Texto académico

Deslizándose por las letras

 

 

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15. Escritura y realidad


La escritura en la ciencia de la ingeniería nos dice, solo lo que se construye con conceptos se puede y se sabe qué es. Es la actividad de escritura que se basa en reconstrucción y aplicación de estructuras de información puras, ontológicas, técnicas y literarias. Escribir es conocimiento si esta actividad alcanza a reconstruir el objeto real o ideal en modo sintético, y además, evalúa su dominio efectivo en la realidad conocida y cognoscible. Lo dado para la escritura es la afirmación de que los conceptos nacen de la experiencia preconceptual en un irresuelto de contradicciones de términos en lo cognoscible. Esta dominancia práctica demuestra que la aplicación consiste en la finalidad hecha de materiales de la experiencia bajo el juicio de influencia de una razón práctica generadora de ideas. El creativo de la razón práctica necesita como agente moral espontaneidad de autonomía para explorar subordinando la epistemología al propósito del arte. De este modo la escritura en la ingeniería es realmente un estado existente de cosas, una visión analítica normativa del espacio de razones de lo eficaz.


La escritura de la ingeniería es el espacio creativo de los propósitos como consecuencia de la autonomía en la exploración racional de la realidad, cuya ética dominante son los fines de la construcción material de la civilización. La ingeniería escribe el máxime de los propósitos humanos a modo de objetos de representación de una nueva plataforma de creatividad sobre lo real. Esto tiene sentido si sus aprendices formulan construcciones racionales sobre objetos prácticos, cuyos conceptos organizados analíticamente como sistemas, son reclamados como suyos a través de la reconstrucción práctica eficaz. Así que las matemáticas son respecto del pensamiento un complimiento del éxito de los propósitos. No es una suerte de nombrar a algo de un modo distinto para que sea innovador, sino una cuestión de nuevos actos de interacción que no agotan el tipo de operación con lo que lo rodea. 


¿La realidad es acaso una ilusión por consenso y nada más que eso?, ¿quiénes somos en el lugar que guardamos en el universo?, ¿acaso somos la estructura de información ontológica que da disposición a cada átomo de nuestro cuerpo? o más allá de las ecuaciones ontológicas, ¿somos lo que pensamos, deseamos o inventamos distinto al orden de la realidad material dada?. Nuestra existencia, al parecer en el acto de pensarla, es el paso de una mónada a otra en otro nivel de realidad, donde cada paso nos conduce más cerca de la nada o del infinito, en otras palabras, pensar la existencia es una aproximación infinita de existenciales ontológicos hipotéticos deductivos. Es decir, lo que para uno existe es producto de la experiencia de lo cognoscible por nuestra mente biológica, así que mediciones, reflexiones y razones crean y reclaman hacer coherente todo existencial como un sistema enunciado en lo real. La mente es biológica, por esta razón pensamos, ¡el universo no existe!, lo que existe es lo que la matemática ontológica determinista y de probabilidad permiten en términos de coherencia en sentido estricto, ser racional sin contradicción ontológica para nuestra especie. 


En principio, el hombre antiguo creó mitos, religiones y conceptos en una especulación sobre magia y dioses, este efecto sobre el colectivo da forma a la humanidad como empatía necesaria para lo social complejo. La ciencia, el arte y la filosofía son la metamorfosis incansable aplicada a ese imaginario colectivo primitivo que parte de interacciones simples y deducciones de la más corta complejidad racional en la prehistoria; hasta la posmodernidad, con su poder de caminar en lo ultra complejo, sin lograr que nuestro desarrollo en términos de pensamiento y conocimiento posmoderno, en lo absoluto aseguramos, haya logrado destruir en lo categórico esa ilusión colectiva de lo real. El deslumbramiento de lo real, es un consenso de pensamiento y observación científica, lo real es una propuesta colectiva de la narrativa de hipótesis deductiva de la teoría del universo. La propuesta es del tipo discursiva, empleando lenguajes naturales y artificiales, dicho de otro modo, el discurso de una civilización es el estado de cosas que inventan a la realidad, determinado por la dinámica de sus individuos en cognición. La literatura científica, de ficción, …,  toda ella, es la que inventa la realidad. Tome en cuenta a favor de esta idea, que no hay tal cosa llamada universo, que la base axiomática de la matemática humana es innata y biológicamente dada, y de ello depende la naturaleza de la lógica con que damos sentido a ese imaginario de lo real. Entonces, cómo podemos quitar todo lo que nuestra mente agrega innatamente al acto de averiguar cómo es realmente cada existencial de la realidad, si la propia biología ya nos determinó el proceso de ramificación racional del conocer.