Texto universitario

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Módulo 3 Teorías de la violencia contra las mujeres   


 

 

3.1 Teoría de la impotencia aprendida


Esta teoría se ha utilizado para explicar el comportamiento de las mujeres maltratadas[1]. Walker (1979) aplicó esta teoría para estudiar el comportamiento de las mujeres maltratadas y concluyó que el abuso continuo y repetido resulta en que se minimiza la motivación de la mujer para responder y refuerza su pasividad[2]. Walker sugirió que la violencia doméstica afecta negativamente la capacidad cognitiva de una mujer para percibir el éxito y le hace creer que su acción no puede generar un resultado positivo. Como resultado, ella no trata de dejar una relación abusiva. Además, una sensación de pérdida de control e impotencia desarrollada en la infancia hace que las personas, especialmente las mujeres, sean más vulnerables al abuso físico y sexual en la vida adulta[3]. La impotencia aprendida también puede explicar por qué las mujeres mismas justifican la violencia, como, por ejemplo, la mayoría de las mujeres maltratadas en el estudio de la OMS: quienes justificaron las palizas en diversas condiciones, como no completar las tareas domésticas de manera efectiva, rechazar el sexo, desobedecer a un esposo o ser infiel[4].


3.2 Teoría de la violencia por control de coerción


Esta teoría denota un patrón de conducta emocionalmente abusivo caracterizado por intimidación, coerción y control junto con abuso físico en una relación íntima[5]. Se refiere a un patrón de control y manipulación de un compañero sentimental por el otro y cómo el compañero coercitivo mantiene a la víctima bajo escrutinio y establece las reglas en la relación. El incumplimiento de tales reglas a menudo resulta en acciones punitivas contra la víctima[6]. El abusador usa una o más tácticas como la intimidación, el abuso emocional, el aislamiento, la minimización, la negación y la culpa, especialmente cuando la instauración de control involucra niños, la afirmación del privilegio masculino, el abuso económico, la coerción y las amenazas son medios para mantener a la víctima bajo su control. Este tipo de abuso se describió por primera vez como "Terrorismo patriarcal", seguido de "Terrorismo íntimo", y ahora se conoce como Control Coercitivo de Violencia. Este tipo de abuso es más severo, es progresivo con el tiempo y ocurre con más frecuencia. En las relaciones heterosexuales, se perpetúa con mayor frecuencia por los hombres[7], aunque existe evidencia que sugiere que las mujeres también suelen aplicarlo a los hombres. 


3.3 Teoría de la violencia como resistencia


La víctima de la violencia utiliza este tipo de violencia para resistir la violencia de un compañero controlador coercitivo. Otros términos utilizados para describir este tipo de violencia incluyen resistencia femenina, violencia resistiva/reactiva, autodefensa[8] y síndrome de mujeres maltratadas[9]. Johnson explicó que un hombre o una mujer pueden recurrir a la violencia en un intento por detener la violencia o defenderse por sí mismos[10]. Para muchas mujeres, el uso de violencia autoprotectora puede ser casi automático y ocurre tan pronto como el perpetrador comienza a usar la violencia. Sin embargo, la mayoría de las mujeres descubren rápidamente que responder con violencia es ineficaz y, de hecho, puede empeorar la situación y pueden terminar sufriendo lesiones más graves. Si bien, se han realizado muchas investigaciones para explorar el comportamiento resistivo violento de las mujeres que asesinaron a sus parejas íntimas, la investigación sobre el comportamiento resistivo de los hombres aún es escasa.


3.4 Teoría de la violencia situacional de pareja


Esto se refiere al tipo de violencia entre parejas cuando un individuo puede ser violento y no controlador en una relación con una pareja no violenta o una pareja violenta pero no controladora[11]. Es el tipo de violencia más común en la población en general, y puede ser perpetrado por hombres o mujeres. Este tipo de abuso surge de situaciones, argumentos y conflictos entre parejas, que luego se convierten en abuso físico[12]. Tal abuso resulta de la incapacidad de uno o ambos socios para manejar el conflicto o la ira. La frecuencia e intensidad de la violencia no aumenta con el tiempo y generalmente implica formas menores de violencia. Puede consistir en actos verbalmente abusivos como maldecir, gritar, insultos y acusaciones de infidelidad. A diferencia del control coercitivo, no tiene un patrón crónico de conductas de control, intimidación y acoso. Otros términos utilizados para describir este tipo incluyen Violencia de pareja común, Violencia interactiva de control masculino y Violencia motivada por conflictos[13].


3.5 Teoría de la violencia mutua por el control 


Este tipo de violencia ocurre cuando ambos socios son violentos y controladores, también conocidos como dos terroristas íntimos. Es un tipo raro de violencia y no se sabe mucho sobre sus características, frecuencia y consecuencias[14].


3.6 Teoría de la violencia instigada por separación. 


Este tipo de violencia ocurre en parejas que están en proceso de separación y divorcio[15]. Estas parejas normalmente no tienen antecedentes de violencia en su relación y los episodios violentos se desencadenan en respuesta a experiencias traumáticas en el momento de la separación. Dichas experiencias incluyen encontrar el hogar vacío después de la partida, humillación e insulto del cónyuge (y tal vez de los hijos), enfrentadas como resultado de la separación y el divorcio (especialmente si la persona es una figura conocida) y acusaciones de abuso sexual. La violencia en tal situación representa una pérdida atípica y grave de control psicológico. Dicha violencia generalmente se limita a una o dos formas leves o más severas de episodios violentos durante el período de separación. Visto simétricamente tanto en hombres como en mujeres, es más probable que este tipo de violencia sea perpetrada por el cónyuge que queda y/o se sorprende por la acción de divorcio y se siente rechazado. Las diversas formas en que una persona puede reaccionar incluyen arremeter, arrojar objetos al cónyuge, destruir bienes e intentar intimidar al cónyuge o a su nueva pareja a través de diversos actos que incluyen deslizarse lateralmente (golpear al costado al pasar) o dañar su automóvil[16].


3.7 Síntesis del marco teórico 


Esta perspectiva sociológica supone el origen de la violencia en la familia, por las diferencias en la posesión de recursos de hombres y mujeres, el conflicto en la familia y el estrés como factores explicativos. Finalmente, el marco ecológico anidado analiza varios factores en varios niveles de la familia, la comunidad y la sociedad para explicar el fenómeno de la violencia en las relaciones íntimas. La revisión deja en claro que ninguna teoría o factor único puede explicar completamente la violencia doméstica contra la mujer, pero cada perspectiva contribuye a la explicación y proporciona una visión importante sobre el tema del abuso. Cada uno también tiene sus limitaciones, por lo que, para comprender esta violencia, puede ser útil recurrir a múltiples explicaciones teóricas. 


En resumen, estas teorías tienen un enfoque de clasificación, no es la gravedad o la frecuencia de la violencia, sino la presencia o ausencia de control[17], aunque el abuso físico es frecuente en los cinco tipos, la constante es la pérdida de control[18]. El diálogo imaginativo que produce la literatura y el lenguaje de disertación fortalecen el autocontrol del individuo[19]. 


Producir un declive en la violencia contra las mujeres en el contexto doméstico[20] pasa por la educación del autocontrol. Pero, esto no limita que el efecto literario y racional en lo social sea mayor, como los resultados observados en la ciudad de Chicago[21] frente al racismo[22]. El autocontrol es una resistencia a emociones reactivas desproporcionadas[23], reforzar este aspecto de la conducta; la evidencia científica revisada sugiere en el sentido de Steven Pinker, que a mayor consumo de literatura, menor violencia. El efecto literario no sólo responde a mejorar nuestra capacidad de razonamiento, sobre todo hace frente al sesgo cognitivo provocado por emociones destructivas[24]. Una propuesta de este tipo, requiere un cambio radical de la estructura curricular de todos los niveles educativos, teniendo como énfasis producir un efecto intelectual de cada acción pedagógica. El aprendizaje responderá a una tradición intelectual, a una literatura académica construida en libertad por los docentes y a la promoción de la escritura de reflexión crítica como mecanismo de cambio social. 



Referencias


[1] Ball P, Wyman E (1978) Battered wives and powerlessness: what can counselors do? Victimology 2:545–557

[2] Walker LA (2006) Battered woman syndrome: empirical findings. Ann N Y Acad Sci 1087:142–157

[3] Walker L, Browne A (1985) Gender and victimization by intimates. J Pers 53:179–195

[4] García-Moreno C, Jansen HAFM, Ellsberg M, Heise L, Watts C (2005) WHO multi-country study on women’s health and domestic violence against women: initial results onprevalence, health outcomes and women’s responses. World Health Organization, Geneva

[5] Kelly JB, Johnson MP (2008) Differentiation among types of intimate partner violence: research update and implications for interventions. Fam Court Rev 46(3):476–499

[6] Beck CJ, Anderson ER, O’Hara KL, Benjamin GAH (2013) Patterns of intimate partner violence in a large, epidemiological sample of divorcing couples. J Fam Psychol 27(5):743

[7] Ansara DL, Hindin MJ (2011) Psychosocial consequences of intimate partner violence for women and men in Canada. J Interpers Violence 26(8):1628–164

[8] Boxall H, Rosevear L, Payne J (2015) Domestic violence typologies: what value to practice? Trends Issues Crime Criminal Justice (494):1

[9] Yllö K, Bograd M (1988) Feminist perspectives on wife abuse. Sage, Newbury Park

[10] Johnson MP, Leone JM (2005) The differential effects of intimate terrorism and situational couple

violence: findings from the national violence against women survey. J Fam Issues 26(3):322–

349. https://doi.org/10.1177/0192513x04270345

[11] Johnson MP (2006) Conflict and control: gender symmetry and asymmetry in domestic violence. Violence Against Women 12(11):1003–1018. https://doi.org/10.1177/1077801206293328

[12] Johnson MP (2008) A typology of domestic violence: intimate terrorism, violent resistance and

situational couple violence. Northeastern University Press, Lebanon

[13] Ellis D, Stuckless N (2006) Separation, domestic violence, and divorce mediation. Conflict

Resolution Quarterly 23(4):461–485

[14] Johnson MP, Ferraro KJ (2000) Research on domestic violence in the 1990s: making distinctions.

J Marriage Fam 62(4):948–963

[15] McKay TE, Lindquist CH, Landwehr J, Ramirez D, Bir A (2018) Postprison relationship dis- solution and intimate partner violence: separation-instigated violence or violence-instigated separation? J Offender Rehabil 57(5):294–310

[16] Kelly JB, Johnson MP (2008) Differentiation among types of intimate partner violence: research

update and implications for interventions. Fam Court Rev 46(3):476–49

[17] Anderson KL (2008) Is partner violence worse in the context of control? J Marriage Fam 70(5):1157–1168. https://doi.org/10.1111/j.1741-3737.2008.00557.x

[18] Johnson MP, Leone JM (2005) The differential effects of intimate terrorism and situational couple

violence: findings from the national violence against women survey. J Fam Issues 26(3):322–

349. https://doi.org/10.1177/0192513x04270345

[19] Bakhtin, Mikhail M. The Dialogic Imagination: Four Essays by M. M. Bakhtin. Trans. Caryl Emerson and Michael Holquist. Ed. Michael Holquist. Austin: University of Texas Press, 1981. Print.

[20] Barad, Karen. “Agential Realism: Feminist Interventions in Understanding Scientific Practices.” The Science Studies Reader. Ed. Mario Biagioli. New York: Routledge, 1998. 1–11. Print.

[21] Calderón, Hector. Narratives of Greater Mexico: Essays on Chicano Literary History, Genre, and Borders. Austin: University of Texas Press, 2005. Print.

[22] Holland, Sharon Patricia. The Erotic Life of Racism. Durham: Duke University Press, 2012. Print. Raising the Dead: Readings of Death and (Black) Subjectivity. Durham: Duke University Press, 2000. Print.

[23] Chentsova-Dutton, Yulia E., and Jeanne L. Tsai. “Self-Focused Attention and Emotional Reactivity: The Role of Culture.” Journal of Personality and Social Psychology 98.3 (2010): 507–19. Print.

[24] Damasio, Antonio R. Descartes’ Error: Emotion, Reason, and the Human Brain. New York: Putnam, 1994. Print.

 

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Autores:

Ochoa Hernández, Eduardo
Mendoza Hernández, Rosalia
Juárez Cisneros Gladys
Zamudio Hernández, Nicolás
Villegas Moreno Héctor Javier Anselmo
Fernández Gómez, Daniela
Ochoa Barragán, Rogelio
Borjas García, Salomon Eduardo
Cortez Rangel Juan Alejandro
Villalon Magallan, Lizbeth Guadalupe
Alemán Méndez, Marco Antonio
Muñoz Ruiz, Nestor Alejandro
Rangel García, Neftali
Zamudio Durán, Nicolás Abraham
Cruz Cendejas, Fatima Ariana
Rodríguez Caratachea, Miriam
Sánchez López, José Fabián
Pérez Díaz, Mitzi Arismel
Estrada López, Brittanny Dayan
Gallegos Facio, Pedro
Sánchez Fernández, Gerardo
Juárez Cisneros Roció