Texto universitario

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Módulo 13. Misión social de la universidad 


13.1 Introducción 


Ortega y Gasset nació en Madrid, se educó en escuelas católicas en España, luego estudió en la Universidad de Madrid y se doctoró allí en 1904. Luego estudió en Leipzig y Berlín, y trabajó con filósofos alemanes en la Universidad de Marburg. En 1910 regresa a Madrid donde es nombrado catedrático de Metafísica de la Universidad. Para entonces, había abandonado su fe católica romana. Su creciente número de publicaciones sobre los principales pensadores europeos, desde Goethe hasta Kant, y su amplia gama de intereses (muchos relacionados con novelistas y artistas) ayudaron a crear un pensador muy original, no limitado por la filosofía neokantiana tradicional. Suele estar asociado con el contexto filosófico de la ontología. A partir de 1914, y cada vez más a partir de la década de 1930, las publicaciones de Ortega se hicieron influyentes en Estados Unidos y América Latina. Sus títulos en inglés indican la dirección de su enseñanza comprometida: Meditaciones sobre el Quijote, La deshumanización del arte, La revuelta de las masas e Historia como sistema, así como el texto clave para este enfoque sobre la universidad y su enseñanza, Misión de la Universidad. Proporcionar una categoría filosófica para José Ortega y Gasset (1883-1955) no es un asunto sencillo. En términos generales, compartió el abandono generalizado del idealismo europeo tradicional. Algunos lo han clasificado como existencialista, y ciertamente se relacionó con sus contemporáneos en este campo, pero con muchas diferencias. El término vitalismo sería relevante para la discusión de un elemento importante en sus intereses teóricos y prácticos, es decir, una creencia firmemente arraigada de que la formación de los seres vivos no debe explicarse puramente por el materialismo científico/biológico, sino por la experiencia individual de acontecimientos históricos y contemporáneos y por procesos de aprendizaje sociales e individuales.


Ortega se destaca por acuñar su propia terminología para sus visiones y argumentos. Por ejemplo, incorporó la razón en la clasificación anterior y acuñó "raciovitalismo" o "razón vital". Este concepto se define como un compromiso creativo con nuestras propias circunstancias. En este compromiso, la razón proporciona la energía esencial para examinar nuestro propio pensamiento. Ortega evitó identificarse con una ciencia social, como la sociología o la psicología, pero utilizó muchas de sus percepciones. La filosofía es para él un estudio imprescindible con responsabilidades sociales. Estos son para examinar la naturaleza de lo que ha sucedido y lo que está sucediendo en circunstancias siempre cambiantes, para explicar a la generación contemporánea lo que se debe aprender de los eventos históricos y, sobre todo, para enseñar a las nuevas generaciones cómo aprender.


13.2 Misión de la Universidad 


Como dice un analista de la vida y obra de Ortega, vivir es competir con el mundo y dar cuenta del mundo que lo rodea en la vida[1]”. Ciertamente, Ortega y Gasset vivió una vida en disputa con el mundo, ya que se involucró a nivel político y periodístico, así como en sus deberes académicos, en la convulsa vida cívica de España en la década de 1930. Civil se vio obligado a Ortega y otros intelectuales, en particular Miguel de Unamuno y José Gaos, a abandonar su país de origen. Ortega trabajó y enseñó en Argentina y Estados Unidos. Regresó a Europa, a Portugal en 1945 y a España en 1948, donde el gobierno fascista español en decadencia le permitió continuar enseñando y escribiendo. Su pensamiento sobre las formas institucionales que adoptó la educación universitaria a partir de 1945 se desarrolló de manera significativa. También fue responsable de la formación de organizaciones de lo que ahora llamaríamos "educación de adultos" en Estados Unidos y Alemania, así como en España. Las contribuciones de Ortega a la filosofía de la educación superior comenzaron inicialmente en 1930 con su principal publicación, Misión de la Universidad. Cualquier resumen de los logros filosóficos de Ortega reconocería el significado de la palabra clave en ese título, un término que también empleó en instancias posteriores. "Misión" tiene un doble significado, relacionado con una institución educativa tanto interna como externamente[2]. Esta misión está integrada para transformar la fuerza vital de un estudiante y así transformar el estado de la vida civil. El origen de Misión de la Universidad surge del período convulso de su vida y la de su país antes de la Guerra Civil. Desde su puesto de profesor en la Universidad de Madrid, Ortega dio a conocer su apasionada creencia de que España se encontraba en un estado político peligroso. Su reputación despertó el interés de los estudiantes y, en 1930, fue invitado por la Federación Sindical de Estudiantes de Madrid a dar cuenta de las reformas que consideró urgentes para reactivar el aprendizaje en el sistema universitario español, trabajo que es el núcleo del tema de este manuscrito. Se publicó en España como Sobre Reforma Universitaria: Misión de la Universidad y como Misión de la Universidad en Estados Unidos y Gran Bretaña en 1946.


El capítulo inicial de la misión de Ortega elabora la palabra clave de su título. Una universidad debe tener como objetivo influir en el país en el que reside y lograrlo mediante sus propias políticas educativas internas. Estos no son para producir un producto estándar para una sociedad de masas, un término seriamente negativo para Ortega, sino para enriquecer la individualidad de los estudiantes mediante su experiencia de aprendizaje. Es profundamente crítico con las universidades españolas contemporáneas y con la injerencia del Estado español en ellas. Condena el sistema existente por su "descuido" y por "la falta de todo decoro, de todo respeto propio, de toda decencia en la manera en que el Estado realiza su función peculiarmente delicada[3]". Sin embargo, no deja de tener esperanzas porque cree que la universidad puede reformarse siguiendo los lineamientos que él propone. Un grupo social puede tomar forma siguiendo ciertas experiencias de aprendizaje. Luego, los graduados en posiciones sociales, económicas y políticas clave podrán ejercer una acción social positiva, inspirados por su experiencia de aprendizaje. La historia a menudo avanza a saltos, y los individuos pueden hacer que la historia salte de la manera correcta. Lo que propone para la universidad en sí no es una revolución, sino un espíritu moderado de reforma”. La enseñanza actual en la Universidad de Madrid se basaba en una función tradicional "(nótese el sustantivo aquí, no la misión") de formar profesionales eruditos y de participar en la investigación científica. Una universidad inspirada en la misión de Ortega no abandonaría estos objetivos, pero seguiría, no lideraría, el plan de estudios. Es importante aceptar el mensaje de Ortega de que no está proponiendo un estado utópico formado por élites utópicas. Siempre profundamente consciente de las lecciones de la historia, es consciente de los peligros de la política utópica y su consecuente cultura uniformemente estándar. Se desprende de este breve resumen de las premisas de la misión de Ortega que estuvo expuesto a críticas de elitismo y, inevitablemente, por el restringido acceso financiero a las universidades, al respaldo del control político de la clase alta. No pretendía crear una clase de graduados que necesariamente actuaría directamente para crear un estado conformista. Sin embargo, serían capaces de "influir en la acción", porque fueron activados individualmente por su aprendizaje. Estos primeros capítulos de Mission identifican la diferencia entre "hombre de masas" y "hombre individual". El estudiante culto participaría en un amplio plan de estudios en ciencias, derecho y belleza[4], y esta amplia gama de estudios compartida se experimentaría en una comunidad de aprendizaje distinta. Es vital para el desarrollo de los ciudadanos futuros y existentes que contribuyen socialmente a retirarse de vez en cuando con otros ciudadanos, para reorganizar su ser interior. Por lo tanto, Ortega ve al graduado ideal no como alguien que ha completado el aprendizaje, sino como alguien que continúa aprendiendo y pensando en lo que significa su nueva vida. En una obra posterior, Ortega define la ventaja del personaje culto como la capacidad de "abstraerse en la reflexión" y luego volver al mundo de la acción como protagonista[5]. Separar el currículo cultural de Ortega de cómo se debe enseñar no hace justicia al hecho de que están entrelazados. Reuniré los dos, después de una explicación inicial de su énfasis en la identificación de la individualidad de los estudiantes y la necesidad de un plan de enseñanza relacionado con el concepto central de la enseñanza. La pedagogía es un tema central del argumento de Ortega en Misión. Los profesores de la universidad deben ser consciente de la individualidad de cada alumno, pues cada alumno va recorriendo un camino con una historia personal y con una respuesta individual a la experiencia de la educación superior. Por lo tanto, el mensaje principal del texto es de capacitación y guía, un estímulo para aprender y razonar. La función de la universidad no es moldear y capacitar para una carrera o profesión específica y preconcebida. Apropiadamente para un filósofo que se preocupa seriamente por los efectos modeladores de las personas que se involucran en circunstancias cambiantes, aconseja la enseñanza en grupos pequeños e individuales, que incluso pueden ofrecer asistencia voluntaria. Ortega dirige la atención de los profesores universitarios a las lecciones de historia. La vida pública para la que la universidad prepara al estudiante es impredecible. El estudiante debe experimentar el aprendizaje sin visiones rígidas del futuro. Ortega justifica este énfasis con un resumen antropológico. Las sociedades primitivas tenían, y aún tienen, menos que aprender y, por lo tanto, su aprendizaje se puede adquirir fácilmente, pero las sociedades modernas y sus economías tienen demandas complicadas y experimentan rápidos períodos de cambio. La universidad es, por tanto, un agente necesario para influir en el complejo mundo en el que vivimos ahora. Sin embargo, quienes enseñan en las universidades del mundo moderno deben ser conscientes de lo estrictamente necesario para sus estudiantes, para que su aprendizaje sea completo, comprensivo y no superfluo. Los profesores universitarios no deben dedicarse principalmente a la investigación, deben estar vigilantes de nuevas formas de conocimiento a expensas de sus funciones docentes. El propio Ortega escribió sobre la economía y la escasez de aprendizajes, y los escritores sobre el plan pedagógico de Ortega han dado el título de “una parsimonia de aprendizaje” a esta doctrina de un esquema controlado de enseñanza y aprendizaje. Ahora podemos pasar a las preguntas interrelacionadas: ¿qué aprende el estudiante individual y cómo puede la universidad ofrecer relevancia pero no especialización? Ortega establece rápidamente la palabra "cultura" como el corazón de su propuesta de un nuevo plan de estudios universitario. Llegados a este punto, debemos dejar de lado los significados actuales de este término. Para Ortega significaba mucho más que un sustantivo colectivo para las artes, o incluso para una forma de significado sociológico, como un sentido de experiencia colectiva. Consideró que el uso de la "cultura" en su propio tiempo estaba desgastado, aunque eligió reeditarlo en su propia interpretación de diversas maneras. Por ejemplo, al explicar su propuesta para el plan de estudios de la universidad, aplicó la "cultura" a toda la gama de estudios en los que había un componente científico, así como otros componentes académicos.  El término de las grandes disciplinas culturales "tiene ecos de la ciencia alemana". El proyecto de Ortega consistió en cinco sectores del conocimiento humano (ponemos entre paréntesis los términos equivalentes a la educación tradicional): 

1. El esquema físico del mundo (física); 

2. Los temas fundamentales de la vida orgánica (biología); 

3. El proceso histórico de la especie humana (historia); 

4. La estructura y funcionamiento de la vida social (sociología); 

5. El plan del universo (filosofía). 


Ortega rechaza las disciplinas especializadas contemporáneas dominadas por la investigación científica y la preparación para las profesiones. Era claro en cuanto a las exigencias que la vida moderna suponía sobre la investigación y la publicación científicas, pero también con calmabargumentó que la actividad podría progresar con bastante facilidad fuera, cerca de los muros de la universidad, por así decirlo, pero sin dominar el núcleo del aprendizaje en el corazón de la universidad. “Personalmente, debería hacer una Facultad de Cultura, el núcleo de la universidad y de toda la educación superior[6]”. Esta colección cultural no debía estar repleta de información o técnicas especializadas, porque el contenido debe ser selectivo en cada área disciplinaria y, por lo tanto, debe estar relacionado con los requisitos del alumno individual. El plan de estudios justificaba esta parsimonia sobre la base de que la universidad debería aspirar a ser un principio edificante en el mundo moderno, no un arsenal explosivo de conocimientos. Reclutó un dicho de Goethe para confirmar su nueva doctrina curricular y sus beneficios para la formación del alumno: "Libérate de lo que te sobra". 


Este manuscrito, esperamos,transmita la seguridad de Ortega de que el propósito y el tono de la universidad ideal son tanto un alejamiento de los estudiantes de la acción social inmediata como, a la inversa, también equipar al estudiante para un compromiso postuniversitario con la acción social. Su atención a la historia lo hizo consciente de que los estudiantes graduados enfrentarán nuevas amenazas en su participación en la acción social. Sin embargo, su esquema puede dotar al alumno de la capacidad de vivir con autenticidad, de modo que lo desconocido pueda enfrentarse con eficacia. Los pensadores existencialistas de su tiempo también identificaron la naturaleza impredecible y arriesgada de la vida, algunos con una oferta de la euforia del riesgo, pero el enfoque de Ortega en la imprevisibilidad de la vida es diferente. Tiene mucho interés en fomentar la confianza, no el pesimismo, como lo ilustra una notable figura retórica de su ensayo en La deshumanización del arte. “En busca de Goethe desde adentro'', en el que juzga que la vida es en riesgo de “naufragio permanente”, pero con seguridad para algunos. Sin embargo, no es la sensación de naufragio o el miedo a la incertidumbre, sino el movimiento de los brazos del náufrago lo que lo mantiene a flote. La propuesta de Ortega es que, con la preparación adecuada, en un estado de incertidumbre, el egresado debe poder actuar adecuadamente. La humanidad tiene el poder de hacerse a sí misma. Esta es una doctrina del vitalismo: “Sea original o plagiario, el hombre es el novelista de sí mismo”. La humanidad no tiene una naturaleza biológica fija, pero "lo que tiene es... historia". La historia es un punto fijo de fiabilidad para un viaje hacia el futuro. El esquema de educación universitaria de Ortega está diseñado como cultivar el potencial, basado en dónde comienza el estudiante, no, como en las habilidades modernas y el plan de estudios relacionado con el empleo, en dónde debe terminar.


Seguimiento y ampliación de la misión 


Cuando Ortega regresó a Europa después del final de la Segunda Guerra Mundial, y en visitas a Estados Unidos y Puerto Rica, su participación en nuevas esferas de la educación superior implicó avances interesantes en la educación de estudiantes adultos. Sus años en el extranjero habían respaldado sus compromisos con el deber público del filósofo y, por lo tanto, habían ampliado su interés por las nuevas estructuras institucionales para la educación superior. Su residencia en Argentina, donde estuvo involucrado en políticas de liberación para el cambio en las universidades, incluyó contactos con pensadores sudamericanos y con el antes llamado José Gaos, entonces enseñando en México, con el Padre Ignacio Ellacuria SJ en la Universidad Jesuita de San Salvador, y con Xavier Zubiri, cuyos ensayos en español se distribuyeron ampliamente en América Latina. Junto con filósofos de los Estados Unidos, desempeñaron su papel en su visión en expansión de una Filosofía de la Educación Superior. Como la misión argumenta en el libro de ese nombre, estas nuevas iniciativas de Ortega en la educación superior tenían como objetivo cultivar un hábitat productivo para el aprendizaje. Significativamente, el propio Ortega escribió que estas instituciones fueron diseñadas "para aprender lo que no se enseña porque todavía nadie sabe cómo". Su papel fundamental era involucrar a una audiencia participativa cuyas discusiones se "expandieran", fertilizadas por la "convivencia", es decir, socialización de las ideas. Su campo de discusión fue, nuevamente para usar el término clave de Ortega, las ciencias humanas. Ya en 1948, a pesar de la continuación de Franco en el cargo, Ortega pudo fundar un Instituto de Humanidades en Madrid, con la ayuda de su alumno/discípulo, Julián Marías, y más tarde en la Sala Nueva, Serrano. Hubo invitados internacionales en los eventos de apertura, incluidos Arnold Toynbee y Gabriel Marcel. Debido a que Ortega había tenido anteriormente una relación valiosa con las facultades de la Universidad de Chicago, pudo regresar allí y ayudó a extender lo que, en efecto, había sido una escuela influenciada por Ortega en el Instituto Aspen. Se promovieron instituciones similares bajo su influencia en Puerto Rica y en Darmstadt en Alemania. Estos Institutos involucraron nuevos roles para las universidades y para su personal, relacionados con una serie de temas filosóficos de Ortega elaborados en Misión. Una vez más, el papel preeminente del estudiante era apartarse de la acción social, conversar con otros en esta comunidad especial y experimentar las ciencias humanas, antes de desarrollar una vida de acción social. Debían estar mejor armados para ayudar a las comunidades en las que trabajaban, y así evitar el manto mortal de la experiencia masiva.


13.3 Ortega y Gasset en la formación de la educación superior 


Cualquier consideración de la contribución de un filósofo al pensamiento sobre la naturaleza y función de la educación superior tiene al menos dos aspectos. Una es la evidencia de la influencia directa del filósofo sobre otros pensadores. El segundo es el impacto práctico y real de los pensamientos del filósofo sobre la propia institución de educación superior y su posición en las diversas comunidades de la sociedad. Ambos aspectos del pensamiento de Ortega en la misión y en las iniciativas posteriores deben ser considerados en el contexto de los cambios masivos a nivel mundial en las organizaciones educativas y sus funciones que han tenido lugar desde el final de la Segunda Guerra Mundial. influencia sobre quienes recibieron y acogieron la filosofía de la educación superior de Ortega. Como se indicó anteriormente, los viajes y comunicaciones de Ortega, primero en el exilio y luego a partir de 1945 con otros estudiosos y sus instituciones estaban en tres continentes. Muchos eran o habían sido ciudadanos de España. Poco a poco, los pensadores contemporáneos de otros lugares identificaron su deuda con él. Uno fue Martin Heidegger. Él también fue influenciado por el pensamiento de Edmund Husserl y el desarrollo de la Fenomenología con su cuestionamiento sobre "¿cómo es ser humano?" O sobre la Ontología/la naturaleza del ser. El propio desarrollo de la filosofía de Heidegger partió en una dirección diferente a la inspiración original de Ortega, aunque en sus escritos posteriores desarrolló un interés en el papel de la comprensión poética de la experiencia humana, que también exploró un seguidor moderno clave de Ortega. En el Reino Unido, hubo referencias ampliamente difundidas, como Crisis in the University de Walter Moberly (1949) y J.H. Plumb's Crisis in the Humanities (1964). También noto el reconocimiento de la influencia de Ortega en el erudito literario F. R. Leavis de Downing College, Cambridge. Un estudio influyente de Leavis que fue relevante para el tema de Ortega es La educación y la universidad: un boceto para una escuela de inglés. Se publicó por primera vez en 1943, pero se revisó y se volvió a publicar en 1979 en respuesta a las principales reformas universitarias de la posguerra, y en su rechazo de la noción de “dos culturas '', que luego se discutió ampliamente (en el que se estaban llevando a cabo las ciencias naturales). que tiene un estatus cultural equivalente al de las humanidades). En los Estados Unidos, hubo traducciones influyentes del trabajo de Ortega en una variedad de campos, pero todas con atención a cómo las universidades de una nación pueden crear individuos socialmente activos. Nos referimos a las traducciones de Marías (1970), Ferrater Mora (1957) y Kaufmann, así como a estudios apreciativos de su influencia en universidades como la Universidad de Chicago[7]. Como ejemplos del alcance del pensamiento de Ortega sobre los roles de los filósofos y los procesos universitarios de formación individual, ahora seleccionamos brevemente a dos pensadores, uno contemporáneo y otro alumno de Ortega y el otro desarrollador de su pensamiento. Es valioso para quienes estudian el impacto de Ortega considerar el trabajo y la vida de María Zambrano, tanto por su atención en su propia escritura y enseñanza de los temas de Ortega, como por su influencia en la educación superior española y sudamericana. Su texto autobiográfico, Delirium and Destiny, relato de una vida inspirada en el pensamiento de Ortega, fue publicado en español en la década de 1950. Luego fue actualizado en una publicación de la Fundación María Zambrano en Málaga en 1989, y luego llegó a un público más amplio, particularmente en los Estados Unidos, con una traducción de Carol Maier titulada Delirium and Destiny: A Spaniard in her veinte (1999). A mediados de la década de 1930, Zambrano cursó cursos impartidos por Ortega durante un año que pasó en Madrid. Ortega supervisó su doctorado en filosofía sobre Spinoza. Como su maestra, fue exiliada de su propio país durante la Guerra Civil y en los años siguientes. Cruzó a Francia con el poeta Antonio Machado en 1939, quien murió allí en un campo de concentración. Zambrano escapó, para viajar y enseñar en UMSNH en México, Cuba y Puerto Rico. Regresó del exilio 45 años después, y fue entonces cuando enmendó el borrador de la vívida historia de su vida, reduciendo sus fuertes connotaciones políticas anteriores. Roberta Johnson lo describe como "lo más parecido a una novela que haya escrito[8]". 


13.4 Su enseñanza y escritura


Genera colecciones publicadas en las décadas de 1950 y 1960 con títulos y contenidos ricos en el pensamiento de Ortega: El hombre y lo divino, Persona y democracia, y El sueño creativo. La influencia de Ortega es directamente observable de muchas maneras en la influyente escritura de Zambrano, pero ella siguió una nueva dirección de pensamiento, estimulada directamente por su amplia experiencia en América del Sur y Central y, finalmente, por su regreso a España. El segundo es su adaptación de la noción de razón vital de Ortega. La verdad, afirmó, no solo debe buscarse por la razón, sino también para ser descubierta dentro de uno mismo. Usó un término inclusivo para esta nueva fuente humana interna: "Razón poética". Este fue un nuevo compromiso filosófico habilitador, un elemento importante, entre otras experiencias internas como los sueños y la fe religiosa, es la experiencia literaria. La experiencia individual de las artes (tenga en cuenta el plural) puede mejorar la oportunidad de un individuo para relacionarse con el mundo. Encuentro desarrollos continuos de la extensión de Zambrano de lo poético a la razón y del pensamiento de Ortega, primero en las obras posteriores de Martin Heidegger y ahora en Not For Profit: Why education needs the humanities de la profesora Martha C. Nussbaum[9]. Nussbaum, profesor de la Universidad de Chicago, ha enseñado tanto en India como en Estados Unidos. El título de su libro y su respaldo a la educación para la acción social crean ecos de Ortega.


El impacto del pensamiento de Ortega en las reformas educativas 


Pasamos ahora de ejemplos de la influencia directa de Ortega en pensadores individuales, para considerar cómo, después de su muerte, su pensamiento sobre la misión de la universidad puede ser identificado en la acción pública en el sistema educativo de la década de 1960 y en adelante, cuando las instituciones de educación superior del mundo estaban experimentando una gran expansión y reforma. Un lector que busca influencia filosófica en las fuentes para enfatizar qué y cómo se debe enseñar a los estudiantes es, en cierto sentido, como un arqueólogo que busca artefactos relevantes para una cultura académica. ¿Qué pedernales del pasado de Ortega se van a sacar de las grandes declaraciones públicas de reforma universitaria? Como en el resto de Europa, en Gran Bretaña había una necesidad urgente de nuevas instituciones y reforma de las estructuras existentes para hacer frente no solo a la expansión del número de estudiantes sino también a los nuevos conocimientos tecnológicos y científicos. En 1963, el gobierno británico publicó una serie de propuestas. El Informe Robbins, que lleva el nombre de su presidente, surgió de investigaciones oficiales con líderes universitarios existentes, políticos, funcionarios públicos y otros, y muchas de sus propuestas se establecieron muy rápidamente La escala de expansión resultó inicialmente en siete nuevas universidades de campo verde y la conversión de colegios de tecnología en universidades técnicas, así como la mejora de las escuelas superiores politécnicas para crear un sistema binario (acompañado por la fundación del Consejo de Premios Académicos [CNAA] como autoridad de designación de los estándares de grado). También se instituyeron reformas en los cursos universitarios de formación de profesores.


Inevitablemente, el informe contiene muchas líneas de pensamiento. Las cuestiones planteadas en Mission, aunque no se reconocen directamente, son evidentes en algunas propuestas. Como Ortega, vio el propósito de la universidad en generar hombres y mujeres cultos "para asuntos del mundo", pero no para la conformidad con las categorías tradicionales. Los graduados de los nuevos sistemas, sugería el informe, estarían "preparados para la acción creativa". Las propuestas sobre el plan de estudios también mostraron huellas de Ortegan. Alentó las propuestas, que ya había identificado en los sistemas universitarios tradicionales escoceses de "cursos amplios". A los estudiantes se les debe enseñar en un plano de generalidad que haga posible su aplicación a muchos problemas ”. También se destacó el requisito de que los profesores universitarios sigan adquiriendo competencias docentes de disertación. Sin embargo, el informe estaba firmemente comprometido con el fomento de la investigación dentro de la estructura universitaria.


13.5 Conclusiones


Como alguien que escucha una sinfonía moderna y rastrea temas de una época musical lejana, concluyo con observaciones personales sobre la relevancia del pensamiento de Ortega para las universidades de hoy. El rápido crecimiento del desarrollo de la educación superior, su naturaleza variada, su importancia internacional, incluso su mismo nombre, son aspectos del cambio que ha tenido lugar y continúa ocurriendo. Estos importantes desarrollos han estado lejos de ser planeados y aceptados sin problemas. De hecho, la universidad ha sido y sigue siendo vista como foco de dudas, desacuerdos y disensiones, sobre todo en su papel en la preparación de los futuros líderes de la sociedad. Tanto interna como externamente, las comunidades universitarias se han visto seriamente divididas por argumentos entre ideologías en competencia, como la mercantilización, los imperativos de investigación y los modelos conflictivos de la comunidad académica deseable. El estudio de Ronald Barnett, Beyond All Reason: Living with ideology in the university (2003) presenta un análisis sombrío de estas características divisorias de este período moderno, aunque sus conclusiones sobre lo que una universidad liberal tiene para ofrecer son esperanzadoras[10]. Sus conclusiones positivas son similares a dos principios de Ortegan. Uno es la base filosófica de la razón que se aplica a la acción social y el otro es su argumento a favor de los valores de fomentar la individualidad en el contexto de una sociedad del aprendizaje que involucra a los maestros y enseña en prácticas discursivas científicas. Terminamos con lo que consideramos el mensaje principal de Ortega, la responsabilidad de la universidad por la experiencia del estudiante. En los últimos años, esto no solo se ve desafiado por el aumento del número de estudiantes, sino también por uno de los temas polémicos relacionados con la forma en que los estudiantes deben conducir sus vidas y sus compromisos como estudiantes. Una diferencia significativa en muchas naciones entre la era moderna y la propia experiencia de Ortega de la vida universitaria es que nos hemos acostumbrado fácilmente al hecho de que los estudiantes de 18 años ahora son adultos: votantes, capaces de ganar dinero y endeudados, y considerados como elementos políticos y de marketing en muchos sistemas sociales materiales. "Política estudiantil" es una frase familiar y es uno de los muchos desafíos para los líderes universitarios y su profesorado. 


El pensamiento de Ortega sobre la pedagogía sigue siendo relevante. El egresado no es producto de un procedimiento de producción en masa. Inevitablemente, los gobiernos nacionales tienen como objetivo llevar la educación universitaria al mundo moderno y también gestionan los procedimientos para el apoyo financiero de la universidad. En el Reino Unido, por ejemplo, las universidades son actualmente probadas y evaluadas por un esquema nacional, su Marco de Excelencia Docente. Sin duda, este sistema con sus implicaciones económicas ha hecho que las direcciones universitarias consideren de diversas formas y presten mayor atención a la naturaleza de la docencia universitaria y sus resultados. El estado requiere información, que se recopila en un sistema organizado a nivel nacional para justificar la marca de calidad que reclaman los departamentos universitarios. Inevitablemente, los métodos de análisis que se encuentran en el corazón de la evaluación han sido objeto de críticas, por lo que para algunos ha tenido apariciones de encuestas de satisfacción comercial. Sin embargo, el esquema y el motivo de su puesta en marcha han vuelto a plantear los principios básicos que Ortega llamó la atención pública en su misión, que es qué aprende el alumno e igualmente cómo aprende el alumno están en el centro del proceso de preparación para una vida pública activa. Al leer los comentarios de los líderes universitarios, noto que se están tomando medidas para reforzar las estructuras colegiales residenciales tradicionales, porque son conscientes de que los esquemas de evaluación docente no han tenido en cuenta el lugar donde viven los estudiantes su experiencia intelectual, así como aprender en una comunidad dedicada a la disertación. La cuestión de la investigación y su relación con la universidad como comunidad total es ahora, por supuesto, un tema muy diferente al que consideraba Ortega. Para ser claros, la doctrina curricular de Ortega era que el conocimiento orientado a la investigación, con su búsqueda del pensamiento especializado, tenía una estructura propia, no relevante para el estudiante de pregrado, porque consideraba que su búsqueda de la verdad especializada no era aplicable a los requisitos de una pedagogía sabia. Sin embargo, hay un área importante de aprendizaje que va más allá de la preparación de los estudiantes para el viaje de toda una vida. En el mundo actual de la educación superior, un sector de aprendizaje a tiempo parcial para una amplia gama de grupos de edad florece de muchas formas. Creemos que tiene una deuda con la experiencia de Ortega en lo que llamamos Educación de Adultos y en lo que construyó como Institutos de Educación. En particular, muchos esquemas nacionales de aprendizaje a tiempo parcial para adultos continúan teniendo una participación significativa a nivel universitario. La British Open University, establecida por decisión gubernamental a fines de la década de 1960, es pertinente aquí. El esquema desde el principio estuvo involucrado en las primeras etapas del material informativo televisado y luego en otras formas de sistemas relacionados con la informática, pero hubo y aún permanece un proceso por el cual los estudiantes que cursan las titulaciones a través de este sistema tienen contacto con un tutor y hay cursos residenciales cortos significativos. Estos y muchos otros desarrollos de la educación de adultos contienen más que un rastro de la doctrina de Ortega de que el aprendizaje depende de una retirada de la actividad pública normal con los beneficios de apartarse temporalmente con otros. En el Yo y el otro (Ortega 1968) subraya que el intelectual debe poder "abstraerse en la reflexión[11]". La alternativa a este modo de abstracción es el "sonambulismo frenético" cuando las amenazas de la vida se apoderan del espíritu humano. De nuevo, la misión de Ortega para el aprendizaje no es mirar hacia adentro, porque eso resulta en consecuencias tan espantosas, sino hacia afuera, "una fuerza espiritual en acción". El continuo don de Ortega al futuro y a la idea de la universidad es su estilo filosófico. Concluyo con la opinión de que, a través de su influencia en el pensamiento sobre la universidad, hizo más que muchos de sus predecesores para estimular una nueva prioridad para la consideración del aprendizaje humano. Como la mayoría de los filósofos, utilizó la filosofía para explicar, pero, más que eso, preparó a sus lectores y a los que enseñó para lo que está por venir. Una cita de Ortega pinta típicamente un retrato: “el hombre como una especie de centauro ontológico” porque estamos ante una entidad cuyo ser no consiste en lo que ya es, sino en lo que todavía no es[12]. Este estilo de filosofía, basado en una visión del mundo por delante, con especial atención a las lecciones de la historia, lo convirtió en el modelo de la disciplina en la que ahora nos regocijamos: una rama útil y optimista del aprendizaje.


Referencias


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[9] Lambrechts, Wim. (2020). Learning 'for' and 'in' the future: on the role of resilience and empowerment in education.

[10] Bloland, Harland. (2004). Beyond All Reason: Living with Ideology in the University. The Journal of Higher Education. 75. 709-712. DOI:10.1080/00221546.2004.11773584.

[11] Lorvellec, Yves & Pierre, Christian. (2011). Ortega y Gasset. 

DOI:10.3917/micha.pierr.2011.01.

[12] Vieira, Américo & Dias, Guilherme. (2020). Revisitando Ortega y Gasset. 1. 25.

 

 

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Autores:

Eduardo Ochoa Hernández
Nicolás Zamudio Hernández
Lizbeth Guadalupe Villalon Magallan
Mónica Rico Reyes
Abraham Zamudio Durán
Pedro Gallegos Facio
Gerardo Sánchez Fernández
Rogelio Ochoa Barragán