluyeron diagnósticos, adecuaciones curriculares a cargo de los Consejos Técnicos, el mejoramiento al sistema bibliotecario y la ampliación de la infraestructura dedicada a aulas y laboratorios. En esa misma ruta de búsqueda de la transformación de los programas académicos de licenciatura se puso en marcha un programa de actualización y formación de recursos humanos. En el segundo semestre de 1987, en una acción coordinada entre la Secretaría Académica, la Coordinación de la Investigación Científica y el Departamento de Vinculación, se elaboró el Programa Institucional de Formación de Recursos Humanos para la Docencia y la Investigación, que estableció los mecanismos para promover la titulación de profesores, su promoción para cursar estudios de pos grado mediante un sistema de becas e incorporar a nuevos profesores con niveles académicos superiores a los programas de licenciatura. Como primer paso, la rectoría gestionó recursos adicionales de la Subsecretaría de Educación Superior y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y promovió convenios de colaboración con algunas instituciones de educación superior con el propósito de que los profesores que lo desearan en una forma planificada, pudieran cursar estudios de maestría y doctorado, especialmente en áreas de Biología, Medicina, Física, Electrónica, Medicina Veterinaria, Hidráulica, Derecho, Historia y Filosofía. De esa forma, entre 1987 y 1990 se otorgaron 44 becas a profesores de diversas dependencias para fortalecer su formación. En una primera etapa se destinaron 9 becas para estudios de especialidad, 33 para maestría y 2 para doctorado, a realizarse en la UNAM, el Instituto de Nutrición "Dr. Salvador Zubirán", la Universidad de Guadalajara, la Universidad de Guanajuato, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma Metropolitana, El Colegio de Michoacán y el Instituto Portugués de Soldadura y Calidad.11

Por otro lado, con el apoyo de la Subsecretaría de Educación Superior y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y de algunas sociedades científicas y organismos internacionales, se organizaron varios cursos especiales dirigidos a profesores, para promover la superación académica.

Entre los cursos que mayor impacto tuvieron, por el número de profesores inscritos, destacan el de Temas selectos de acuacultura, que reunió a especialistas nacionales y extranjeros en esa área del conocimiento. El curso de Biología molecular y el Curso de soldadura y control de calidad, también despertaron gran interés y estuvieron abiertos a profesores de otras instituciones. Esos cursos fueron complementados con otros eventos académicos entre los que destacan los organizados por la Coordinación de la Investigación Científica y diversas dependencias universitarias relacionadas con la Ciencia y la Tecnología en Michoacán; Tenencia de la tierra y problemas agrarios en Michoacán; Los recursos naturales, uso, manejo y conservación; La agricultura en Michoacán y uno dedicado a Historia y arquitectura en España y México, que tuvo como tema central de estudio la formación de las ciudades en ambos países.

Firma de convenio con la American Welding Society en Tampa Florida, (AFIIH-UM).

En otras acciones de relevancia, relacionadas con asuntos académicos impulsadas en la administración del Ing. Leonel Muñoz, destacan los esfuerzos para fortalecer los incipientes programas de estudios de pos grado de ese tiempo como la Maestría en Metalurgia y Ciencias Materiales, Maestría en Administración de Empresas, Maestría en Ciencias Penales, Especialidad en vías terrestres, Especialidad en Endodoncia y Especialidad en Ortodoncia. Con la finalidad de mejorar la infraestructura destinada a estos programas, en junio de 1988 consiguió un terreno de 7.3 hectáreas de superficie al poniente de Morelia con el propósito de establecer el Centro Universitario de Estudios de Posgrado, integrado con edificios, aulas, laboratorios, bibliotecas y cubículos para profesores. Más adelante el proyecto fue modificado para albergar el posgrado en Odontología y la instalación del Instituto de Investigaciones sobre los Recursos Naturales.

Por lo que se refiere al campo de la investigación científica, durante la administración del ingeniero Muñoz se amplió el presupuesto interno destinado al desarrollo de proyectos y a fortalecer la infraestructura de los institutos existentes en ese tiempo. De los 48 millones de pesos que se ejercieron en 1986, de acuerdo al sistema financiero de ese tiempo, el monto subió a 900 millones en el ciclo escolar de 1990. Los recursos externos, de convenios suscritos con la Secretaría de Educación Pública y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, también crecieron sustancialmente. De esa forma, de los 12 millones que se obtuvieron en 1986, la cifra se incrementó a 275 millones en 1989. Esos recursos se destinaron al financia miento de proyectos, fortalecimiento de laboratorios, equipamiento científico y de cómputo y a la ampliación de los acervos bibliográficos.

De acuerdo a las propuestas contenidas en el Plan de trabajo y en el Programa académico básico, con la finalidad de fortalecer la investigación humanística en la institución, en la sesión celebrada el 9 de noviembre de 1987, y en el marco de la celebración de los setenta años de vida universitaria, el Consejo Universitario aprobó los dictámenes de las comisiones que favorecieron la creación del Instituto de Investigaciones Históricas. Poco después, se tomaron medidas para regularizar el funcionamiento del Centro de Estudios de la Cultura Purépecha y el Centro de Estudios de la Cultura Nicolaita, a los que se les asignaron partidas de gasto operativo. Se hicieron esfuerzos para mejorar la infraestructura de los Institutos de Investigaciones Metalúrgicas y de Químico Biológicas, para éste último se construyó un edificio para su traslado a la ciudad universitaria. Para difundir los resultados de investigación de estos dos institutos, se empezó a publicar un Anuario y en el recién creado de Investigaciones Históricas, además de la edición de varios libros, se apoyó a partir de 1988 la edición de la Revista de Estudios Históricos Tzintzun, que al paso de los años se convirtió en la primera revista universitaria inscrita en el Padrón de Revistas de Calidad de CONACyT.12

Otro aspecto relevante del rectorado del Ing. Leonel Muñoz, relacionado con las áreas académicas y de investigación fue la gestión de varios convenios con instituciones y sociedades científicas que proyectaron por primera vez a la Universidad al escenario internacional. Entre esos convenios destacan los firmados en 1987 con instituciones españolas como la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla y la Universidad de Valladolid. Más adelante, se gestionó otro convenio de colaboración con la Universidad de Barcelona.

Firma de Convenio con el Instituto Portugués de Soldadura y Calidad, en Lisboa Portugal, (AFIIH-UM).